miércoles, 28 de diciembre de 2022

Santoral: Los Santos inocentes

La masacre de los inocentes (1824) - François-Joseph Navez
Colección privada - Imagen de dominio público


¡Oh gran don de la gracia! ¿De quién son los merecimientos para que así triunfen los niños? Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo. Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya consiguen la palma de la victoria.


De los sermones de san Quodvultdeus, obispo
(oficio de lectura 28 Diciembre)





De acuerdo al relato de San Mateo, el rey Herodes mandó a matar en Belén y sus alrededores a los niños menores de dos años, al verse burlado por los Reyes Magos, quienes regresaron a sus países por otra ruta para no revelarle dónde estaba el Mesías.

En el siglo IV se instituyó esta fiesta para venerar a estos niños que murieron como mártires. La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre, mientras que la latina, el 28.

Posteriormente, San Quodvultdeus, Padre de la Iglesia del Siglo V y Obispo de Cartago (norte de África), dio un sermón sobre este lamentable hecho.
“¿Qué temes, Herodes, al oír que ha nacido un Rey? Él no ha venido para expulsarte a ti, sino para vencer al Maligno. Pero tú no entiendes estas cosas, y por ello te turbas y te ensañas, y, para que no escape el que buscas, te muestras cruel, dando muerte a tantos niños”.
Más adelante el Santo le señala al rey asesino:

“Matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees que, si consigues tu propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente quieres matar a la misma Vida”.

“Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo; los padres hacen duelo por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos testigos suyos a los que todavía no podían hablar”.



Matanza de los inocentes (1450) - Frangelico
Fragmento del Relicario "Armario de la Plata"
Museo del Convento de San Marcos - Florencia


Es imposible establecer el día o el año de la muerte de los Santos Inocentes, ya que la cronología del nacimiento de Cristo y los acontecimientos bíblicos subsiguientes son muy inciertos. Todo lo que sabemos es que los infantes fueron asesinados dentro de los dos años después de la aparición de la estrella a los Sabios de Oriente.

La Iglesia venera a esos niños como mártires; constituyen los primeros mártires de la Iglesia muertos por el hielo de la persecución; no sólo murieron por Cristo, sino en su lugar (Agustín, “Sermon 10 De los Santos ).

En relación con ellos, el Apóstol recuerda las palabras del profeta Jeremías (31,15) hablando de la lamentación de Raquel. La tumba de Raquel, representante de las antepasadas de Israel, se encuentra en Ramá. Allí se congregaron los remanentes de la nación para ser conducidos al cautiverio. Igual que Raquel después de la caída de Jerusalén, desde su tumba lloraron los hijos de Efraín, de modo que ella llora nuevamente por los niños hombres de Belén. La ruina de su pueblo, conducido a Babilonia, es sólo un ejemplo de la ruina que amenaza a sus hijos ahora, cuando el Mesías va a ser asesinado y se ve obligado a huir de en medio de su propia nación para escapar a la espada del alguacil. El lamento de Raquel después de la caída de Jerusalén recibe su cumplimiento supremo a la vista de la caída de su pueblo, precedido por la matanza de sus hijos y el destierro del Mesías.


La matanza de los inocentes (1310) - Giotto
Basílica inferior de San Francisco de Asís


La Iglesia Latina instituyó la fiesta de los Santos Inocentes en fecha desconocida, no antes del final del siglo IV y no después del final del siglo V. Junto con las fiestas de San Esteban y San Juan, se halló por primera vez en el el Sacramentario Leonino, fechado alrededor de 485.

Los latinos guardaban esta fiesta el 28 de diciembre, los griegos el 29 de diciembre, los sirios y caldeos el 27 de diciembre. Estas fechas no tienen nada que ver con el orden cronológico del acontecimiento; la fiesta se celebra dentro de la octava de Navidad porque los Santos Inocentes dieron su vida por el Salvador recién nacido. Esteban, el primer mártir (mártir por voluntad, amor y sangre), Juan, el discípulo amado (mártir por voluntad y amor), y estas primeras flores de la Iglesia (mártires por sangre solamente) acompañan al Santo Niño Jesús cuando aparece en el mundo el día de Navidad. 

Únicamente la Iglesia de Roma da el nombre de Inocentes a estos niños; en otros países latinos se les llama simplemente Infantes y la fiesta tenía el título de “Allisio infantium”,  “Natale infantum”, o “Necatio infantum”.