martes, 31 de mayo de 2022

Preparando Pentecostés (II)

Explicación de la fiesta: 

Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos.
Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.
En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.
Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal.
¿Quién es el Espíritu Santo?

El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.

Símbolos del Espíritu Santo


Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego. La paloma, es en el Nuevo Testamento donde se hace mención especifica del Espíritu Santo, manifestándose bajo la forma de una paloma. Esto hecho tiene lugar durante el bautismo de Jesús en las aguas del rio Jordán tal y como se describe en Lucas 3, 21. En el Antiguo Testamento, más precisamente en el libro de Génesis 1, 2, se hace mención del Espíritu de Dios, que «aleteando» pasa sobre las aguas en el momento mismo de la creación del universo, por tanto es una alegoría de la presencia de Dios.

Nombres del Espíritu Santo
El Espíritu Santo ha recibido varios nombres a lo largo del nuevo Testamento: el Espíritu de verdad, el Abogado, el Paráclito, el Consolador, el Santificador.
Misión del Espíritu Santo
  • El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.

  • El Espíritu Santo habita en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al Padre y os dará otro abogado que estará con vosotros para siempre”. También, en 1 Corintios 3. 16 dice: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?”.
  • Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará maravillas en nosotros.
  • El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le aman.
  • El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.

(continuará)

Evangelio diario: 31-05-2022

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! 
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. 
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. 
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.


Comentario

Lucas nos presenta el relato de un encuentro de dos mujeres, María e Isabel. Este contacto de dos futuras madres es en realidad el primer encuentro de los dos hijos: Jesús con Juan, ambos son llevados en el seno de sus respectivas madres y ambos concebidos por la Gracia infinita de Dios para una misión salvadora. Estamos ante un suceso único que transformará nuestra historia, haciendo de ella Historia de Salvación

Las dos de diferente forma han acogido con gran generosidad y alegría lo inesperado y casi imposible racionalmente; las dos se han convertido en receptoras de vida, llevan en su vientre a los protagonistas del acontecimiento esperado por todos los creyentes.

El sí de María a Dios la lleva a salir de su casa, ponerse en camino a toda prisa y llegar a encontrarse con su prima Isabel Camina con alegría, se sabe habitada por todo un Dios. ¿Será que María siente la necesidad urgente de dejar actuar al hijo que lleva en su seno? Ella es la respuesta plena y sin dudas al Plan de Dios, y esto es lo que Isabel descubre y proclama al escuchar el saludo de María, “mi hijo ha saltado de alegría en mi seno” dice Isabel, y prosigue: “¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?, y sin esperar respuesta, solo iluminada por el Espíritu proclama una oración que ha llegado en la iglesia hasta nuestros días: “Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” ¡”Dichosa tú que has creído!”

La bendición de Isabel provoca una respuesta de acción de gracias. María canta su Magnificat, salmo de gratitud a Dios porque ha visitado y redimido a su pueblo. Cada día la comunidad cristiana lo repete, ojalá seamos conscientes de ello.

Santoral: Visitación de la Virgen María a Santa Isabel


La Visitación - Jacopo Pontorno (1528)
Iglesia de San Michele - Carmignano - Florencia


Cada 31 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Cerrar el mes dedicado a nuestra Madre de esta forma constituye una poderosa llamada a vivir el amor que la Madre de Dios hace a cada uno: como Ella salió al encuentro de su prima, nosotros también debemos salir al encuentro de quien nos necesita, llevando a Jesús en nuestro interior.

De acuerdo al relato evangélico, así como el ángel Gabriel le anunció a María que sería la Madre de Jesús, Redentor del mundo, así también le comunicó que su prima Isabel estaba encinta a pesar de ser mayor. Acto seguido, la Virgen fue en ayuda de su pariente Isabel, la que sería madre de Juan el Bautista, por un periodo de tres meses.

De los textos correspondientes del Evangelio surgen dos importantes oraciones: la segunda parte del Avemaría y el canto del Magníficat.

Cuando Isabel oyó el saludo de María, “el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: ‘¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno’”.

María, la sierva humilde y fraterna que siempre está dispuesta a atender a quien la necesita, respondió alabando a Dios por sus maravillas: “Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava…”

San Bernardo de Claraval señalaba que “desde entonces María quedó constituida como un ‘Canal inmenso’ por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones”.

lunes, 30 de mayo de 2022

Evangelio diario: 30-05-2022

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 29-33

En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús:
«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios».
Les contestó Jesús:
«¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».



Comentario

San Juan sitúa este diálogo entre Jesús y los Discípulos en el transcurso de la última cena. Están hablando en torno a la mesa y Cristo les anuncia que le van a dejar solo. Pero a la vez les tranquiliza porque el Padre estará con Él hasta el final. En estos últimos momentos de su vida en común los Apóstoles confiesan que le entienden, que ya no necesitan de parábolas. Sin duda el Espíritu Santo ha obrado en ellos la transformación. Y Jesús les advierte de los peligros del mundo y Él mismo se pone como ejemplo de que se pueden vencer. Es un claro llamamiento a que seamos como Él.

La escena no puede ser más enternecedora: un grupo de amigos hablando en confianza en torno a una mesa. Y así debe ser nuestra relación con Dios: cercana, íntima, sincera, sin miedo y atentos a sus palabras. En esos momentos el futuro es incierto para los Doce por más que el Maestro les haya venido anunciando cómo será su misión. En unas pocas horas se dispersarán, se esconderán, le negarán...

Desde el punto de vista humano es normal, pero ellos estaban llamados a “pescar hombres” y tras los primeros momentos de estupor asumirán el mandato de Jesús. Y para ello será fundamental la intervención del Espíritu Santo: ¡PENTECOSTÉS!

Todos, en algún momento de nuestra vida, tenemos nuestro propio Pentecostés, debemos estar atentos al momento y no tenemos que temer a nada ni a nadie. Dios está con nosotros. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos acompañan siempre. Como aquellos discípulos del cenáculo estamos llamados a enfrentarnos al mundo con la mejor de las armas: La Palabra, las enseñanzas de Cristo, el Hijo del Hombre, el Resucitado. No tengamos miedo.

Santoral: San Fernando, Rey de Castilla y León - Patrón del Arma de Ingenieros

San Fernando - Bartolomé Esteban Murillo (1672)
Museo Nacional del Prado (Depósito en otra institución)


El 30 de mayo se celebra la onomástica de San Fernando, uno de los nombres que durante años fueron más comunes en España y que hace referencia al rey Fernando III de León y de Castilla, llamado «el Santo» por su reconquista de Al Andalus y que falleció en Sevilla un 30 de mayo de 1252. La fecha de nacimiento no está del todo clara (fue en la localidad de Peleas de Arriba y hay quien lo sitúa en 1199 y otros el 24 de junio de 1201), pero lo que sí está acreditado es que fue rey de Castilla entre 1217 y 1252 y de León entre 1230 y 1252.

Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León, unificó definitivamente durante su reinado las coronas castellana y leonesa, que habían permanecido divididas desde la época de Alfonso VII «el Emperador», quien a su muerte las repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando.

Durante su reinado fueron reconquistados combinando la diplomacia y la guerra, en el marco de la Reconquista, los reinos de Baeza (1227), Jaén (1246), Córdoba (1236), Sevilla (1248) y lo que quedaba del de Badajoz, cuya anexión había empezado Alfonso IX, lo que redujo el territorio ibérico en poder de los reinos musulmanes. Al finalizar el reinado de Fernando III, estos únicamente poseían en Andalucía el Reino de Niebla, Tejada y el Reino de Granada. 

El infante Alfonso, futuro Alfonso X, fue enviado por Fernando a la conquista del Reino de Murcia; los moros capitularon y la región quedó como señorío castellano, tras lo cual Alfonso conquistó las plazas de Mula y Cartagena. Cuando Fernando accedió al trono, en 1217, su reino no rebasaba apenas los ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados; en 1230, al heredar León, obtuvo otros cien mil y, a base de conquistas ininterrumpidas, logró hacerse con ciento veinte mil más.​

Fue canonizado en 1671, siendo papa Clemente X, y reinando en España Carlos II.


Las conquistas de Al-Andalus

Monumento a San Fernando
Plaza Nueva (Sevilla)
Durante los años de gestión de la unión castellano-leonesa, el rey se limitó a supervisar las incursiones en tierras andalusíes, que llevaron a cabo principalmente las órdenes militares, algunos nobles y los obispados fronterizos, en especial el toledano. En 1231 el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada tomó la plaza de Cazorla en Jaén, tras haberse apoderado en abril de Quesada, Toya y toda su comarca, que Fernando le había confiado si lograba conquistarlas.

De nuevo organizó una expedición en la que estaban el capitán Álvar Pérez de Castro y muchos nobles y caballeros como los hermanos Pérez de Vargas, Rodrigo González Girón, Tello Alfonso de Meneses, Pero Miguel, Pero de Guzmán (padre de Guzmán el Bueno) y otros muchos, y, naturalmente, un nutrido grupo de caballeros calatravos y santiaguistas. Bordearon la ciudad de Córdoba, reconquistando la campiña y asaltaron el castillo de Palma del Río. El caudillo Ibn Hud fue con sus tropas a enfrentarse a esta expedición en un olivar cerca de Jerez, teniendo lugar una batalla, en la que finalmente huyó.​​

En 1233 una hueste organizada por el obispo de Plasencia, con la participación de las órdenes militares, reconquistó la ciudad de Trujillo.​ El 29 de septiembre de 1234, Fernando reconquistó la ciudad de Úbeda.​ 

San Fernando
Monumento en Plaza Nueva (Sevilla)

En 1235 se conquistó el castillo de Torres de Albánchez. El castillo de Chiclana de Segura, según algunos historiadores, pudo haberse conquistado entre finales del 1226 y principios de 1227, y, según otros, en 1235.​ En cualquier caso, es en 1235 cuando Fernando III otorgó Chiclana de Segura al obispo de Osma. Este, a su vez, la otorgó en 1239 a la Orden de Santiago, formando parte de la encomienda Montizón y Chiclana.

Las siguientes campañas, en las que el rey participó de nuevo en persona delegando el gobierno del reino en su madre Berenguela y, tras la muerte de esta en 1246, el infante Alfonso de Molina, marcaron la segunda parte del reinado.​ En doce años, Fernando reconquistó gran parte del territorio andalusí y muchas de sus grandes ciudades, como Córdoba y Sevilla.​



Sepultura


El cadáver del rey Fernando III el Santo recibió sepultura en la Catedral de Sevilla, tres días después de su defunción.​ Fernando III había dispuesto en su testamento que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le fue regalada al monarca por su primo, el rey san Luis de Francia, y había ordenado además que su sepultura fuera sencilla, sin estatua yacente.

Las postrimerías de San Fernando
Virgilio Mattoni (1887) Real Alcázar de Sevilla

No obstante, tras la muerte del rey, su hijo Alfonso X ordenó realizar los mausoleos de sus padres, revestidos de plata, y las efigies sedentes que les representaban, recubiertas de metales preciosos y piedras preciosas, contraviniendo así el deseo de su padre. Delante de la imagen de la Virgen de los Reyes, donada por Fernando III el Santo a la Catedral de Sevilla, fueron colocadas las efigies de Fernando III y de su primera esposa, la reina Beatriz de Suabia, que aparecían vestidos, sentados en sillones chapados de plata y bajo baldaquinos de plata dorada. 

La imagen sedente de Fernando III se hallaba coronada por una corona de oro y piedras preciosas. Las imágenes de Fernando III y Beatriz de Suabia portaban sendas coronas de oro y piedras preciosas. Las piedras preciosas fueron confiscadas por su descendiente, el rey Pedro I de Castilla, durante la Guerra de los dos Pedros, en el siglo XIV, argumentando que no se hallaban suficientemente protegidas.

Capilla Real - Catedral de Sevilla

El monarca aparecía portando en la mano derecha la espada con la punta hacia arriba, y la espada estaba adornada con un rubí y una esmeralda. En el dedo índice de la mano izquierda, en la que sostenía la vaina de la espada, adornada con pedrería, llevaba un anillo de oro con un rubí de considerable tamaño. Dicho anillo sería posteriormente colocado en la mano de la Virgen de los Reyes, quien portaba, al igual que el Niño Jesús que ella sostenía en sus brazos, una corona de oro con piedras preciosas, que le fueron donadas por Alfonso X el Sabio.

Tras la muerte de Alfonso X, su efigie, del mismo estilo que las de sus padres, fue colocada al lado de aquellas. Los sarcófagos que contenían los restos de los reyes fueron colocados a los pies de la imagen de la Virgen de los Reyes, y se hallaban adornados con blasones en los que aparecían castillos, leones y águilas, símbolo este último de la Casa de Hohenstaufen, de la que era miembro la reina Beatriz de Suabia

La efigie que representaba a Fernando III se hallaba colocada en el centro de la capilla y a la izquierda estaba colocada la de su esposa. Cuando Fernando III el Santo fue canonizado en el año 1671, la imagen sedente del rey, del siglo XIII, fue sustituida por otra realizada por el escultor Pedro Roldán, quien según ciertas fuentes la realizó en pocos días, y fue después dorada y estofada por una hija del pintor Juan de Valdés Leal.

En la actualidad, la urna de plata que contiene los restos de Fernando III el Santo se encuentra colocada sobre un basamento de mampostería, colocado ante las gradas del altar donde se sitúa la imagen de la Virgen de los Reyes. En el basamento de mampostería que sirve de soporte a la urna se encuentran colocados cuatro epitafios, compuestos en árabe, latín, hebreo y castellano. La tradición sostiene que los cuatro epitafios fueron compuestos por su hijo Alfonso X. 

Urna de plata - Sepulcro de San Fernando Rey
Catedral de Sevilla

La urna de plata que contiene los restos del rey san Fernando fue realizada por el orfebre Juan Laureano de Pina. Fue comenzada en 1690, aunque las dificultades financieras motivaron que su terminación no finalizara hasta el año 1719, y participaron en su conclusión varios orfebres, habiéndose empleado en su realización plata, plata sobredorada y bronce. La urna exterior cubre la urna interior, con paredes de cristal, en la que reposan los restos del monarca.

La urna, que se considera la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana, permanece cerrada habitualmente, aunque puede ser abierta para mostrar el cuerpo de san Fernando, como se hace el día 30 de mayo, festividad de San Fernando, en que es expuesto a la veneración de los fieles. En la decoración de la urna externa, que protege la urna interior, se glorifican las virtudes del rey san Fernando y la apoteosis de la monarquía española, y está además adornada con relieves con motivos florales y vegetales.



Canonización

Para una canonización se precisa, además del milagro, la fama de santidad. Tras la muerte de Fernando III y de su entierro en la catedral se genera una energía espiritual que atrae a los fieles sevillanos.​ El papa Sixto V confirmaría en 1590 que Fernando III poseía el halo de santidad y que merecía el tratamiento de santo, con base en el «resplandor alrededor de la cabeza que se da en Roma a los beatificados y la diadema de los canonizados.»​ Las restricciones del papa Urbano VIII obligaron a demostrar que esta representación realmente era tal y, una vez acreditada, fue posible impulsar el procedimiento a partir de 1649.

Francisco López de Caro y Bartolomé Esteban Murillo se encargaron de recopilar todas las imágenes que existían en Sevilla de Fernando III. Comenzaron con una lámina de cobre que se conservaba en la capilla Real de la Catedral de Sevilla, que a su vez era una versión de otra que se había realizado en Roma años antes. En la misma capilla encontraron una imagen en un tabernáculo de San Fernando arrodillado orante frente a una imagen del Padre. En el trascoro de la catedral existía una imagen de la rendición del emir Axataf ante Fernando III pintada por Francisco Pacheco en 1634. 

Tras recopilar otros retratos acudieron al Alcázar de Sevilla, donde encontraron una imagen del rey en el salón de Embajadores. Otros sitios que visitaron fueron la Puerta de Jerez, el convento franciscano de San Diego, la Puerta de la Carne, la iglesia de Santa María la Blanca, el monasterio de la Cartuja, el monasterio de San Clemente, la Alhóndiga, el retablo de San Andrés del convento de la Paz, la casa consistorial y el convento de San Francisco anejo. En 3 años, a partir de enero de 1649, ambos lograron reunir numerosas imágenes que existían en la ciudad del rey Fernando que ratificaban la fama de santidad del rey.

Tras esto, se procedió a dar cuenta de los testimonios para la canonización en los años 50 del siglo XVII. A partir de 1652 la imagen de San Fernando ya estaba internacionalizada. En 1626 algunos testigos, como Juan Villavicencio y Alarcón, dieron fe de la enorme popularidad alcanzada por la imagen en Roma. También le era rendido culto en la Catedral de Mónaco, en su propio altar. Juan de la Fuente Almonte, regidor veinticuatro de Sevilla, manifestó que en el Virreinato de Perú se le llamaba «Santo Rey Don Fernando».

El 7 de febrero de 1671, fue canonizado por el papa Clemente X



Patronazgos

San Fernando es patrón de varias localidades como: Sevilla, Aranjuez, San Fernando de Henares, Maspalomas (Gran Canaria), Villanueva del Río y Minas, San Fernando de Apure y de la pedanía albaceteña Ventas de Alcolea. También es patrón del Arma de Ingenieros del Ejército de Tierra de España.

Monumento a los ingenieros militares
Jardines de la Argentina - Ceuta

Fernando, durante el sitio a Sevilla, contaba con una bandera con la efigie de la Virgen. Los musulmanes pensaron que destruir esa bandera sería un importante golpe contra la moral de las tropas cristianas y enviaron un pequeño contingente al campamento cristiano, que terminó por dañar a saetazos la bandera. Fernando comentó este hecho al clérigo Remondo, que le recomendó enviarlo a los sastres del campamento para que lo repararan, pero Fernando decidió coserlo él mismo.

Por esto, fue nombrado hermano mayor de la hermandad católica del gremio de los sastres o los "alfayetes", que fue la primera que existió en Sevilla tras la Reconquista. Dicha hermandad tenía como patrones a san Mateo y san Homobono y más tarde añadieron a la Virgen de los Reyes (patrona de los sastres) y al propio san Fernando cuando fue canonizado. Esa hermandad aún existe, con el nombre de Hermandad de la Virgen de los Reyes, y tiene su culto en la iglesia de San Ildefonso de la ciudad.

Apoya nuestra labor de ayuda a las familias más afectadas

Situación actual de la crisis

Han pasado más de dos años desde que, en marzo de 2020, el Gobierno de la Nación declarase el estado de alarma para combatir el impacto de la pandemia del Covid-19. 

En aquellos momentos las previsiones emitidas tanto por organismos internacionales, el propio Fondo Monetario Internacional o la Unión europea, como por los propios expertos nacionales indicaban que se podrían producir situaciones de necesidad incluso más profundas que aquellas que originó la crisis de 2008.

Ante esa situación, el Presidente de Cáritas Castrense y Arzobispo Castrense don Juan del Rio, fallecido a consecuencia del Covid-19 (q.e.p.d.), encomendó a Cáritas Castrense la misión de crear un fondo de emergencia con el fin de paliar las necesidades que se produjeran.

Cáritas Castrense, organismo oficial del Arzobispado Castrense de España constituido para promover la acción caritativa y social, inició todas las acciones necesarias para llevar a cabo la iniciativa lo antes posible, pudiendo así comenzar con las primeras ayudas en el mes de junio del 2020. 

En los momentos actuales a los efectos derivados de la “no concluida” crisis sanitaria se han sumado los de la crisis económica y social que se predecían .

Por todo ello las necesidades que llevaron a la creación del “Granero de José” no han finalizado y ahora son indispensables para muchas personas.

Damos las GRACIAS a todas las personas, organismos e instituciones que desde entonces están colaborando con esta campaña.


“Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan”

 (Gn, 41, 53ss)







Queridos hermanos y amigos.

Durante los últimos meses hemos visto como nuestras vidas se transformaban para enfrentarnos al COVID-19 y sus trágicas consecuencias, no solo sanitarias, sino también sociales y económicas, cambiando nuestras costumbres cotidianas.

Todos conocemos el caso de un ser querido y cercano que ha sucumbido ante las perniciosas consecuencias de la pandemia, pérdidas irreparables que nos han atormentado y creado un gran dolor al que enfrentamos nuestra oración y el saber que a todos nos llegará la resurrección ante nuestro Señor.

Las familias han sufrido la desgarradora muerte de algún ser querido, amigo o conocido. Pero el drama también se ha plasmado en el día a día cuando los puestos de trabajo han desaparecido o han sufrido una merma notable de los ingresos provocando un gran quebranto en los hogares.

Para enfrentar esas necesidades nació “El Granero de José” que gestiona Cáritas Castrense con el objetivo de paliar las penurias de los más necesitados en aspectos como la vivienda, la sanidad, la educación y los suministros del hogar. Esenciales para mantener el nivel de vida de las familias y su dignidad, elemento esencial para que una persona de sienta en plenitud.

Desde el inicio “El Granero de José” fue diseñado para que no existieran trabas burocráticas y que su gestión fuese prácticamente automática desde la petición de ayuda que la inician los capellanes castrenses.

Desde está página os animo a todos a llenar este “Granero de José” para poder repartir entre quien lo necesita y ejercer con generosidad la caridad hacia el prójimo.

Muchas gracias por vuestra colaboración, Dios os lo pague.

Carlos Jesús Montes Herreros
Ordinario Castrense de España



Necesitamos tu apoyo urgente


Con el referente de la figura de José en Egipto, se creará un “granero” (Cf. Génesis 41, 56) que, a modo de fondo de emergencia, constituido por los donativos de personas físicas o jurídicas, permita paliar con inmediatez las necesidades más básicas generadas por la crisis del Covid-19.



Se pondrá especial atención en cubrir necesidades como:
• Alimentación 
• Medicina 
• Vivienda y suministros servicios (agua; luz; gas etc.)
• Académicos/escolarización
• Cualquier otra actividad que tienda a cubrir necesidades básicas.

Ayudar y alentar a las CPC, extendidas por el territorio nacional y al resto de capellanes que no tienen CPC en sus unidades, bases o acuartelamientos en la consecución de los mismos fines anteriormente mencionados.



Gracias por apoyarnos en esta campaña en pro de los más desfavorecidos

domingo, 29 de mayo de 2022

Domingo VII de Pascua - Ascención del Señor

Primera lectura
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11


En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseño desde el cominezo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. y ascendió al cielo. Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días, les hablándoles del reino de Dios.

Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino:
«aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días».

Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo:
«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Les dijo:
«No os toca a vosotros conocer los tiempos y o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y “hasta los confines del mundo”».

Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo».




Salmo 46

R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro Rey, tocad.

R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.

R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.




Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17-23


Hermanos:
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.

Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.



Final del santo Evangelio según San Lucas 24, 46-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. 
Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto».
Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo.

Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo.

Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.




Comentario

El Señor ascendido devuelve al hombre la mirada benevolente de Dios que se cernía sobre la humanidad al inicio de la creación. Nos recuerda de este modo dónde reside la auténtica ciudadanía de los hijos de Dios. Nos abre a la perspectiva trascendente de la vida. Nos invita a mirar la realidad desde la visión panorámica y omnipresente de Aquel que ve todo desde lo alto. Nos estimula a levantar el vuelo de nuestras aspiraciones personales en pos de objetivos verdaderamente nobles y plenamente satisfactorios. 

Siguiendo el modelo expositivo de Lucas, la liturgia cristiana ha secuenciado también de forma pedagógica toda una serie de textos bíblicos intercalados entre las dos festividades de la Resurrección y de la Ascensión. Pone así a disposición de los fieles, durante todo ese tiempo pascual, un proceso de reflexión y maduración personal en torno al misterio central de la fe cristiana.

Esta es la fiesta que ensancha el corazón creyente para que, colmado de esperanza y alegría, lo abra generosamente al horizonte misional de la próxima fiesta de Pentecostés. Los ángeles despertaron a los discípulos galileos de su sueño, absortos en lo que contemplaban sus ojos, para instarles a testificar lo contemplado, para impulsarlos en la exigente tarea de la misión eclesial desde la mirada de Dios. 

sábado, 28 de mayo de 2022

Evangelio diario: 28-05-2022

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 23b-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. 
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente. 
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios. 
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».





Comentario

Como siempre, San Juan es denso en sus afirmaciones. En la primera, Jesús dice: “Si pedís algo al Padre en mi nombre os lo dará”. Lo que conocemos de Jesús nos lleva a entender bien esta afirmación suya, en principio tan universal. El Padre no nos puede conceder cualquier cosa que le pidamos. Al Padre solo le podemos pedir lo que esté de acuerdo con Jesús y su evangelio.

El Padre, aunque se lo pidamos, no nos puede conceder que matemos a una persona determinada, que un robo nos salga bien… porque es algo contrario a Jesús y su evangelio y, por tanto, también al Padre de Jesús. Pero sí le podemos pedir todo que vaya en la línea del amor, del perdón, de la verdad, en la línea de las bienaventuranzas… en la línea de Jesús.

En la segunda afirmación, Jesús nos dice que “os hablaré del Padre claramente”. Así fue y así se lo expresó a Felipe, que quería adentrarse en el conocimiento del Padre: “Felipe, quien me ve a mí ve al Padre”. Jesús nos ha mostrado claramente quién es él y, por tanto, quién es el Padre.

En la tercera afirmación, Jesús nos habla de su íntima relación con el Padre. “Salí del Padre y he venido al mudo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre”. Pero bien sabemos por otras afirmaciones de Jesús, que siempre permaneció unido al Padre: “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí”.




viernes, 27 de mayo de 2022

Evangelio diario: 27-05-2026

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 20-23a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. 
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. 
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».




Comentario

Jesús sabe que la necesidad más profunda del que ama es gozar siempre de la presencia de la persona amada. Su ausencia es fuente de profunda tristeza. Jesús quiere preparar a sus apóstoles, a sus amigos, para cuando se produzca su ausencia: “Vosotros estaréis tristes”.

Pero les asegura que su ausencia va a ser breve, solo por tres días. Porque al tercer día su Padre Dios le resucitará y entonces: “Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría”.

Nosotros, cristianos del siglo XXI, también podemos gozar de la presencia continua de Cristo. Cristo ha resucitado y permanece siempre con nosotros. “El que me ama guardará mis mandamientos y mi Padre y yo vendremos a él y haremos morada en él”. Así es el amor de Jesús con nosotros, nunca nos deja solos, nunca nos deja huérfanos y por si fuera poco, en cada eucaristía nos lo vuelve a recordar y nos ofrece su presencia amorosa, regalándonos su cuerpo entregado y su sangre derramada. Sus palabras nos llegan: “nadie os quitará vuestra alegría”.

jueves, 26 de mayo de 2022

Preparando Pentecostés (I)

En esta serie de posts iremos preparando el sentido de esta fiesta que celebramos después de Pascua de Resurrección para que la celebremos con plena conciencia del misterio y el don al que se refiere. 

Esta fiesta marca el inicio de la Iglesia Católica. Se celebra 50 días después de la Pascua, este año la celebraremos el Domingo 5 de Junio 2022.





Origen de la fiesta

Los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley entregada a Moisés.
En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos se comprometieron a vivir según sus mandamientos y Dios se comprometió a estar con ellos siempre.
La gente venía de muchos lugares al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pentecostés. En el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés.

La Promesa del Espíritu Santo 

Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: 

“Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).

Más adelante les dice: 

Os he dicho estas cosas mientras estoy con vosotros; pero el Defensor, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése os enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho.” (San Juan 14, 25-26).

Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa:

“os conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Defensor,[...] muchas cosas tengo todavía que deciros, pero no os las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,[...]  y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14).
En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés.


(Continuará)

Santoral: San Felipe Neri

“Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”, decía San Felipe Neri, patrono de educadores y humoristas, así como fundador del Oratorio en Roma.
San Felipe Neri nació en Florencia (Italia) en 1515. Muy pronto quedó huérfano de madre, pero la segunda esposa de su padre fue para él y sus hermanos una verdadera mamá.
A los 17 años fue enviado a San Germano para que aprendiera de negocios y tuvo una experiencia mística que el Santo llamaría su “conversión”. Se fue a Roma sin dinero y sin proyecto alguno confiando en la Divina Providencia.
Obtuvo trabajo educando a los hijos de un aduanero florentino, quienes se portaban muy bien con la dirección de Felipe. En sus ratos libres se dedicaba a la oración. Más adelante realizó estudios de filosofía y teología, pero cuando se le abría una brillante carrera, abandonó los estudios y se entregó al apostolado.
En la Víspera de Pentecostés de 1544 pedía en oración los dones del Espíritu Santo cuando del cielo bajó un globo de fuego que se dilató en su pecho. San Felipe cayó al suelo pidiendo al Señor que se detenga, pero cuando recuperó plenamente la conciencia, tenía un bulto en el pecho del tamaño de un puño, que jamás le causó dolor.
Más adelante fundó la Cofradía de la Santísima Trinidad, conocida como la cofradía de los pobres. Fue ordenado sacerdote y ejerció el apostolado del confesionario varias horas al día. Con frecuencia caía en éxtasis en Misa y algunos llegaron a verlo levitando.
Organizó las conversaciones espirituales que solía terminar con la visita al Santísimo. El pueblo los llamaba los “oratorianos” porque se tocaba la campana para llamar a los fieles a rezar en su oratorio. Como quería irse de misionero a la India, San Juan Evangelista se le apareció y le dijo que su misión estaba en Roma.
Posteriormente inició la Congregación del Oratorio. La Virgen se le apareció y lo curó de una enfermedad de la vesícula. El Santo además tenía el don de la curación, de leer los pensamientos y de la profecía.
Al final de su vida, el 25 de mayo de 1595, día del Corpus Christi, San Felipe Neri estaba desbordante de alegría y no se le había visto tan bien en los últimos años. Confesó durante todo el día y recibió a los visitantes. Hacia la medianoche sufrió un ataque agudo y partió a la Casa del Padre.
San Felipe decía: “¿Oh Señor que eres tan adorable y me has mandado a amarte, por qué me diste tan solo un corazón y este tan pequeño?” Tras la autopsia, se reveló que el Santo tenía dos costillas rotas y que estaban arqueadas para dejar más sitio al corazón. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María en Vallicela

Evangelio diario: 26-05-2022

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 16-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».
Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».




Comentario

El contexto de este pasaje es la última cena donde Jesús está despidiéndose de sus discípulos. El mensaje de Jesús son palabras de consuelo ante su marcha. El comienzo de este discurso desconcierta a sus amigos: “dentro de poco dejareis de verme, pero dentro de otro poco volveréis a verme”. Palabras un tanto extrañas que provocan interrogantes en los comensales.

Jesús se está refiriendo a los dos tiempos que está a punto de dar cumplimiento. El primer tiempo se refiere a su vida terrena; el segundo a su vida gloriosa, inaugurada en la resurrección. Su retorno, tras la resurrección, no se limita a las apariciones pascuales, sino que se prolonga en el corazón de los creyentes mediante su presencia en ellos.

A esa iglesia naciente le esperan pruebas que habrá de afrontar con valentía. La primera es su muerte, que ocasionará aflicción y desconcierto, mientras que el mundo se sentirá alegre. Para sus seguidores serán momentos de duda, de oscuridad y de silencio. Todo cambiará y la tristeza se tornará en alegría al reconocer su presencia tras su resurrección.

La vida de la iglesia de todos los tiempos discurrirá entre dos gozos: el del mundo y el de Cristo. El gozo del mundo va unido a la consecución de valores efímeros, asentados en aspectos terrenales. El gozo que viene de Jesús, se basa en la condición de ser sus discípulos, reflejar los valores que Él vivió hasta dar la vida por los hermanos. Ahí lo importante es no perderlo a Él, sentir su proximidad, cultivar su amistad.

La iglesia de siempre vive en esa lucha. Es bueno que en estos tiempos de abundante increencia no perdamos de vista esa realidad. Lo que importa es no apartarnos de Jesús y seguir buscándolo en la realidad del día a día.

El Papa Francisco, con su perspicacia habitual, nos lo recordaba en la Vigilia Pascual: 
“Un cristianismo que busca al Señor entre los vestigios del pasado y lo encierra en el sepulcro de la costumbre es un cristianismo sin Pascua. ¡Pero el Señor ha resucitado! ¡No nos detengamos en torno a los sepulcros, sino vayamos a redescubrirlo a Él, el Viviente! Y no tengamos miedo de buscarlo también en el rostro de los hermanos, en la historia del que espera y del que sueña, en el dolor del que llora y sufre: ¡Dios está allí!”



miércoles, 25 de mayo de 2022

Evangelio diario: 25-05-2022

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. 
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. 
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».





Comentario

Sabemos que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, aunque iguales entre sí, la Escritura les asigna una función distinta “hacia fuera”, hacia nosotros. El Padre nos envía al Hijo hasta nosotros, el Hijo nos comunica su buena noticia, y el Espíritu Santo viene a completar la labor de ambos. “Muchas cosas me queda por deciros… cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena”.

Cuando Jesús dejó esta tierra después de su resurrección nos prometió una doble ayuda y una doble presencia. Nos prometió que, de manera distinta, se iba a quedar con nosotros y nos iba a acompañar siempre “Yo estaré siempre con vosotros hasta la consumación de los siglos”. Algo que nos recuerda en cada eucaristía: “Tomad y comed esto es mi cuerpo, tomad y bebed esta es mi sangre”. Nos prometió también el envío del Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad, cuya labor principal es la de recordarnos y hacernos vivir las verdades que Jesús nos predicó. Convencernos que Jesús es el Hijo de Dios y que lo mejor que podemos hacer es hacerle caso en todo. Seguirle. Él nos guiará hasta verdad plena.