viernes, 31 de diciembre de 2021

Santoral: San Silvestre I, Papa


San Silvestre es el primer Papa de una Iglesia que ya no tiene que esconderse en las catacumbas a causa de las persecuciones de los primeros siglos. En efecto, en el año 313, durante el papado del africano Melquíades, los emperadores Constantino y Licinio concedieron plena libertad de culto a los cristianos.

Al año siguiente, Silvestre, sacerdote romano, es elegido Papa. Se desconoce el año de su nacimiento; sin embargo, según el Liber Pontificalis, era hijo de un cierto Rufino romano. Silvestre guió el paso de la Roma pagana a la Roma cristiana, y asistió a la construcción de las grandes basílicas constantinianas.

Siempre según el Liber Pontificalis, el Papa Silvestre sugirió a Constantino la fundación de la Basílica de San Pedro en la colina del Vaticano, sobre la tumba del apóstol. Gracias a la colaboración entre Constantino y Silvestre, también surgieron la basílica y el baptisterio de Letrán -cerca del ex palacio imperial donde comenzó a vivir el Pontífice-; la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén; y la Basílica de san Pablo Extramuros.

La memoria de Silvestre está, sin embargo, unida principalmente a la iglesia “in titulus Equitii” que toma el nombre de un presbítero romano que se dice que erigió esta iglesia en su propiedad. Dicha iglesia se encuentra aún cerca de las termas de Trajano, junto a la Domus Aurea.

Contribuyó además al desarrollo de la liturgia: cambió para la liturgia los nombres de los días de la semana que recuerdan divinidades paganas, dejando con nombre sólo el Sábado y el Domingo y llamando "ferias" con su respectivo ordinal a los demás días, tal como se usa en portugués.

Durante su papado, probablemente fue escrito el primer martirologio romano. Al Papa Silvestre se le atribuye también el haber marcado las bases del derecho canónico, así como la creación de la escuela romana de canto.


San Silvestre y su carrera

San Silvestre no tiene nada que ver con la carrera, pero esta lleva su nombre desde que se inició en Brasil, hace más de 80 años, porque se realiza el día en que celebra la memoria de San Silvestre Papa.

Así mismo podría haberse llamado con el nombre de cualquier otro santo celebrado el 31 de Diciembre. Es costumbre medieval relacionar hechos, celebraciones con el santo del día o el más célebre de esos días. Así tenemos los “sanfermines”, “sanvalentín”, "veranillo de San Miguel", etc.

Evangelio diario: 31-12-2021

Comienzo del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios.

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan, éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.

Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.


Comentario

El prólogo del evangelio de san Juan se nos ofrece en varias ocasiones en el tiempo litúrgico de la Navidad. De su hondura y densidad teológicas es bueno destacar algunos destellos de luz. Jesús de Nazaret personifica el proyecto creador de Dios que inaugura una nueva era en la Historia. Jesús, la Palabra, se hizo carne, si bien el pueblo de Israel no lo reconoció como tal, hasta el punto de que lo llevó a la cruz; Jesús resucitado venció a la muerte como luz que no solo ahuyenta la oscuridad sino que da vida para siempre a toda la humanidad.

A diferencia del mensaje del Viejo Testamento, Dios ya no habita en el Templo, sino que, se domicilia en la vida y en los anhelos de toda la humanidad. Porque los que así lo admiten se tornan en hijos de Dios y testigos de su gracia y verdad, que es lo mismo que decir que Dios se derrama en misericordia fiel con todos sus hijos. En resumen, la Palabra de Dios entra en nuestra historia asumiendo nuestra frágil y mortal condición en la persona de Jesús de Nazaret.


jueves, 30 de diciembre de 2021

Evangelio diario: 30-12-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.



Comentario

Los padres de Jesús presentan a su Niño en el templo. Cumplen, así, lo prescrito por la ley de Moisés. Es interesante que, en la primera parte, el evangelio  de hoy se centre en una viuda, anciana, de 84 años, que no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Es la descripción de una persona entregada a Dios de por vida. Una vida exigente, austera, como corresponde a una profetisa que vive de forma decidida la ley del Señor, esperando el gran acontecimiento: la llegada del Mesías. Curiosamente el evangelio nos transmite datos concretos sobre ella. Su nombre, Ana, el de su padre Fanuel y a la tribu a que pertenece, Aser. Es un detalle curioso, quizá manifestación de que era una persona conocida por su presencia constante en el templo

¿Qué hace esta buena mujer cuando llegan los padres con el Niño? Da gracias a Dios y habla de ese Niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Es el comportamiento de alguien que ha comprendido que Dios se acuerda de los sencillos y los humildes. Con eso nos ha descrito la labor de alguien que percibe en ese Niño algo más que la presentación protocolaria al que los buenos judíos se sometían. Es inimaginable ver a esta anciana viuda dirigirse a todos, mostrando así su alegría de haber encontrado, en su ancianidad, al Mesías.

Admirable postura la de alguien fiel hasta el final, en un estilo de vida propio de quien ha orientado su existencia al servicio de Dios.

La segunda parte del evangelio se centra en el protagonista principal de todo el evangelio: en Jesús. Los padres han cumplido con lo que ordena la ley y vuelven a Galilea, a Nazaret. Y ahí Lucas, deja una constatación: el niño iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría. La gracia de Dios estaba con él.

El niño, por tanto, va creciendo como todos los niños, abriéndose camino en el hogar de Nazaret, junto a sus padres. Ahí comienza la “vida oculta” de Jesús hasta que lo encontramos predicando por Galilea. Solo este evangelista nos narra su permanencia en Jerusalén con el consiguiente susto de sus padres al no encontrarlo en la caravana de la que ellos tres formaban parte. Durante esos años de vida en Nazaret, Lucas no nos cuenta nada más. Nos basta saber que crecía y se robustecía con la gracia de Dios que estaba con Él.

Destaquemos estos días el protagonismo de la familia. Desde el 19 de marzo de este año hasta el junio de 2022 (encuentro mundial de las familias en Roma) tenemos presente esta realidad que nos incluye a todos. Como José y María nuestras familias han de encontrar la forma de estrechar lazos, construyendo vínculos y hacerlo a través de los valores de la familia de Nazaret.

Un contexto que ha de favorecer el crecimiento de todos, cuando el Evangelio va uniendo y fortaleciendo una forma de vida sencilla, veraz, y unida en el camino hacia Dios. Esta familia de Nazaret se convierte para todos en modelo. En ella resalta el amor que es el origen y vínculo que enlaza a todos sus miembros. Ese amor que viene de Dios y que estos días se hace patente en la figura de Jesús, salvador de los que lo reconocen y, también, de aquellos que lo ignoran u olvidan.

Es un tiempo oportuno para examinar la vida de nuestras familias, sus fortalezas y sus debilidades, buscando su renovación teniendo presente la familia de Nazaret.

Que el año que vamos a comenzar nos ayude a crecer y robustecernos en nuestra fe. Que la familia de Nazaret nos acompañe en este camino y sea referente vivo de cómo caminar, sabiendo que Dios está siempre con nosotros.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Evangelio diario: 29-12-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2,22-35

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
“luz para alumbrar a las naciones”
y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».




Comentario

José y María, buenos judíos, cumplen con la ley judía y acuden al templo en la purificación de María y para presentar y consagrar a su hijo al Señor. Protagonista de este pasaje evangélico es Simeón, al que el Espíritu Santo le había prometido que no moriría antes de ver al Mesías el Señor. El mismo Espíritu le impulsó al Templo ante la presencia de Jesús. Al que cogió en sus brazos y, lleno de alegría, prorrumpió en un canto de alabanza a Dios “porque mis ojos han visto a tu Salvador”.

Después de esta expresión de gozo, se dirigió a María, sospechamos que con un fondo de tristeza, para decirle que su hijo iba ser acogido por unos y rechazado por otros, Algo que dolió a María, su madre. “Y a ti, una espada te traspasará el alma”.

Siendo seguidores de Jesús en este 2021 que está terminando, alegrémonos con el cántico de Simeón, porque no solo hemos visto al Salvador, sino que le hemos metido de lleno en nuestra vida disfrutando de su plenificante amistad.

martes, 28 de diciembre de 2021

Santoral: Los Santos inocentes

La masacre de los inocentes (1824) - François-Joseph Navez
Colección privada - Imagen de dominio público


¡Oh gran don de la gracia! ¿De quién son los merecimientos para que así triunfen los niños? Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo. Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya consiguen la palma de la victoria.


De los sermones de san Quodvultdeus, obispo
(oficio de lectura 28 Diciembre)





De acuerdo al relato de San Mateo, el rey Herodes mandó a matar en Belén y sus alrededores a los niños menores de dos años, al verse burlado por los Reyes Magos, quienes regresaron a sus países por otra ruta para no revelarle dónde estaba el Mesías.

En el siglo IV se instituyó esta fiesta para venerar a estos niños que murieron como mártires. La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre, mientras que la latina, el 28.

Posteriormente, San Quodvultdeus, Padre de la Iglesia del Siglo V y Obispo de Cartago (norte de África), dio un sermón sobre este lamentable hecho.
“¿Qué temes, Herodes, al oír que ha nacido un Rey? Él no ha venido para expulsarte a ti, sino para vencer al Maligno. Pero tú no entiendes estas cosas, y por ello te turbas y te ensañas, y, para que no escape el que buscas, te muestras cruel, dando muerte a tantos niños”.
Más adelante el Santo le señala al rey asesino:

“Matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees que, si consigues tu propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente quieres matar a la misma Vida”.

“Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo; los padres hacen duelo por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos testigos suyos a los que todavía no podían hablar”.



Matanza de los inocentes (1450) - Frangelico
Fragmento del Relicario "Armario de la Plata"
Museo del Convento de San Marcos - Florencia


Es imposible establecer el día o el año de la muerte de los Santos Inocentes, ya que la cronología del nacimiento de Cristo y los acontecimientos bíblicos subsiguientes son muy inciertos. Todo lo que sabemos es que los infantes fueron asesinados dentro de los dos años después de la aparición de la estrella a los Sabios de Oriente.

La Iglesia venera a esos niños como mártires; constituyen los primeros mártires de la Iglesia muertos por el hielo de la persecución; no sólo murieron por Cristo, sino en su lugar (Agustín, “Sermon 10 De los Santos ).

En relación con ellos, el Apóstol recuerda las palabras del profeta Jeremías (31,15) hablando de la lamentación de Raquel. La tumba de Raquel, representante de las antepasadas de Israel, se encuentra en Ramá. Allí se congregaron los remanentes de la nación para ser conducidos al cautiverio. Igual que Raquel después de la caída de Jerusalén, desde su tumba lloraron los hijos de Efraín, de modo que ella llora nuevamente por los niños hombres de Belén. La ruina de su pueblo, conducido a Babilonia, es sólo un ejemplo de la ruina que amenaza a sus hijos ahora, cuando el Mesías va a ser asesinado y se ve obligado a huir de en medio de su propia nación para escapar a la espada del alguacil. El lamento de Raquel después de la caída de Jerusalén recibe su cumplimiento supremo a la vista de la caída de su pueblo, precedido por la matanza de sus hijos y el destierro del Mesías.


La matanza de los inocentes (1310) - Giotto
Basílica inferior de San Francisco de Asís


La Iglesia Latina instituyó la fiesta de los Santos Inocentes en fecha desconocida, no antes del final del siglo IV y no después del final del siglo V. Junto con las fiestas de San Esteban y San Juan, se halló por primera vez en el el Sacramentario Leonino, fechado alrededor de 485.

Los latinos guardaban esta fiesta el 28 de diciembre, los griegos el 29 de diciembre, los sirios y caldeos el 27 de diciembre. Estas fechas no tienen nada que ver con el orden cronológico del acontecimiento; la fiesta se celebra dentro de la octava de Navidad porque los Santos Inocentes dieron su vida por el Salvador recién nacido. Esteban, el primer mártir (mártir por voluntad, amor y sangre), Juan, el discípulo amado (mártir por voluntad y amor), y estas primeras flores de la Iglesia (mártires por sangre solamente) acompañan al Santo Niño Jesús cuando aparece en el mundo el día de Navidad. 

Únicamente la Iglesia de Roma da el nombre de Inocentes a estos niños; en otros países latinos se les llama simplemente Infantes y la fiesta tenía el título de “Allisio infantium”,  “Natale infantum”, o “Necatio infantum”. 

Evangelio diario: 28-12-2021

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-18

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.

Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».





Comentario

El Evangelio de hoy nos presenta unos temas que no pueden ser más de actualidad. La emigración, las muertes injustas, las persecuciones, la ambición de poder… Poco ha cambiado el mundo en 2.000 años. Los hombres repetimos una y otra vez los mismos errores, las mismas injusticias.

Vemos como la Sagrada Familia tiene que huir de su tierra por el afán de poder de Herodes. Serán emigrantes en tierra extraña. No sabemos cómo fue su vida en Egipto pero no tuvo que ser fácil, ellos venían de un país pequeño a una de las grandes potencias de la época. Tras de sí dejaban hogar, familia, amigos… 

Un rastro de muerte injusta queda tras la huida a Egipto, niños inocentes asesinados sin motivo, niños a los que llamamos Santos porque lo son: los primeros que dieron su vida por Cristo aun sin saberlo. Víctimas de la más atroz de las injusticias. Es bueno que en estos días de la Navidad los tengamos presentes, tanto a aquellos de los tiempos de Jesús como a los actuales: niños de la calle, víctimas de las pandillas, infelices caídos en las redes de la prostitución cuando deberían estar jugando, inocentes atrapados en guerras que no entienden, a veces inmolados con explosivos por no sabemos qué ideas absurdas. Santos inocentes.

Solo la fuerza de la Palabra, la puesta en práctica de las enseñanzas de Jesús, puede salvar esas vidas que nos miran desde el otro lado de las vallas y cuya única esperanza somos nosotros. Tengamos la fe y la fuerza para tenderles nuestra mano.

lunes, 27 de diciembre de 2021

Evangelio diario: 27-12-2021

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1a. 2-8

El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.


Comentario

El comienzo del capítulo 20 del evangelio de Juan, nos relata la glorificación de Jesús en la resurrección.

El anuncio de María, la de Magdala, a Pedro y Juan, de que había desaparecido el cuerpo de Jesús, pues había acudido al sepulcro cuando aún estaba oscuro, y se había encontrado la losa que lo cubría quitada, les supuso un choque emocional importante.

Los discípulos salen corriendo hacia el sepulcro en ese momento, el miedo que los mantenía escondidos pasó a un segundo plano, era más importante la terrible duda que les había supuesto el anuncio de María.

Juan, aquí identificado como “el otro discípulo, a quien Jesús amaba”, como era más joven que Pedro, se adelantó y llegó antes al sepulcro, se asomó pero no entró, Pedro, más impulsivo, al llegar entró inmediatamente y vio los lienzos por el suelo, pero el sudario con el que le habían cubierto la cabeza, enrollado en un sitio aparte; entonces Juan se atrevió a entrar y en ese momento creyó, es decir, se iluminó su mente y comprendió lo que el Maestro les había dicho varias veces, que tenía que morir, pero que resucitaría de entre los muertos.

Pedro y Juan, que junto a Santiago su hermano, habían vivido los momentos más importantes de la vida pública de Jesús, no entendieron hasta ese momento en qué consistía la misión del Resucitado, con su venida al mundo y su vida entregada al anuncio del Reino de Dios, y su entrega en la cruz por nosotros.

Apoya nuestra labor de ayuda a las familias más afectadas

Situación actual de la crisis

Ha pasado un año desde que, en marzo de 2020, el Gobierno de la Nación declarase el estado de alarma para combatir el impacto de la pandemia del Covid-19. 

En aquellos momentos las previsiones emitidas tanto por organismos internacionales, el propio Fondo Monetario Internacional o la Unión europea, como por los propios expertos nacionales indicaban que se podrían producir situaciones de necesidad incluso más profundas que aquellas que originó la crisis de 2008.

Ante esa situación, el Presidente de Cáritas Castrense y Arzobispo Castrense don Juan del Rio, recientemente fallecido a consecuencia del Covid-19 (q.e.p.d.), encomendó a Cáritas Castrense la misión de crear un fondo de emergencia con el fin de paliar las necesidades que se produjeran.

Cáritas Castrense, organismo oficial del Arzobispado Castrense de España constituido para promover la acción caritativa y social, inició todas las acciones necesarias para llevar a cabo la iniciativa lo antes posible, pudiendo así comenzar con las primeras ayudas en el mes de junio del 2020. 

En los momentos actuales a los efectos derivados de la “no concluida” crisis sanitaria se han sumado los de la crisis económica y social que se predecían .

Por todo ello las necesidades que llevaron a la creación del “Granero de José” no han finalizado y ahora son indispensables para muchas personas.

Damos las GRACIAS a todas las personas, organismos e instituciones que desde entonces están colaborando con esta campaña.


“Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan”

 (Gn, 41, 53ss)







Queridos hermanos y amigos.

Durante los últimos meses hemos visto como nuestras vidas se transformaban para enfrentarnos al COVID-19 y sus trágicas consecuencias, no solo sanitarias, sino también sociales y económicas, cambiando nuestras costumbres cotidianas.

Todos conocemos el caso de un ser querido y cercano que ha sucumbido ante las perniciosas consecuencias de la pandemia, pérdidas irreparables que nos han atormentado y creado un gran dolor al que enfrentamos nuestra oración y el saber que a todos nos llegará la resurrección ante nuestro Señor.

Las familias han sufrido la desgarradora muerte de algún ser querido, amigo o conocido. Pero el drama también se ha plasmado en el día a día cuando los puestos de trabajo han desaparecido o han sufrido una merma notable de los ingresos provocando un gran quebranto en los hogares.

Para enfrentar esas necesidades nació “El Granero de José” que gestiona Cáritas Castrense con el objetivo de paliar las penurias de los más necesitados en aspectos como la vivienda, la sanidad, la educación y los suministros del hogar. Esenciales para mantener el nivel de vida de las familias y su dignidad, elemento esencial para que una persona de sienta en plenitud.

Desde el inicio “El Granero de José” fue diseñado para que no existieran trabas burocráticas y que su gestión fuese prácticamente automática desde la petición de ayuda que la inician los capellanes castrenses.

Desde está página os animo a todos a llenar este “Granero de José” para poder repartir entre quien lo necesita y ejercer con generosidad la caridad hacia el prójimo.

Muchas gracias por vuestra colaboración, Dios os lo pague.

Carlos Jesús Montes Herreros
Ordinario Castrense de España



Necesitamos tu apoyo urgente


Con el referente de la figura de José en Egipto, se creará un “granero” (Cf. Génesis 41, 56) que, a modo de fondo de emergencia, constituido por los donativos de personas físicas o jurídicas, permita paliar con inmediatez las necesidades más básicas generadas por la crisis del Covid-19.



Se pondrá especial atención en cubrir necesidades como:
• Alimentación 
• Medicina 
• Vivienda y suministros servicios (agua; luz; gas etc.)
• Académicos/escolarización
• Cualquier otra actividad que tienda a cubrir necesidades básicas.

Ayudar y alentar a las CPC, extendidas por el territorio nacional y al resto de capellanes que no tienen CPC en sus unidades, bases o acuartelamientos en la consecución de los mismos fines anteriormente mencionados.



Gracias por apoyarnos en esta campaña en pro de los más desfavorecidos

domingo, 26 de diciembre de 2021

La Sagrada Familia en el arte

Toda expresión artística, pintura, escultura o arquitectura, se configura en cualquier época histórica como testimonio de los modos de vida de la humanidad, de su sentir y de su manera de expresar sentimientos íntimos, plasmándolos plásticamente, dejándolos como testamento para la posteridad.

A lo largo de la historia humana, ha habido épocas en las que el sentimiento trascendente, la vivencia religiosa ha sido el hilo conductor de la vida de las sociedades. Hoy en este día de la Sagrada Familia, queremos recuperar algunos testimonios de esa vivencia religiosa centrada en la familia, configurada como núcleo del cuerpo social de la sociedad y por tanto también con un modelo religioso, un ideal de vivencia de la fe para los creyentes.

José, María y Jesús, ocuparon en el sentir del creyente un lugar en el corazón y en la devoción popular como familia en la que se vive una especial comunión con Dios.

Antes de existir una fiesta oficial como tal en el siglo XIX, la fe del pueblo De Dios hizo que la sagrada familia fuese una devoción vivida y sentida que se transmitió al arte y que llega hasta nosotros.

Como muestra de ello unas pocas imágenes que de las manos de los grandes maestros llegan hasta nuestros días.


Rafael tiene en la Sagrada Familia un tema recurrente, en esta obra el pintor, une magistralmente la elegancia renacentista con la armonía espiritual que existe entre los protagonistas:

Sagrada Familia del Cordero - Rafael (1507)
Oleo sobre tabla - Museo Nacional Del Prado


Una muestra escultórica de Alonso Berruguete, que junto con el Greco son en el siglo XVI, los apasionados artistas de la fe:

Adoración de los Magos - Alonso Berruguete
Museo Nacional de Escultura - Valladolid



La Sagrada Familia del Pajarito, es la muestra real y viva de un padre de familia ejemplar -el mismo Murillo- que presenta con una gran expresividad, un ambiente hogareño. Es una hora cualquiera, de una familia cualquiera, en la que late un profundo fervor religioso y que plasmó magistralmente el pintor sevillano:

Sagrada Familia del pajarito - Bartolomé Esteban Murillo (1650)
Museo Nacional del Prado


En el siglo XVIII con el predominio de la pintura francesa, es Goya el que deja en la pintura española su especial impronta, y aunque en su obra no es la temática religiosa lo primordial, aquí tenemos una de sus mejores obras religiosas:


Sagrada Familia - Goya (hacia 1787)
Oleo sobre lienzo - Museo Nacional del Prado



Por ultimo, como curiosidad una minitura del libro de horas del Rey Carlos VIII de Francia, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid y que está catalogado como Tesoro de España. Muestra una escena familiar muy peculiar, habida cuenta que este libro está datado en el siglo XV. Una escena propia de nuestros días en la que el marido y la mujer reparten equitativamente las tareas domesticas. El cocina y ella cuida del hijo.

Libro de horas de Carlos VIII de Francia (1494)
Biblioteca Nacional - Madrid












La Sagrada Familia

 

La Sagrada Familia - Detalle de la Fachada de La Natividad
Basílica de la Sagrada Familia - Barcelona


Es una Fiesta universal de la Iglesia que celebra la unidad familiar divina y humana de Jesús, María y José, cuya celebración tiene lugar generalmente el domingo después de Navidad. Nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios que quiso nacer bajo una humilde familia para hacer brillar su luz a todas las naciones. Fiesta que nos lleva a la interiorizar la santa vivencia de aquella familia en donde se desarrolló el Hijo de Dios.


La Sagrada familia es el modelo de virtudes de todas las familias. Así Dios lo quiso, nacer en el seno de una familia, formada por José María y Jesús, en donde el Hijo de Dios fue acogido con gozo, donde nació pobre y humilde, donde creció y se educó como hombre, obediente a Dios, a María y a José, en la cual se evocaban todas las mejores virtudes domésticas que deben reinar en el hogar de todas las familias del mundo.

Es una fiesta de devoción que se difundió entre el pueblo a partir del siglo XVII y varias congregaciones religiosas nacieron bajo esta advocación: Uno de los países en los que se extendió de un modo especial fue Canadá, donde en 1863, en la ciudad de Montreal se fundó la asociación de la Sagrada Familia, y ese mismo año se celebró por primera vez la fiesta.


El 26 de octubre de 1921 la Sagrada Congregación para la Liturgia amplió la Fiesta de la Sagrada Familia a la Iglesia Universal y, a partir de la revisión del calendario litúrgico de 1969, se trasladó del primero domingo después de Epifanía al domingo de la octava de navidad.


Enseñanzas de la Sagrada Familia.

José es un modelo de obediencia total. Obedece sin quejarse. No dice una palabra. Sabemos poco de él, pero su rápida obediencia es fundamental para que se cumpla el plan de Dios. Ante los problemas familiares, José no se divorcia ni abandona su familia ni pone condiciones a su amor.

Debemos parecernos a Jesús. Cuando nace un niño, inmediatamente buscamos parecidos: "Tiene los ojos como los del padre". "Se parece a la madre". Parecidos genéticamente transmitidos de generación en generación.

San Pablo nos invita a parecernos a Cristo por ser de la familia de Dios. Debemos reflejar la bondad y santidad de nuestro Padre Dios y de nuestro hermano Jesucristo. La gente que nos mira y observa debería decir: "Cómo se parecen a Jesús" Nos debemos parecer, no por nuestros ojos ni por la nariz, sino por nuestra mente y nuestro corazón, por nuestra manera de vivir y de amar, por nuestros valores. "Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada", nos recuerda San Pablo.

A la familia se la define como "Escuela del amor" e "Iglesia doméstica". En la Iglesia celebramos los sacramentos pero en la familia celebramos los "sacramentales", esos pequeños ritos que nos recuerdan a Dios y lo hacen presente en nuestras actividades: rezar al comer, al ir a dormir, venerar  imágenes religiosas. La familia es el lugar providencial donde somos formados como humanos y como cristianos. Nuestra familia es donde crecemos en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres.

La Fiesta de la Sagrada Familia nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios. La familia es una comunión íntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, abierto al don de la vida humana, y al amor para siempre. Todas las familias del mundo en que vivimos hoy, deben siempre acudir al amparo y protección de la Sagrada Familia, para así aprender a vivir el amor y el sacrificio, conscientes de que la gracia del sacramento del matrimonio fortalece a los esposos para sacrificarse el uno por el otro, y ambos por los hijos.


Oración

Sagrada Familia de Nazaret;
enséñanos el recogimiento,
la interioridad;
danos la disposición de
escuchar las buenas inspiraciones
y las palabras de los verdaderos maestros.

 

Enséñanos la necesidad
del trabajo de reparación,
del estudio,
de la vida interior personal,
de la oración,
que sólo Dios ve en los secreto;
enséñanos lo que es la familia,
su comunión de amor,
su belleza simple y austera,
su carácter sagrado e inviolable. Amén

Domingo de la Sagrada Familia

Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6.12-14


El Señor honra más al padre que a los hijos
y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados,
y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él,
y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada
y te servirá para reparar tus pecados.



Salmo 127

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.





Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21


Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedum-bre, paciencia.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.

El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.

Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.

Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.

Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo.




Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.





Comentario

Pocos son los pasajes del Evangelio que nos presentan la infancia de Jesús. Este es uno de esos pocos, y realmente muy relevante. No solo nos presenta un momento de su infancia, sino que se reflejan en él dos realidades importantes: la naturaleza divina de Jesús, y la vida religiosa de la Sagrada Familia.

San Lucas nos presenta a una familia creyente, que cumple con lo que Dios ha mandado, son por tanto fieles a su religión, fieles a su fe…, y en ese momento se encuentran con Simeón y Ana, dos profetas de este tiempo, fieles también a los mandatos que Dios dio a su pueblo a través de Moisés.

Simeón y Ana reconocen en ese Niño al Mesías esperado. Los dos son personas de Dios que dedican su vida al templo. Hombres y mujeres de oración y servicio, esto es lo que les abre los ojos para poder ver y reconocer la divinidad de Jesús, la presencia real y física de Dios en el pueblo de Israel.

Un elemento central en la vida de una familia cristiana es la vivencia de los sacramentos como regalos que Dios nos ha hecho para creer y fortalecer nuestra fe; para crecer y fortalecer nuestra vida de familia.

Una labor importante de los padres es esa transmisión de la fe, y solo se puede hacer mediante la vida, viviendo en familia los sacramentos. Por eso es necesario que los padres acompañen a sus hijos en ese crecimiento religioso personal, especialmente acompañándolos en el proceso de catequesis, y hacerles ver que esto es importante para el Señor, que cada uno de ellos, de nosotros, somos importantes para Dios.

La familia debe ser la que transmita a sus hijos que la Eucaristía se vive en nuestros hogares, no como una imposición sino como el momento de la semana o del día en que estamos unidos a Dios y recibimos la Palabra y el alimento espiritual, pero, especialmente, que todo esto que recibimos se tiene que vivir en el día a día, en casa y en cualquier lugar en el que estemos, siendo reflejo de lo que vivimos en la eucaristía, siendo reflejo del Amor de Dios.

La familia debe, con la vivencia de la eucaristía ser reflejo de ese programa de comunidad que hemos visto en la segunda lectura: programa de vida basado en el AMOR, amor que mana de la relación de Dios con los hombres a través de los sacramentos vividos en familia.

La familia debe ser también escuela de vida y de visión del mundo. Debemos enseñar a nuestros hijos a reconocer a Jesús, como Simón y Ana, en las personas que nos rodean, en todos aquellos que nos encontramos cada día, y de forma especial, aquellos que más nos necesitan. Los padres tenemos la obligación de enseñar a los hijos a vivir el amor de Dios en los demás; a valorar la vida por todo aquello que podemos dar, más que recibir; a entregarnos gratuitamente para crear en el mundo una comunidad de amor que manifieste el verdadero AMOR por el mundo.



sábado, 25 de diciembre de 2021

Feliz Navidad


Desde este espacio desearos a todos una muy feliz Navidad del Señor y un mejor año 2022.
Que el Señor de la vida nos cuide a todos
y nos bendiga cada día.

Solemnidad de la Natividad del Señor

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 52, 7-10


¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.
Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación de nuestro Dios.




Salmo 97


R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios




Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6


En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.

En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.

Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»?

Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».



Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

Él estaba en el principio junto a Dios.

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.

Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni  de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.





Comentario
La experiencia más bella que podemos tener es la de lo misterioso. Se trata de un sentimiento fundamental que es, como si dijéramos, la cuna del arte y de la ciencia verdadera. Quien no lo conoce ya no puede maravillarse ni admirarse de nada, ya está muerto, podríamos decir, y su ojo está debilitado (Albert Einstein).

La noche se cerraba entre el asombro y la expectación que nos regalaba el contemplar a un Dios que se acercaba con tal premura, sencillez y ternura al ser humano. Un Dios que buscaba encontrarse con el hombre de ayer y de hoy, simplemente en lo humano, en lo histórico, en lo cotidiano del vivir, para desde ahí, llevarnos a comprender más y mejor a Dios y a ser parte de Él con más conciencia de hijos.

El acontecimiento desborda la expectativa de quien ejercitaba la espera y la esperanza. Redención y salvación empiezan a trabar el buen fin del propósito de vida emanado por Dios desde la creación del mundo para cada hombre y para cada mujer. Contemplábamos un misterio. Contemplábamos la Vida haciéndose hermana nuestra en un recién nacido. La luz del nacimiento del Redentor iluminaba nuestros ojos y educaba nuestra mirada en ese ser capaces de acoger el misterio.

Hoy, en este día santo de Navidad, nos sorprende la liturgia de la Palabra con un texto, no muy del regusto humano, apegado a lo entrañable o a lo romántico de lo “esperable por Navidad”. Hoy la Palabra ya no busca endulzar unos oídos primerizos o que simplemente atiendan al primer rumor. En este día santo de Navidad, que la Iglesia prolongará durante toda una octava, porque el hecho es de tal envergadura que así lo requiere la fe y la razón humanas para asumirlo, se nos ofrece a la consideración el prólogo del cuarto evangelio. Compendio de toda la Buena Noticia, sumario de la voluntad de Dios, recapitulación de la inconsistencia humana que se debate, a lo largo de la historia, entre vivir, acoger y ser luz, o cerrar la puerta del corazón a la luz de la Vida.

La condición de filiación -pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre (Jn 1,12)- o dicho con palabras más coloquiales, la fuerza de la posibilidad de vivirse en la relación con Dios y en la existencia humana como hijos, supone un desafío al eterno anhelo de lo humano. Vivir como regalo, sabiéndose acompañado, custodiado… en relación condicionada por el amor incondicional, en fraternidad con los demás hombres y mujeres del mundo, que hoy y siempre, han acogido la luz.

Las palabras toman cuerpo. La Palabra se encarna. Ya no hay quimera, ilusión o fantasía. De Dios nunca podremos decir que su Palabra fuera campana hueca o címbalo que aturde. La Palabra-Promesa traspasa su misma definición y límite, se excede en el intento… Dios no se quiere lejos de aquello que ama. Dios se quiere en la historia. Dios se quiere encontrar y dejarse encontrar en sus propios hijos. Dios se hace historia entrelazando lo humano y lo divino en ese punto de sutura que es el Hijo del hombre, el Cristo, el Ungido de Dios.

Ha nacido y está en medio de nosotros. Es Dios -con todo su poder y majestad-, que se ha hecho Niño, para que, viéndole, nos elevemos a las cosas divinas. Por tanto, nos toca a nosotros, a cada uno aquí y ahora, creer en su amor. Ya que como dice san Agustín: ¿Por qué razón sobre toda razón, se encarnó el Verbo, sino para manifestarnos su amor?

En definitiva, Dios se ha encarnado, se ha hecho Niño para estar junto a nosotros. Y lo ha hecho por puro amor al ser humano; y porque el amor tiende siempre, de natural, a la unión con lo amado. Bien lo cantaba san Juan de la Cruz:

¿Adónde te escondiste, 
Amado, y me dejaste con gemido? 
Como el ciervo huiste, 
habiéndome herido; 
salí tras ti clamando, y eras ido.

Descubre tu presencia, 
y máteme tu vista y hermosura; 
mira que la dolencia 
de amor que no se cura 
sino con la presencia y la figura.

¡Oh, noche que guiaste!
¡Oh, noche amable más que la alborada!
¡Oh, noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

De ahí que nuestro mejor tributo en este día de Navidad sea creer en su amor, tal y como en una de las cartas lo señalará el propio evangelista del cuarto evangelio: Hemos conocido y creído la caridad que Dios nos tiene (1Jn 4,16). Además, será esta fe, esta inclinación de nuestra mente, corazón y voluntad al amor de Dios, el principio de nuestra propia felicidad. Santa Teresita sonreía porque se llamaba del Niño Jesús. El rostro de la Virgen es el símbolo de la felicidad, porque ha mirado al Niño y ha visto en sus ojos todo el misterio del amor de Cristo. Contemplemos con María el misterio. Y si adoración es el postrer esfuerzo del alma que rebosa y ya no puede articular palabra, postrados ante Él, adorémosle en silencio, dejémonos mirar por el Amor…