jueves, 31 de diciembre de 2020

San Silvestre I Papa


San Silvestre es el primer Papa de una Iglesia que ya no tiene que esconderse en las catacumbas a causa de las persecuciones de los primeros siglos. En efecto, en el año 313, durante el papado del africano Melquíades, los emperadores Constantino y Licinio concedieron plena libertad de culto a los cristianos.

Al año siguiente, Silvestre, sacerdote romano, es elegido Papa. Se desconoce el año de su nacimiento; sin embargo, según el Liber Pontificalis, era hijo de un cierto Rufino romano. Silvestre guió el paso de la Roma pagana a la Roma cristiana, y asistió a la construcción de las grandes basílicas constantinianas.

Siempre según el Liber Pontificalis, el Papa Silvestre sugirió a Constantino la fundación de la Basílica de San Pedro en la colina del Vaticano, sobre la tumba del apóstol. Gracias a la colaboración entre Constantino y Silvestre, también surgieron la basílica y el baptisterio de Letrán -cerca del ex palacio imperial donde comenzó a vivir el Pontífice-; la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén; y la Basílica de san Pablo Extramuros.

La memoria de Silvestre está, sin embargo, unida principalmente a la iglesia “in titulus Equitii” que toma el nombre de un presbítero romano que se dice que erigió esta iglesia en su propiedad. Dicha iglesia se encuentra aún cerca de las termas de Trajano, junto a la Domus Aurea.

Contribuyó además al desarrollo de la liturgia: cambió para la liturgia los nombres de los días de la semana que recuerdan divinidades paganas, dejando con nombre sólo el Sábado y el Domingo y llamando "ferias" con su respectivo ordinal a los demás días, tal como se usa en portugués.

Durante su papado, probablemente fue escrito el primer martirologio romano. Al Papa Silvestre se le atribuye también el haber marcado las bases del derecho canónico, así como la creación de la escuela romana de canto.


San Silvestre y su carrera

San Silvestre no tiene nada que ver con la carrera, pero esta lleva su nombre desde que se inició en Brasil, hace más de 80 años, porque se realiza el día en que celebra la memoria de San Silvestre Papa.

Así mismo podría haberse llamado con el nombre de cualquier otro santo celebrado el 31 de Diciembre. Es costumbre medieval relacionar hechos, celebraciones con el santo del día o el más célebre de esos días. Así tenemos los “sanfermines”, “sanvalentín”, "veranillo de San Miguel", etc.

Evangelio diario: 31-12-2020

Comienzo del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

Él estaba en el principio junto a Dios.

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.


Comentario

Muy rico en verdades sublimes este conocido prólogo del evangelio de San Juan. Destaquemos algunas de ellas.

La primera y principal, de la que parten las demás, es que la Palabra, Jesús, ha venido hasta nuestra tierra. Todo un Dios que viene hasta nosotros y nos ofrece lo que más necesita nuestra persona. “En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres”.

Vida y luz, una luz que disipa nuestras tinieblas. Lo pasamos mal cuando no vemos claro, cuando las oscuridades prevalecen sobre las claridades. Dios nos ha dotado a los hombres de libertad y usando de ella podemos cometer el enorme error de rechazar a Jesús y la vida y la luz que nos brinda. Pero a cuantos le reciben, y nosotros queremos recibirle “les da el poder de ser hijos de Dios, si creen en su nombre”.

Enorme el amor que Jesús nos tiene que le lleva a hacernos hijos de Dios. Dios para nosotros no es en primer lugar el Omnipotente, el Altísimo, sino nuestro Padre, el que nos ama y cuida de nosotros, y al que podemos dirigirnos sin temor, sin miedo porque es nuestro Padre. Toda la vida es distinta y mejor si Dios es nuestro Padre entrañable.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Evangelio diario: 30-12-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.


Comentario

El evangelio nos sitúa en el momento de la presentación de Jesús en el templo, cuando le pondrán el Nombre y derramará su primera sangre en la circuncisión. Hoy veremos a la anciana Ana hija de Fanuel, viuda y dedicada al servicio del Señor, como el anciano Simeón, los dos hablando del niño. Lo que ambos dicen llena de alegría a los que esperan la liberación de Jerusalén. La liberación de Israel. La liberación de toda la humanidad.

El Espíritu Santo habla por boca de ellos, les lleva al conocimiento profundo de lo que los profetas habían anunciado y ellos reconocen cumpliéndose. Por eso ambos hablan. Y ambos se convierten en ejemplo para cada bautizado. Del trato continuado con el Señor debe derivar el anuncio, la comunicación, la alabanza por las obras del Señor. Este anuncio llega a todos los que aguardan, esperan, están abiertos a lo nuevo y bello que Dios realiza continuamente en favor de todos los hombres. Los convierte en signos para mover a las personas a abrirse a Dios. No es pequeña la misión encomendada a los discípulos.

Termina el pasaje del evangelio: “Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.” Los padres de Jesús cumplen con todo lo previsto por la Ley del Señor. Como han cumplido lo mandado por César Augusto. Por mandato de este van a empadronarse a Belén, cumpliéndose así la profecía. Presentar a su primogénito ante el Señor, en el Templo, es también cumplimiento de lo escrito en la Ley. En este apegarse a la Ley muestran su adhesión a la Voluntad de Dios. Sus vidas están unidas a esta Voluntad que manifiesta el amor por todos los seres humanos.

Y concluye el pasaje: ”El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.” Un resumen de la infancia de Jesús. Crecer físicamente, psicológicamente, espiritualmente. El Verbo encarnado sigue el proceso de desarrollo humano como un hombre cualquiera. Es verdaderamente hombre y como tal, todo lo ha de aprender. Lleno de sabiduría, dice el evangelista. Un desarrollo integral e integrador.

Y la gracia de Dios estaba con él. A su madre el arcángel le había dicho: “llena de gracia”. El evangelista afirma que la gracia de Dios “estaba con él.” Jesús dirá a lo largo de su ministerio: Yo no estoy solo, mi Padre siempre está conmigo. Pensar en todo esto, en estos días de la octava, mientras celebramos la Natividad del Señor, nos ayudará a comprender el compromiso solidario de Dios con cada ser humano, que se hace presente en cada circunstancia de la historia personal y de toda la humanidad.

martes, 29 de diciembre de 2020

Evangelio diario: 29-12-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2,22-35

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».



Comentario

Lucas, en este relato final de la infancia de Jesús, nos habla del cumplimiento de la promesa, del final de la profecía. José y María, cumpliendo las tradiciones religiosas de Israel, presentan al niño para su consagración a Dios. Reconocen el don de Dios y agradecen su benevolencia con ellos por el hijo recibido. Ponen su vida y su familia en las manos de Dios.

Y, en ese contexto, Lucas nos presenta ese encuentro culminante de Simeón con la sagrada familia. Se ve cumplida la promesa para un hombre de Dios, lleno del Espíritu que proclamará el significado definitivo de la vida de Jesús. Dios ha sido fiel a su palabra. Ha realizado su esperanza y ha colmado el sentido de su vida. Por eso reza a Dios: “Ahora Señor puedes dejar a tu siervo ir en paz”.

Con ese himno que nos transmite Lucas de profunda serenidad, pone Simeón su vida en manos de Dios. Ha visto llegar al enviado, es testigo del Salvador de Israel, la luz que Dios hace brillar para todas las naciones. Pero como siempre, hay un claroscuro, el anuncio tiene que ser recibido, el enviado debe ser aceptado. Jesús será puesto para que muchos caigan y se levanten, será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones.

Tenemos por tanto presente el sentido que el niño Dios interpela en nuestras vidas. La navidad nos trae ese mensaje de salvación y cercanía de Dios, a la vez que la llamada al seguimiento, a creer en la promesa, a percibir el misterio de Dios presente en ese misterio oculto del niño salvador. Un misterio que nos suscita una apuesta confiada por el Dios que cumple su promesa. Una esperanza empeñada en la aceptación del Salvador que Dios nos envía. Un seguimiento incondicional para hacer brillar el amor infinito que Dios nos muestra con la misión de su Hijo. Y así como María proclama la grandeza de Dios en la humillación de su sierva, también nosotros recibimos al niño Dios en el despojo de nuestra prepotencia para ponernos al servicio del Señor.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Los Santos Inocentes

La masacre de los inocentes (1824) - François-Joseph Navez
Colección privada - Imagen de dominio público


¡Oh gran don de la gracia! ¿De quién son los merecimientos para que así triunfen los niños? Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo. Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya consiguen la palma de la victoria.


De los sermones de san Quodvultdeus, obispo
(oficio de lectura 28 Diciembre)





De acuerdo al relato de San Mateo, el rey Herodes mandó a matar en Belén y sus alrededores a los niños menores de dos años, al verse burlado por los Reyes Magos, quienes regresaron a sus países por otra ruta para no revelarle dónde estaba el Mesías.

En el siglo IV se instituyó esta fiesta para venerar a estos niños que murieron como mártires. La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre, mientras que la latina, el 28.

Posteriormente, San Quodvultdeus, Padre de la Iglesia del Siglo V y Obispo de Cartago (norte de África), dio un sermón sobre este lamentable hecho.
“¿Qué temes, Herodes, al oír que ha nacido un Rey? Él no ha venido para expulsarte a ti, sino para vencer al Maligno. Pero tú no entiendes estas cosas, y por ello te turbas y te ensañas, y, para que no escape el que buscas, te muestras cruel, dando muerte a tantos niños”.
Más adelante el Santo le señala al rey asesino:

“Matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees que, si consigues tu propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente quieres matar a la misma Vida”.

“Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo; los padres hacen duelo por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos testigos suyos a los que todavía no podían hablar”.



Matanza de los inocentes (1450) - Frangelico
Fragmento del Relicario "Armario de la Plata"
Museo del Convento de San Marcos - Florencia


Es imposible establecer el día o el año de la muerte de los Santos Inocentes, ya que la cronología del nacimiento de Cristo y los acontecimientos bíblicos subsiguientes son muy inciertos. Todo lo que sabemos es que los infantes fueron asesinados dentro de los dos años después de la aparición de la estrella a los Sabios de Oriente.

La Iglesia venera a esos niños como mártires; constituyen los primeros mártires de la Iglesia muertos por el hielo de la persecución; no sólo murieron por Cristo, sino en su lugar (Agustín, “Sermon 10 De los Santos ).

En relación con ellos, el Apóstol recuerda las palabras del profeta Jeremías (31,15) hablando de la lamentación de Raquel. La tumba de Raquel, representante de las antepasadas de Israel, se encuentra en Ramá. Allí se congregaron los remanentes de la nación para ser conducidos al cautiverio. Igual que Raquel después de la caída de Jerusalén, desde su tumba lloraron los hijos de Efraín, de modo que ella llora nuevamente por los niños hombres de Belén. La ruina de su pueblo, conducido a Babilonia, es sólo un ejemplo de la ruina que amenaza a sus hijos ahora, cuando el Mesías va a ser asesinado y se ve obligado a huir de en medio de su propia nación para escapar a la espada del alguacil. El lamento de Raquel después de la caída de Jerusalén recibe su cumplimiento supremo a la vista de la caída de su pueblo, precedido por la matanza de sus hijos y el destierro del Mesías.


La matanza de los inocentes (1310) - Giotto
Basílica inferior de San Francisco de Asís


La Iglesia Latina instituyó la fiesta de los Santos Inocentes en fecha desconocida, no antes del final del siglo IV y no después del final del siglo V. Junto con las fiestas de San Esteban y San Juan, se halló por primera vez en el el Sacramentario Leonino, fechado alrededor de 485.

Los latinos guardaban esta fiesta el 28 de diciembre, los griegos el 29 de diciembre, los sirios y caldeos el 27 de diciembre. Estas fechas no tienen nada que ver con el orden cronológico del acontecimiento; la fiesta se celebra dentro de la octava de Navidad porque los Santos Inocentes dieron su vida por el Salvador recién nacido. Esteban, el primer mártir (mártir por voluntad, amor y sangre), Juan, el discípulo amado (mártir por voluntad y amor), y estas primeras flores de la Iglesia (mártires por sangre solamente) acompañan al Santo Niño Jesús cuando aparece en el mundo el día de Navidad. 

Únicamente la Iglesia de Roma da el nombre de Inocentes a estos niños; en otros países latinos se les llama simplemente Infantes y la fiesta tenía el título de “Allisio infantium”,  “Natale infantum”, o “Necatio infantum”. 

Apoya nuestra labor de ayuda a las familias más afectadas

 Situación actual de la crisis


Nos encontramos desde el 13 de marzo en un estado de alarma decretado por el Gobierno de la Nación tras el impacto de la pandemia del Covid-19. Por este motivo se han paralizado los motores económicos del país, que, según todas las previsiones habidas hasta el momento, tanto por los organismos internacionales desde el propio Fondo Monetario Internacional a la Unión Europea como por los más diversos expertos nacionales, es más que previsible una recesión económica que produzca situaciones de necesidad más profundas incluso que aquellas originadas por la crisis de 2008.

Por ello el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España, encomienda a Cáritas Castrense, el organismo oficial del Arzobispado Castrense de España, constituida para promover, coordinar y orientar la acción caritativa y social, la creación de un fondo de emergencia con el fin de paliar las necesidades que se produzcan en el entorno del Arzobispado Castrense de España.

“Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan”

 (Gn, 41, 53ss)





Necesitamos tu apoyo urgente


Con el referente de la figura de José en Egipto, se creará un “granero” (Cf. Génesis 41, 56) que, a modo de fondo de emergencia, constituido por los donativos de personas físicas o jurídicas, permita paliar con inmediatez las necesidades más básicas generadas por la crisis del Covid-19.



Se pondrá especial atención en cubrir necesidades como:
• Alimentación 
• Medicina 
• Vivienda y suministros servicios (agua; luz; gas etc.)
• Académicos/escolarización
• Cualquier otra actividad que tienda a cubrir necesidades básicas.

Ayudar y alentar a las CPC, extendidas por el territorio nacional y al resto de capellanes que no tienen CPC en sus unidades, bases o acuartelamientos en la consecución de los mismos fines anteriormente mencionados.



Gracias por apoyarnos en esta campaña en pro de los más desfavorecidos

Evangelio diario: 28-12-2020

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-18

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.

Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».





Comentario

El evangelio de hoy nos muestra como la ambición de poder convierte al ser humano en un verdadero monstruo. El ego, la autorreferencialidad, el capricho… petrifican el corazón.

Muchos son los dramas humanos… situaciones provocadas por la ambición y el poder. Parece que estas realidades ya no nos hieren. Ante el exceso de información y la repetición de las tragedias, desplegamos una coraza de protección que nos puede llevar a la indiferencia y a cerrar los ojos ante el dolor de tantas personas, víctimas inocentes que no consiguen salir por sí mismas de las situaciones de explotación, malos tratos, humillaciones.

La escucha de la Palabra de Dios nos ayuda a ver las situaciones donde la vida está amenazada. Cuando percibimos lo que ocurre a nuestro alrededor, quienes son los débiles y escuchamos los clamores y llantos silenciados, el Señor nos lleva a respuestas astutas, audaces y comunitarias. Incluso a veces es necesaria la huida, para que después se pueda retomar la vida: “Huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque…” (Mt 2, 13).

La biblia nos revela constantemente que Dios está al lado de los pequeños, de los excluidos, de aquellos a quienes se les niega el derecho de ser, de tener oportunidades. Hoy la Palabra nos provoca y cuestiona: ¿De qué lado estoy? ¿De qué lado quiero estar? La fe nos urge, nos lanza… no para ser salvadores o héroes, sino para que, con sencillez y constancia, nos comprometamos con el Reino de Dios, porque comenzar el camino es una gracia de Dios, pero continuar sin fuerzas, sin desfallecer hasta llegar al final, es la gracia entre todas las gracias.

domingo, 27 de diciembre de 2020

La Sagrada Familia en el arte

Toda expresión artística, pintura, escultura o arquitectura, se configura en cualquier época histórica como testimonio de los modos de vida de la humanidad, de su sentir y de su manera de expresar sentimientos íntimos, plasmándolos plásticamente, dejándolos como testamento para la posteridad.

A lo largo de la historia humana, ha habido épocas en las que el sentimiento trascendente, la vivencia religiosa ha sido el hilo conductor de la vida de las sociedades. Hoy en este día de la Sagrada Familia, queremos recuperar algunos testimonios de esa vivencia religiosa centrada en la familia, configurada como núcleo del cuerpo social de la sociedad y por tanto también con un modelo religioso, un ideal de vivencia de la fe para los creyentes.

José, María y Jesús, ocuparon en el sentir del creyente un lugar en el corazón y en la devoción popular como familia en la que se vive una especial comunión con Dios.

Antes de existir una fiesta oficial como tal en el siglo XIX, la fe del pueblo De Dios hizo que la sagrada familia fuese una devoción vivida y sentida que se transmitió al arte y que llega hasta nosotros.

Como muestra de ello unas pocas imágenes que de las manos de los grandes maestros llegan hasta nuestros días.





Rafael tiene en la Sagrada Familia un tema recurrente, en esta obra el pintor, une magistralmente la elegancia renacentista con la armonía espiritual que existe entre los protagonistas:

Sagrada Familia del Cordero - Rafael (1507)
Oleo sobre tabla - Museo Nacional Del Prado





Una muestra escultórica de Alonso Berruguete, que junto con el Greco son en el siglo XVI, los apasionados artistas de la fe:

Adoración de los Magos - Alonso Berruguete
Museo Nacional de Escultura - Valladolid





La Sagrada Familia del Pajarito, es la muestra real y viva de un padre de familia ejemplar -el mismo Murillo- que presenta con una gran expresividad, un ambiente hogareño. Es una hora cualquiera, de una familia cualquiera, en la que late un profundo fervor religioso y que plasmó magistralmente el pintor sevillano:

Sagrada Familia del pajarito - Bartolomé Esteban Murillo (1650)
Museo Nacional del Prado




En el siglo XVIII con el predominio de la pintura francesa, es Goya el que deja en la pintura española su especial impronta, y aunque en su obra no es la temática religiosa lo primordial, aquí tenemos una de sus mejores obras religiosas:


Sagrada Familia - Goya (hacia 1787)
Oleo sobre lienzo - Museo Nacional del Prado





Por ultimo, como curiosidad una minitura del libro de horas del Rey Carlos VIII de Francia, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid y que está catalogado como Tesoro de España. Muestra una escena familiar muy peculiar, habida cuenta que este libro está datado en el siglo XV. Una escena propia de nuestros días en la que el marido y la mujer reparten equitativamente las tareas domesticas. El cocina y ella cuida del hijo.

Libro de horas de Carlos VIII de Francia (1494)
Biblioteca Nacional - Madrid












La Sagrada Familia

 

La Sagrada Familia - Detalle de la Fachada de La Natividad
Basílica de la Sagrada Familia - Barcelona


Es una Fiesta universal de la Iglesia que celebra la unidad familiar divina y humana de Jesús, María y José, cuya celebración tiene lugar generalmente el domingo después de Navidad. Nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios que quiso nacer bajo una humilde familia para hacer brillar su luz a todas las naciones. Fiesta que nos lleva a la interiorizar la santa vivencia de aquella familia en donde se desarrolló el Hijo de Dios.


La Sagrada familia es el modelo de virtudes de todas las familias. Así Dios lo quiso, nacer en el seno de una familia, formada por José María y Jesús, en donde el Hijo de Dios fue acogido con gozo, donde nació pobre y humilde, donde creció y se educó como hombre, obediente a Dios, a María y a José, en la cual se evocaban todas las mejores virtudes domésticas que deben reinar en el hogar de todas las familias del mundo.

Es una fiesta de devoción que se difundió entre el pueblo a partir del siglo XVII y varias congregaciones religiosas nacieron bajo esta advocación: Uno de los países en los que se extendió de un modo especial fue Canadá, donde en 1863, en la ciudad de Montreal se fundó la asociación de la Sagrada Familia, y ese mismo año se celebró por primera vez la fiesta.


El 26 de octubre de 1921 la Sagrada Congregación para la Liturgia amplió la Fiesta de la Sagrada Familia a la Iglesia Universal y, a partir de la revisión del calendario litúrgico de 1969, se trasladó del primero domingo después de Epifanía al domingo de la octava de navidad.


Enseñanzas de la Sagrada Familia.

José es un modelo de obediencia total. Obedece sin quejarse. No dice una palabra. Sabemos poco de él, pero su rápida obediencia es fundamental para que se cumpla el plan de Dios. Ante los problemas familiares, José no se divorcia ni abandona su familia ni pone condiciones a su amor.

Debemos parecernos a Jesús. Cuando nace un niño, inmediatamente buscamos parecidos: "Tiene los ojos como los del padre". "Se parece a la madre". Parecidos genéticamente transmitidos de generación en generación.

San Pablo nos invita a parecernos a Cristo por ser de la familia de Dios. Debemos reflejar la bondad y santidad de nuestro Padre Dios y de nuestro hermano Jesucristo. La gente que nos mira y observa debería decir: "Cómo se parecen a Jesús" Nos debemos parecer, no por nuestros ojos ni por la nariz, sino por nuestra mente y nuestro corazón, por nuestra manera de vivir y de amar, por nuestros valores. "Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada", nos recuerda San Pablo.

A la familia se la define como "Escuela del amor" e "Iglesia doméstica". En la Iglesia celebramos los sacramentos pero en la familia celebramos los "sacramentales", esos pequeños ritos que nos recuerdan a Dios y lo hacen presente en nuestras actividades: rezar al comer, al ir a dormir, venerar  imágenes religiosas. La familia es el lugar providencial donde somos formados como humanos y como cristianos. Nuestra familia es donde crecemos en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres.

La Fiesta de la Sagrada Familia nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios. La familia es una comunión íntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, abierto al don de la vida humana, y al amor para siempre. Todas las familias del mundo en que vivimos hoy, deben siempre acudir al amparo y protección de la Sagrada Familia, para así aprender a vivir el amor y el sacrificio, conscientes de que la gracia del sacramento del matrimonio fortalece a los esposos para sacrificarse el uno por el otro, y ambos por los hijos.


Oración

Sagrada Familia de Nazaret;
enséñanos el recogimiento,
la interioridad;
danos la disposición de
escuchar las buenas inspiraciones
y las palabras de los verdaderos maestros.

 

Enséñanos la necesidad
del trabajo de reparación,
del estudio,
de la vida interior personal,
de la oración,
que sólo Dios ve en los secreto;
enséñanos lo que es la familia,
su comunión de amor,
su belleza simple y austera,
su carácter sagrado e inviolable. Amén

sábado, 26 de diciembre de 2020

Domingo de la Sagrada Familia

Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6.12-14


El Señor honra más al padre que a los hijos
y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados,
y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él,
y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada
y te servirá para reparar tus pecados.



Salmo 127

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.





Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21


Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.

El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.

Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.

Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.

Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo.




Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.





Comentario

Pocos son los pasajes del Evangelio que nos presentan la infancia de Jesús. Este es uno de esos pocos, y realmente muy relevante. No solo nos presenta un momento de su infancia, sino que se reflejan en él dos realidades importantes: la naturaleza divina de Jesús, y la vida religiosa de la Sagrada Familia.

San Lucas nos presenta a una familia creyente, que cumple con lo que Dios ha mandado, son por tanto fieles a su religión, fieles a su fe…, y en ese momento se encuentran con Simeón y Ana, dos profetas de este tiempo, fieles también a los mandatos que Dios dio a su pueblo a través de Moisés.

Simeón y Ana reconocen en ese Niño al Mesías esperado. Los dos son personas de Dios que dedican su vida al templo. Hombres y mujeres de oración y servicio, esto es lo que les abre los ojos para poder ver y reconocer la divinidad de Jesús, la presencia real y física de Dios en el pueblo de Israel.


Un elemento central en la vida de una familia cristiana es la vivencia de los sacramentos como regalos que Dios nos ha hecho para creer y fortalecer nuestra fe; para crecer y fortalecer nuestra vida de familia.

Una labor importante de los padres es esa transmisión de la fe, y solo se puede hacer mediante la vida, viviendo en familia los sacramentos. Por eso es necesario que los padres acompañen a sus hijos en ese crecimiento religioso personal, especialmente acompañándolos en el proceso de catequesis, y hacerles ver que esto es importante para el Señor, que cada uno de ellos, de nosotros, somos importantes para Dios.

La familia debe ser la que transmita a sus hijos que la Eucaristía se vive en nuestros hogares, no como una imposición sino como el momento de la semana o del día en que estamos unidos a Dios y recibimos la Palabra y el alimento espiritual, pero, especialmente, que todo esto que recibimos se tiene que vivir en el día a día, en casa y en cualquier lugar en el que estemos, siendo reflejo de lo que vivimos en la eucaristía, siendo reflejo del Amor de Dios.

La familia debe, con la vivencia de la eucaristía ser reflejo de ese programa de comunidad que hemos visto en la segunda lectura: programa de vida basado en el AMOR, amor que mana de la relación de Dios con los hombres a través de los sacramentos vividos en familia.

La familia debe ser también escuela de vida y de visión del mundo. Debemos enseñar a nuestros hijos a reconocer a Jesús, como Simón y Ana, en las personas que nos rodean, en todos aquellos que nos encontramos cada día, y de forma especial, aquellos que más nos necesitan. Los padres tenemos la obligación de enseñar a los hijos a vivir el amor de Dios en los demás; a valorar la vida por todo aquello que podemos dar, más que recibir; a entregarnos gratuitamente para crear en el mundo una comunidad de amor que manifieste el verdadero AMOR por el mundo.



San Esteban - protomartir




El 26 de diciembre se celebra el día de San Esteban. San Esteban fue un diácono de la Iglesia primigenia de Jerusalén y protomártir, es decir, uno de los primeros mártires del cristianismo. De hecho, tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

La Sagrada Escritura se refiere a él por primera vez en los Hechos de los Apóstoles, cuando fue elegido como uno de los siete diáconos. Las circunstancias de su martirio indican que la lapidación de san Esteban no fue un acto de violencia de la multitud, sino una ejecución judicial.

La fiesta de san Esteban siempre fue celebrada inmediatamente después de la Navidad para que, siendo el protomártir, estuviese lo más cercana a la del nacimiento del Hijo de Dios. Antiguamente se celebraba una segunda fiesta de san Esteban el 3 de agosto, para conmemorar el descubrimiento de sus reliquias, pero por un Motu Propio de Juan XXIII, el 25 de julio de 1960, esta segunda fiesta fue suprimida del Calendario Romano.

Su nombre, Stephanos, es griego (significa «Corona»). Era un judío converso, por lo que se cree que Esteban nació como judío, aunque no se sabe nada más sobre su vida anterior. Estos diáconos fueron elegidos por la insatisfacción entre los judíos helénicos (de origen griego y griegoparlantes) que consideraban que las viudas de su colectivo eran tratadas peor que las judías hebráicas en la distribución de los fondos de la comunidad. Como el nombre "Stephanos" es griego, se ha asumido que él era uno de estos judíos helénicos. Los elegidos por los judíos helénicos fueron Esteban, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás de Antioquía. Fueron presentados a los apóstoles que, después de orar, les impusieron las manos. Posteriormente, se dice que Esteban hizo algunos milagros delante del pueblo.

Algunos judíos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia que estaban congregados en una sinagoga de libertos debatieron con Esteban. Según los Hechos de los apóstoles, no podían rebatirle sus argumentos, por lo que sobornaron a unos testigos para que dijeran que Esteban había blasfemado contra Moisés y contra Dios. Por ello, "conmovieron al pueblo, a los ancianos y escribas" y cogieron a Esteban y lo llevaron hasta el Sanedrín, reunido en el Templo de Jerusalén. Entonces los testigos falsos le acusaron de haber dicho que cambiaría las costumbres de Moisés y que Jesús destruiría el Templo de Jerusalén. El libro de Hechos dice que en ese momento los sanedritas miraron a Esteban y vieron "su rostro como el rostro de un ángel".

Discurso ante el Sanedrín

Esteban dio un extenso discurso ante el Sanedrín. Posteriormente habló de Abraham, de sus descendientes y de cómo José fue a parar a Egipto. Luego habló de cómo José fue consejero del faraón, de cómo los siguientes faraones esclavizaron al pueblo judío, de la vida de Moisés y de su conversación con Dios. En la historia de Moisés, narró cuando aquel profeta estaba perdido en el monte y los israelitas le dijeron a su hermano Aarón que hiciera un Dios para guiarles en el desierto. Con esto quiso señalar la desobediencia del pueblo de Israel hacia Dios. Luego habló de la construcción del tabernáculo sagrado que hizo Moisés siguiendo las instrucciones de Dios y del templo que hizo Salomón. En el discurso dijo que Dios había indicado que él vivía en el cielo y en la tierra y no solamente en un edificio, en referencia al templo.

El libro de los Hechos dice que Esteban apeló a las escrituras para demostrar que Jesús no desobedeció las normas que Dios dio a Moisés, sino que las cumplió debidamente.

El discurso terminó con las siguientes palabras: ''Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros siempre habéis resistido al Espíritu Santo. Como vuestros padres, así también vosotros. ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Dieron muerte a los que anunciaban la venida del Justo, a quien vosotros habéis traicionado y crucificado; vosotros, que recibisteis por ministerio de los ángeles la Ley, no la guardasteis''



Lapidación de San Esteban - Rembrandt (1625)
Museo de Bellas Artes en Lyon


Lapidación de Esteban

Tras esta afirmación, los sanedritas no pudieron contener su ira. No obstante, Esteban miró arriba y gritó al Sanedrín que veía el cielo abierto y al Hijo del Hombre (Jesús, recientemente ejecutado) sentado a la derecha de Dios. Esto fue una blasfemia tan grande para ellos que cogieron a Esteban, le condujeron a las afueras de la ciudad, a un lugar determinado, y lo lapidaron.

En aquella época los judíos permitían la pena de muerte por lapidación en caso de blasfemia. Los testigos, los cuales tenían el deber de tirar las primeras piedras, dejaron sus abrigos en el suelo para poder hacerlo, a los pies de "un muchacho llamado Saulo", quien posteriormente sería conocido como el apóstol Pablo. Esteban oró a Dios para que recibiese su espíritu y para que perdonase a sus asesinos, se puso de rodillas y cayó muerto.

Evangelio diario: 26-12-2020

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 17-22

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. 
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. 
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. 
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».




Comentario

En el Evangelio de hoy, Jesús aparece preparando a los discípulos para las dificultades que vendrán. Jesús es realista, no les augura éxitos fáciles, sino que les previene ante las dificultades, las acusaciones, calumnias, persecuciones que sufrirán en todo tiempo. “Todos os odiarán por mi nombre”: La cruz nunca abandonará a los discípulos del Señor; ahora como entonces los cristianos sufrirán la persecución de los que ni entienden ni quieren entender el mensaje del Evangelio. Por ello es necesario que los discípulos comprendan que el anuncio del Evangelio tendrá que desarrollarse en un clima de oposición y persecución.

Pero Jesús sabe que no todos aguantarán el tipo, no todos somos Esteban, no todos poseemos su fe y su fuerza. Y por eso, las palabras de Jesús son de esperanza y de fortaleza: “No os preocupéis”, porque en las peores circunstancias garantiza a sus discípulos la fuerza del Espíritu Santo. Estas palabras dan confianza a los suyos: ante los enemigos es el “Espíritu del Padre (el que) hablará por vosotros”; el mismo Espíritu suscitará en la mente y en el corazón de los discípulos lo que han de decir y cómo lo dirán. 

El único remedio válido contra el miedo es la fe, la confianza en Jesús, en la fuerza que viene del Espíritu Santo. Quien vive abandonado en las manos de Dios no está especialmente preocupado por una posible persecución, porque sabe que el Espíritu del Padre hablará por él, sabe que el amor que Dios nos tiene es más grande que todo el odio junto de los hombres. Los discípulos que hayan sabido dar testimonio de Jesús ante los hombres escucharán el testimonio de Jesús a favor suyo ante Dios.

Al celebrar la fiesta de San Esteban pidamos al Señor la gracia de no acobardarnos ante las dificultades y persecuciones de todo tipo que se nos presenten, sino renovemos nuestra confianza en que el Señor estará ahí, como nos ha prometido, siendo nuestra guía, nuestra fuerza, nuestro consuelo y nuestra esperanza.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Feliz Navidad


Desde este espacio desearos a todos una muy feliz Navidad del Señor y un mejor año 2021.
Que el Señor de la vida nos cuide a todos
y nos bendiga cada día.

Natividad del Señor

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 52, 7-10


¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.
Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación de nuestro Dios.




Salmo 97


R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios




Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6


En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.

En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.

Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»?

Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».



Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

Él estaba en el principio junto a Dios.

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.

Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni  de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.



Comentario

En la fiesta de Navidad celebramos la Encarnación del Hijo de Dios. Las lecturas de la Eucaristía de hoy nos ayudan a comprender por qué es tan importante esta fiesta.

En los Evangelios hay dos formas de explicarlo. Por una parte, tenemos las narraciones que nos ofrecen san Mateo y san Lucas del nacimiento del Señor. Y por otra, tenemos el Prólogo del Evangelio según san Juan, que la liturgia nos ofrece hoy. Se trata de un texto que es fruto de una profunda reflexión y vivencia en el seno de la comunidad joánica. Fue escrito en torno a la década de los años 90, más de 60 años después de la muerte y resurrección del Señor. Es decir, en este texto el evangelista sintetiza bellamente cómo vivió la Navidad aquella comunidad cristiana durante más de seis décadas. Es un testimonio espiritual de aquellos primeros cristianos.

Jesús era para ellos la Palabra que había transformado su vida totalmente. Ellos vivían antes en tinieblas, pero la Palabra les trajo la luz. Dio sentido a su existencia. Sentían plenamente que era una Palabra venida del Cielo, enviada por Dios Padre para traer la felicidad a este mundo. Y era una vivencia que ellos compartían comunitariamente.

Pero aquellos cristianos conocieron a otras personas que, por desgracia, no supieron abrir su corazón a la Palabra y no permitieron que ella les transformase. Éstos escucharon la Palabra con oídos mundanos, cargados de egoísmo, rencor y superficialidad. Por eso no la reconocieron y siguieron con su vida de pecado. Sin embargo, los miembros de la comunidad joánica sí habían sabido escuchar la Palabra con los oídos de su corazón. Y movidos por ella, superaron su vida de caprichos, soberbia, y vanidad. A éstos, nos dice el evangelista que la Palabra les cambio la vida, les hizo conscientes de que son hijos de Dios. Y así, su vida se llenó de verdadero amor y de auténtica felicidad. Esto supuso para ellos un nuevo nacimiento, pasando a ser «hombres nuevos», como diría san Pablo.

Ante esta vivencia tan profunda, es lógico que aquellos cristianos viesen el nacimiento del Señor como la venida al mundo de la Palabra que estaba junto a Dios. Porque sentían que la Palabra es el mismo Dios y que es una Palabra de vida. Una vida que es la luz de la humanidad, porque da significado a toda la existencia. De ahí la alegría que aquellos cristianos experimentaban al celebrar la Encarnación del Hijo de Dios.

La lectura del profeta Isaías nos muestra muy bien esa alegría, pues nos lleva a uno de los momentos más felices del Pueblo de Israel. Es el año 538 antes de Cristo. El rey Ciro de Persia había vencido al imperio babilónico el año anterior y hacía unos 50 años que miles de judíos habían sido deportados por el emperador Nabucodonosor a Babilonia, como represalia por haberse revelado contra él. Muchas de aquellas familias judías fueron a vivir a la capital del imperio o a otras grandes ciudades.

Pero también hubo familias que se asentaron en pequeños pueblos situados en medio del campo. Y a estos pueblos llegaban las noticias por medio de mensajeros enviados desde la capital. Pues bien, el profeta Isaías nos habla de aquel impactante momento en el que se enviaron mensajeros para anunciar que el rey Ciro había decretado que los judíos que así lo deseasen podían regresar a su hogar: a Jerusalén. Es fácil imaginar el estallido de júbilo, alegría y felicidad que vivieron aquellos judíos. Su corazón se llenó de esperanza y de paz.

Bueno, pues eso es lo que vive la Iglesia el día de Navidad. Durante la Eucaristía, la comunidad cristiana celebra que, aquello que Dios prometió durante siglos por medio de los profetas, se ha cumplido hace unos 2020 años, cuando Jesús, el Hijo de Dios, nació en Belén. Pero sobre todo celebramos que se cumple hoy, pues Jesús nace ahora en nuestro corazón, y en el corazón de nuestra familia, tal y como hizo en la comunidad joánica en tiempos pasados.

Hoy es un día para mostrarse especialmente amables, alegres y agradecidos. Es un día para compartir la Luz que viene del Cielo para acampar entre nosotros. Siguiendo las palabras de la carta a los Hebreos que nos entrega hoy la liturgia, es un día para adorar en familia al Niño Jesús, junto a los ángeles de Dios. Porque Él es reflejo de la gloria divina e impronta de su ser.