lunes, 31 de mayo de 2021

Evangelio diario: 31-05-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre! 
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. 
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. 
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.




Comentario

Lucas nos presenta el relato de un encuentro de dos mujeres, María e Isabel. Este contacto de dos futuras madres es en realidad el primer encuentro de los dos hijos: Jesús con Juan, ambos son llevados en el seno de sus respectivas madres y ambos concebidos por la Gracia infinita de Dios para una misión salvadora. Estamos ante un suceso único que transformará nuestra historia, haciendo de ella Historia de Salvación

Las dos de diferente forma han acogido con gran generosidad y alegría lo inesperado y casi imposible racionalmente; las dos se han convertido en receptoras de vida, llevan en su vientre a los protagonistas del acontecimiento esperado por todos los creyentes.

El sí de María a Dios la lleva a salir de su casa, ponerse en camino a toda prisa y llegar a encontrarse con su prima Isabel Camina con alegría, se sabe habitada por todo un Dios. ¿Será que María siente la necesidad urgente de dejar actuar al hijo que lleva en su seno? Ella es la respuesta plena y sin dudas al Plan de Dios, y esto es lo que Isabel descubre y proclama al escuchar el saludo de María, “mi hijo ha saltado de alegría en mi seno” dice Isabel, y prosigue: “¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?, y sin esperar respuesta, solo iluminada por el Espíritu proclama una oración que ha llegado en la iglesia hasta nuestros días: “Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” ¡”Dichosa tú que has creído!”

La bendición de Isabel provoca una respuesta de acción de gracias. María canta su Magnificat, salmo de gratitud a Dios porque ha visitado y redimido a su pueblo. Cada día la comunidad cristiana lo repete, ojalá seamos conscientes de ello.

Apoya nuestra labor de ayuda a las familias más afectadas

Situación actual de la crisis

Ha pasado un año desde que, en marzo de 2020, el Gobierno de la Nación declarase el estado de alarma para combatir el impacto de la pandemia del Covid-19. 

En aquellos momentos las previsiones emitidas tanto por organismos internacionales, el propio Fondo Monetario Internacional o la Unión europea, como por los propios expertos nacionales indicaban que se podrían producir situaciones de necesidad incluso más profundas que aquellas que originó la crisis de 2008.

Ante esa situación, el Presidente de Cáritas Castrense y Arzobispo Castrense don Juan del Rio, recientemente fallecido a consecuencia del Covid-19 (q.e.p.d.), encomendó a Cáritas Castrense la misión de crear un fondo de emergencia con el fin de paliar las necesidades que se produjeran.

Cáritas Castrense, organismo oficial del Arzobispado Castrense de España constituido para promover la acción caritativa y social, inició todas las acciones necesarias para llevar a cabo la iniciativa lo antes posible, pudiendo así comenzar con las primeras ayudas en el mes de junio del 2020. 

En los momentos actuales a los efectos derivados de la “no concluida” crisis sanitaria se han sumado los de la crisis económica y social que se predecían .

Por todo ello las necesidades que llevaron a la creación del “Granero de José” no han finalizado y ahora son indispensables para muchas personas.

Damos las GRACIAS a todas las personas, organismos e instituciones que desde entonces están colaborando con esta campaña.


“Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan”

 (Gn, 41, 53ss)







Queridos hermanos y amigos.

Durante los últimos meses hemos visto como nuestras vidas se transformaban para enfrentarnos al COVID-19 y sus trágicas consecuencias, no solo sanitarias, sino también sociales y económicas, cambiando nuestras costumbres cotidianas.

Todos conocemos el caso de un ser querido y cercano que ha sucumbido ante las perniciosas consecuencias de la pandemia, pérdidas irreparables que nos han atormentado y creado un gran dolor al que enfrentamos nuestra oración y el saber que a todos nos llegará la resurrección ante nuestro Señor.

Las familias han sufrido la desgarradora muerte de algún ser querido, amigo o conocido. Pero el drama también se ha plasmado en el día a día cuando los puestos de trabajo han desaparecido o han sufrido una merma notable de los ingresos provocando un gran quebranto en los hogares.

Para enfrentar esas necesidades nació “El Granero de José” que gestiona Cáritas Castrense con el objetivo de paliar las penurias de los más necesitados en aspectos como la vivienda, la sanidad, la educación y los suministros del hogar. Esenciales para mantener el nivel de vida de las familias y su dignidad, elemento esencial para que una persona de sienta en plenitud.

Desde el inicio “El Granero de José” fue diseñado para que no existieran trabas burocráticas y que su gestión fuese prácticamente automática desde la petición de ayuda que la inician los capellanes castrenses.

Desde está página os animo a todos a llenar este “Granero de José” para poder repartir entre quien lo necesita y ejercer con generosidad la caridad hacia el prójimo.

Muchas gracias por vuestra colaboración, Dios os lo pague.

Carlos Jesús Montes Herreros
Ordinario Castrense de España



Necesitamos tu apoyo urgente


Con el referente de la figura de José en Egipto, se creará un “granero” (Cf. Génesis 41, 56) que, a modo de fondo de emergencia, constituido por los donativos de personas físicas o jurídicas, permita paliar con inmediatez las necesidades más básicas generadas por la crisis del Covid-19.



Se pondrá especial atención en cubrir necesidades como:
• Alimentación 
• Medicina 
• Vivienda y suministros servicios (agua; luz; gas etc.)
• Académicos/escolarización
• Cualquier otra actividad que tienda a cubrir necesidades básicas.

Ayudar y alentar a las CPC, extendidas por el territorio nacional y al resto de capellanes que no tienen CPC en sus unidades, bases o acuartelamientos en la consecución de los mismos fines anteriormente mencionados.



Gracias por apoyarnos en esta campaña en pro de los más desfavorecidos

domingo, 30 de mayo de 2021

Santoral: San Fernando Rey de Castilla y León, Patrón del Arma de Ingenieros

San Fernando - Bartolomé Esteban Murillo (1672)
Museo Nacional del Prado (Depósito en otra institución)


El 30 de mayo se celebra la onomástica de San Fernando, uno de los nombres que durante años fueron más comunes en España y que hace referencia al rey Fernando III de León y de Castilla, llamado «el Santo» por su reconquista de Al Andalus y que falleció en Sevilla un 30 de mayo de 1252. La fecha de nacimiento no está del todo clara (fue en la localidad de Peleas de Arriba y hay quien lo sitúa en 1199 y otros el 24 de junio de 1201), pero lo que sí está acreditado es que fue rey de Castilla entre 1217 y 1252 y de León entre 1230 y 1252.

Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León, unificó definitivamente durante su reinado las coronas castellana y leonesa, que habían permanecido divididas desde la época de Alfonso VII «el Emperador», quien a su muerte las repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando.

Durante su reinado fueron reconquistados combinando la diplomacia y la guerra, en el marco de la Reconquista, los reinos de Baeza (1227), Jaén (1246), Córdoba (1236), Sevilla (1248) y lo que quedaba del de Badajoz, cuya anexión había empezado Alfonso IX, lo que redujo el territorio ibérico en poder de los reinos musulmanes. Al finalizar el reinado de Fernando III, estos únicamente poseían en Andalucía el Reino de Niebla, Tejada y el Reino de Granada. 

El infante Alfonso, futuro Alfonso X, fue enviado por Fernando a la conquista del Reino de Murcia; los moros capitularon y la región quedó como señorío castellano, tras lo cual Alfonso conquistó las plazas de Mula y Cartagena. Cuando Fernando accedió al trono, en 1217, su reino no rebasaba apenas los ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados; en 1230, al heredar León, obtuvo otros cien mil y, a base de conquistas ininterrumpidas, logró hacerse con ciento veinte mil más.​

Fue canonizado en 1671, siendo papa Clemente X, y reinando en España Carlos II.


Las conquistas de Al-Andalus

Monumento a San Fernando
Plaza Nueva (Sevilla)
Durante los años de gestión de la unión castellano-leonesa, el rey se limitó a supervisar las incursiones en tierras andalusíes, que llevaron a cabo principalmente las órdenes militares, algunos nobles y los obispados fronterizos, en especial el toledano. En 1231 el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada tomó la plaza de Cazorla en Jaén, tras haberse apoderado en abril de Quesada, Toya y toda su comarca, que Fernando le había confiado si lograba conquistarlas.

De nuevo organizó una expedición en la que estaban el capitán Álvar Pérez de Castro y muchos nobles y caballeros como los hermanos Pérez de Vargas, Rodrigo González Girón, Tello Alfonso de Meneses, Pero Miguel, Pero de Guzmán (padre de Guzmán el Bueno) y otros muchos, y, naturalmente, un nutrido grupo de caballeros calatravos y santiaguistas. Bordearon la ciudad de Córdoba, reconquistando la campiña y asaltaron el castillo de Palma del Río. El caudillo Ibn Hud fue con sus tropas a enfrentarse a esta expedición en un olivar cerca de Jerez, teniendo lugar una batalla, en la que finalmente huyó.​​

En 1233 una hueste organizada por el obispo de Plasencia, con la participación de las órdenes militares, reconquistó la ciudad de Trujillo.​ El 29 de septiembre de 1234, Fernando reconquistó la ciudad de Úbeda.​ 

San Fernando
Monumento en Plaza Nueva (Sevilla)

En 1235 se conquistó el castillo de Torres de Albánchez. El castillo de Chiclana de Segura, según algunos historiadores, pudo haberse conquistado entre finales del 1226 y principios de 1227, y, según otros, en 1235.​ En cualquier caso, es en 1235 cuando Fernando III otorgó Chiclana de Segura al obispo de Osma. Este, a su vez, la otorgó en 1239 a la Orden de Santiago, formando parte de la encomienda Montizón y Chiclana.

Las siguientes campañas, en las que el rey participó de nuevo en persona delegando el gobierno del reino en su madre Berenguela y, tras la muerte de esta en 1246, el infante Alfonso de Molina, marcaron la segunda parte del reinado.​ En doce años, Fernando reconquistó gran parte del territorio andalusí y muchas de sus grandes ciudades, como Córdoba y Sevilla.​



Sepultura


El cadáver del rey Fernando III el Santo recibió sepultura en la Catedral de Sevilla, tres días después de su defunción.​ Fernando III había dispuesto en su testamento que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le fue regalada al monarca por su primo, el rey san Luis de Francia, y había ordenado además que su sepultura fuera sencilla, sin estatua yacente.

Las postrimerías de San Fernando
Virgilio Mattoni (1887) Real Alcázar de Sevilla

No obstante, tras la muerte del rey, su hijo Alfonso X ordenó realizar los mausoleos de sus padres, revestidos de plata, y las efigies sedentes que les representaban, recubiertas de metales preciosos y piedras preciosas, contraviniendo así el deseo de su padre. Delante de la imagen de la Virgen de los Reyes, donada por Fernando III el Santo a la Catedral de Sevilla, fueron colocadas las efigies de Fernando III y de su primera esposa, la reina Beatriz de Suabia, que aparecían vestidos, sentados en sillones chapados de plata y bajo baldaquinos de plata dorada. 

La imagen sedente de Fernando III se hallaba coronada por una corona de oro y piedras preciosas. Las imágenes de Fernando III y Beatriz de Suabia portaban sendas coronas de oro y piedras preciosas. Las piedras preciosas fueron confiscadas por su descendiente, el rey Pedro I de Castilla, durante la Guerra de los dos Pedros, en el siglo XIV, argumentando que no se hallaban suficientemente protegidas.

Capilla Real - Catedral de Sevilla

El monarca aparecía portando en la mano derecha la espada con la punta hacia arriba, y la espada estaba adornada con un rubí y una esmeralda. En el dedo índice de la mano izquierda, en la que sostenía la vaina de la espada, adornada con pedrería, llevaba un anillo de oro con un rubí de considerable tamaño. Dicho anillo sería posteriormente colocado en la mano de la Virgen de los Reyes, quien portaba, al igual que el Niño Jesús que ella sostenía en sus brazos, una corona de oro con piedras preciosas, que le fueron donadas por Alfonso X el Sabio.

Tras la muerte de Alfonso X, su efigie, del mismo estilo que las de sus padres, fue colocada al lado de aquellas. Los sarcófagos que contenían los restos de los reyes fueron colocados a los pies de la imagen de la Virgen de los Reyes, y se hallaban adornados con blasones en los que aparecían castillos, leones y águilas, símbolo este último de la Casa de Hohenstaufen, de la que era miembro la reina Beatriz de Suabia

La efigie que representaba a Fernando III se hallaba colocada en el centro de la capilla y a la izquierda estaba colocada la de su esposa. Cuando Fernando III el Santo fue canonizado en el año 1671, la imagen sedente del rey, del siglo XIII, fue sustituida por otra realizada por el escultor Pedro Roldán, quien según ciertas fuentes la realizó en pocos días, y fue después dorada y estofada por una hija del pintor Juan de Valdés Leal.

En la actualidad, la urna de plata que contiene los restos de Fernando III el Santo se encuentra colocada sobre un basamento de mampostería, colocado ante las gradas del altar donde se sitúa la imagen de la Virgen de los Reyes. En el basamento de mampostería que sirve de soporte a la urna se encuentran colocados cuatro epitafios, compuestos en árabe, latín, hebreo y castellano. La tradición sostiene que los cuatro epitafios fueron compuestos por su hijo Alfonso X. 

Urna de plata - Sepulcro de San Fernando Rey
Catedral de Sevilla

La urna de plata que contiene los restos del rey san Fernando fue realizada por el orfebre Juan Laureano de Pina. Fue comenzada en 1690, aunque las dificultades financieras motivaron que su terminación no finalizara hasta el año 1719, y participaron en su conclusión varios orfebres, habiéndose empleado en su realización plata, plata sobredorada y bronce. La urna exterior cubre la urna interior, con paredes de cristal, en la que reposan los restos del monarca.

La urna, que se considera la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana, permanece cerrada habitualmente, aunque puede ser abierta para mostrar el cuerpo de san Fernando, como se hace el día 30 de mayo, festividad de San Fernando, en que es expuesto a la veneración de los fieles. En la decoración de la urna externa, que protege la urna interior, se glorifican las virtudes del rey san Fernando y la apoteosis de la monarquía española, y está además adornada con relieves con motivos florales y vegetales.



Canonización

Para una canonización se precisa, además del milagro, la fama de santidad. Tras la muerte de Fernando III y de su entierro en la catedral se genera una energía espiritual que atrae a los fieles sevillanos.​ El papa Sixto V confirmaría en 1590 que Fernando III poseía el halo de santidad y que merecía el tratamiento de santo, con base en el «resplandor alrededor de la cabeza que se da en Roma a los beatificados y la diadema de los canonizados.»​ Las restricciones del papa Urbano VIII obligaron a demostrar que esta representación realmente era tal y, una vez acreditada, fue posible impulsar el procedimiento a partir de 1649.

Francisco López de Caro y Bartolomé Esteban Murillo se encargaron de recopilar todas las imágenes que existían en Sevilla de Fernando III. Comenzaron con una lámina de cobre que se conservaba en la capilla Real de la Catedral de Sevilla, que a su vez era una versión de otra que se había realizado en Roma años antes. En la misma capilla encontraron una imagen en un tabernáculo de San Fernando arrodillado orante frente a una imagen del Padre. En el trascoro de la catedral existía una imagen de la rendición del emir Axataf ante Fernando III pintada por Francisco Pacheco en 1634. 

Tras recopilar otros retratos acudieron al Alcázar de Sevilla, donde encontraron una imagen del rey en el salón de Embajadores. Otros sitios que visitaron fueron la Puerta de Jerez, el convento franciscano de San Diego, la Puerta de la Carne, la iglesia de Santa María la Blanca, el monasterio de la Cartuja, el monasterio de San Clemente, la Alhóndiga, el retablo de San Andrés del convento de la Paz, la casa consistorial y el convento de San Francisco anejo. En 3 años, a partir de enero de 1649, ambos lograron reunir numerosas imágenes que existían en la ciudad del rey Fernando que ratificaban la fama de santidad del rey.

Tras esto, se procedió a dar cuenta de los testimonios para la canonización en los años 50 del siglo XVII. A partir de 1652 la imagen de San Fernando ya estaba internacionalizada. En 1626 algunos testigos, como Juan Villavicencio y Alarcón, dieron fe de la enorme popularidad alcanzada por la imagen en Roma. También le era rendido culto en la Catedral de Mónaco, en su propio altar. Juan de la Fuente Almonte, regidor veinticuatro de Sevilla, manifestó que en el Virreinato de Perú se le llamaba «Santo Rey Don Fernando».

El 7 de febrero de 1671, fue canonizado por el papa Clemente X



Patronazgos

San Fernando es patrón de varias localidades como: Sevilla, Aranjuez, San Fernando de Henares, Maspalomas (Gran Canaria), Villanueva del Río y Minas, San Fernando de Apure y de la pedanía albaceteña Ventas de Alcolea. También es patrón del Arma de Ingenieros del Ejército de Tierra de España.

Monumento a los ingenieros militares
Jardines de la Argentina - Ceuta

Fernando, durante el sitio a Sevilla, contaba con una bandera con la efigie de la Virgen. Los musulmanes pensaron que destruir esa bandera sería un importante golpe contra la moral de las tropas cristianas y enviaron un pequeño contingente al campamento cristiano, que terminó por dañar a saetazos la bandera. Fernando comentó este hecho al clérigo Remondo, que le recomendó enviarlo a los sastres del campamento para que lo repararan, pero Fernando decidió coserlo él mismo.

Por esto, fue nombrado hermano mayor de la hermandad católica del gremio de los sastres o los "alfayetes", que fue la primera que existió en Sevilla tras la Reconquista. Dicha hermandad tenía como patrones a san Mateo y san Homobono y más tarde añadieron a la Virgen de los Reyes (patrona de los sastres) y al propio san Fernando cuando fue canonizado. Esa hermandad aún existe, con el nombre de Hermandad de la Virgen de los Reyes, y tiene su culto en la iglesia de San Ildefonso de la ciudad.

sábado, 29 de mayo de 2021

Jornada Pro-Orantibus 30-05-2021






«La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo» es el lema de este año de la Jornada Pro Orantibus, que la Iglesia celebra en la solemnidad de la Santísima Trinidad, el próximo 30 de mayo.

Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, organizadora de esta Jornada, recuerdan en el mensaje que «este es un año más, pero no un año cualquiera. Estamos atravesando una situación global que ha trastocado fuertemente nuestras vidas». Por ello, subrayan la importancia de la vida contemplativa «que sufre cuando el mundo sufre porque su apartarse del mundo para buscar a Dios es una de las formas más bellas de acercarse a él a través de Él».









Solemnidad de la Santísima Trinidad

Primera lectura
Lectura del Libro del Deuteronomio 4, 32-34. 39-40

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos? 
Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre».




Salmo 32

R/Dichoso el pueblo que el Señor se escogió con heredad

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

R/Dichoso el pueblo que el Señor se escogió con heredad

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos,
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.

R/Dichoso el pueblo que el Señor se escogió con heredad

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

R/Dichoso el pueblo que el Señor se escogió con heredad

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

R/Dichoso el pueblo que el Señor se escogió con heredad



Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 14-17

Hermanos:
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritan «¡Abba, Padre!». 

Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.





Lectura del santo Evangelio según San Mateo 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les habla indicado.

Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.

Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. 
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. 
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».





Comentario

Si tuviésemos que resumir el mensaje del Antiguo Testamento en una sola afirmación, podríamos decir que consiste en el permanente empeño de Dios en manifestar su cercanía al pueblo. Desde el inicio de la Escritura se nos presenta a Dios en diálogo con el hombre y con su pueblo. Somos parte de esta herencia y llamada a ser en relación. Conviene recordarlo, pasarlo por el corazón. Necesitamos cultivo y cuidado expreso de la profundidad del ser que confiere sentido a la vida, pulso a la realidad, y soporte a lo afectivo. La iniciativa de Dios Padre es el origen que nos capacita para ser originales, la fuente que sacia nuestra sed y torna transparente la soledad.

Lo contrapuesto al amor no es el pecado sino el temor que nos induce a la desconfianza de la que brota todo lo oscuro. Nuestra fe no consiste en una confesión doctrinal impecable en un solo Dios, sino en una confianza insobornable en un Dios único, personal, entrañable y universal. La vivencia de él y la convivencia con él nos tornan encarnación, hijos del Dios vivo que nos vivifica, iguala y hace responsables unos de otros. El fuego del Espíritu diluye todo cuanto opaca la imagen de Dios en nosotros y estrecha el vínculo que nos permite reconocernos hermanos.

El grupo de los discípulos regresan a Galilea, al nuevo comienzo que no olvida la pequeña semilla del principio. Ya no están dispersos, todos son convocados al anuncio, a la seducción por contagio. Es la palabra como espada, la presencia viva de Jesús y un proyecto compartido lo que les cohesiona, impulsa y renueva. Han renacido siendo los mismos, el evangelio no esconde sus dudas y esto nos anima en medio de las nuestras.

El camino del discípulo, de toda comunidad, es un proceso atravesado por la gratuidad del amor de Dios; que nos devuelve a la historia, conscientes por igual, tanto de los límites como de las posibilidades. En la fidelidad de Cristo anclamos la intensa convicción de que nuestra plenitud es ya una realidad germinal y que la alegría del Reino se fragua en un banquete donde hay puesto para todos.

En este día Pro Orantibus hacemos memoria de los monjes y monjas que son atraídos por un estilo de vida contemplativo. Todos somos convocados a vivir de modo explícito, nuestra condición de templos, a conciliar lo cotidiano con el silencio que restaura y la serenidad que sana. Dichoso quien se expone a padecer el vértigo de soltar los esquemas que reducen el crecimiento, la creatividad y la comunión. 

“Oh tú, que has puesto tu morada
en lo profundo de mi ser,
yo quiero ir hacia ti,
en lo profundo de mi ser” 

Evangelio diario: 29-05-2021

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11,27-33

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les respondió:
«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme».
Se pusieron a deliberar:
«Si decimos que es de Dios, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído?" Pero como digamos que es de los hombres...».
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).

Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Jesús les replicó:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».





Comentario

En el evangelio vemos a Jesús enfrentado con los Saduceos que lo cuestionan por haber expulsado a los vendedores del templo.

El diálogo es interesante, ellos le preguntan: ¿Con qué autoridad haces esto? Y vuelven a insistir ¿Quién te ha dado semejante autoridad?, pero Jesús no les responde, sino que los cuestiona acerca del bautismo de Juan, y finalmente no les dice con qué autoridad lo hace, esta conclusión nos deja sorprendidos, nos gustaría saber la respuesta de Jesús.

Pero este cuestionamiento que hacen a Jesús es para perjudicar su imagen frente al pueblo, sabemos que su intención era buscar razones para condenarlo, entonces Jesús no se deja manipular, por eso no les responde directamente, pues Él es el Mesías, su autoridad viene del Padre, no tiene que demostrar su “autoridad”, son sus obras las que comprueban o dan razón de su autoridad.

Buscando razones “legales” o de acuerdo a su pensamiento, los saduceos no se abren a la sabiduría de Dios que les permitiría darse cuenta de a quién tienen delante de ellos, reconocer a Jesús como el Mesías.

Nosotros también podemos correr el riesgo de no reconocer la obra de Dios en nuestra vida y nuestro entorno, cuando nos cerramos a otras posibilidades, cuando no aceptamos que el otro piensa distinto.

Para no caer en los juicios rápidos y desechar todo lo que no se ajusta a lo que creo, es importante acoger la invitación que se nos hace en la primera lectura de buscar la sabiduría, desearla, pedirla constantemente, pegarnos a ella y cultivar nuestra relación con Dios en la oración.

En este tiempo de tanto sufrimiento por la pandemia nos podemos preguntar si reconocemos al Señor cuando todo se ve tan terrible, con tanta gente enferma, los que mueren, los que están sin trabajo, etc.

Creer en Jesús en la adversidad, no es fácil, sin embargo ¿cuál sería la sabiduría que tendríamos pedir para el hoy de nuestras vidas?

viernes, 28 de mayo de 2021

Evangelio diario: 28-05-2021

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 11-25

Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.

Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:
«Nunca jamás coma nadie de ti.»
Los discípulos lo oyeron.

Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía, diciendo:
«¿No está escrito: “Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos” Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos».
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él.

Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:
«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».
Jesús contestó:
«Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: “Quítate de ahí y tirate al mar”, no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. 
Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. 
Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».




Comentario

Sino era tiempo de higos, ¿por qué se enfada tanto Jesús? Una cosa es tener hambre momentánea, lógica por la hora y otra enfadarse. Quizá fuesen palabras simbólicas, pero decir esto no arregla el malhumor que le produjo. No está nada mal verlo airado alguna vez. No todo van a ser dulzuras y palabras buenas y sentenciosas.

Su reacción en el templo tampoco fue muy templada que digamos. Algo no le había salido bien previamente y reaccionó con brusquedad. Arreglarlo con las palabras siguientes: Mi casa es y será casa de oración y vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones… no justifica el enfado. Razón tenía, sí; pero no dulcifiquemos lo que de por sí es amargo. 

Pasó la noche. Vino la calma del descanso y al día siguiente todo toma otro tono más normal. Jesús vuelve a ser dueño de la situación. Pedro le recuerda sus palabras malhumoradas con la higuera. Él sale un poco por la tangente. Y el evangelista Marcos da un giro a las palabras y gestos de Jesús: tened fe, pedid con convicción, orad creyendo conseguir lo que pedís, mi Padre no os fallará y, sobre todo, perdonad.

Ahí queríamos llegar. Ese es el Jesús que reconocemos; ese es el Jesús al que estamos acostumbrados. Si no hay perdón, el resto es, palabrería hueca y, en el fondo, hipocresía.


jueves, 27 de mayo de 2021

Evangelio diario: 27-05-2021

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 14, 12a. 22-25

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».




Comentario

Llegada la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio hijo hasta nosotros. Retocó en bastantes puntos la antigua alanza. Esta vez, la extendió más allá del pueblo judío, a toda la humanidad. Dios y su hijo Jesús no querían dejar a nadie fuera de su amistad, de su alianza. Borró el sacerdocio y todos los sacrificios de la antigua alianza y ofreció al Padre Dios su persona, su vida. Con su sangre, expresión de su amor, selló para siempre la nueva alianza con toda la humanidad. Para que no se nos olvide nunca su pacto de amor con nosotros, en la última cena instituyó la eucaristía, para recordarnos cada día su entrega, su amor hacia nosotros. En cada eucaristía, renovamos esta única ofrenda, este único sacrifico de Jesús, nuestro Sumo y Eterno sacerdote: “Tomad, esto es mi cuerpo… Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos”.

Todos los cristianos, los seguidores de Jesús, participamos de su único sacerdocio. Unos participamos del sacerdocio ministerial y otros del sacerdocio común. Lo que nos toca es imitar al único y eterno Jesucristo. Entregando también nosotros nuestra vida a favor de nuestro hermanos.

¡Que el Señor, nos ayude a cada uno, a vivir el sacerdocio que él nos ha regalado!

Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote


Hoy, jueves posterior a la solemnidad de Pentecostés, celebramos la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Es un día de oración por la santificación de los sacerdotes.

Como sabemos, el Nuevo Testamento no utiliza el término sacerdote para referirse a los ministros de la comunidad. Lo reserva para denominar a Cristo (cf. Hb 6-10) y al pueblo de Dios, todo él sacerdotal (cf. 1Pe 2,9). En relación con Cristo, la carta a los hebreos interpreta su sacrificio, en oposición a los sacrificios de los sacerdotes de la antigua alianza, como el nuevo, único y definitivo sacerdocio: 
«Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec» (Hb 5,5-6). 
La misma carta añade: 
«Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos» (Hb 9,11).
Mediante el bautismo, todos hemos sido configurados con Cristo Profeta, Sacerdote y Rey. Nuestra vida es sacerdotal en la medida en que, unida a la suya, se convierte en una completa oblación al Padre. 

Esta festividad ha de ser para todos los católicos un día intensamente sacerdotal. Un día para amar el sacerdocio de Jesucristo prolongado en sus ministros. Para agradecer a Cristo este don inestimable. Ha de ser una jornada de santidad sacerdotal que nos reúna a todos: pastores y seglares, con un solo corazón y una sola alma, para pedir muchos y santos sacerdotes.

Y ha de ser un día para agradecer a los sacerdotes su entrega absoluta. El sacerdote actúa en la persona de Cristo… Perdona con el perdón de Dios, lleva su Palabra que se encarna en su propia palabra, perpetúa la presencia real de Cristo entre nosotros… Si a veces nos defrauda su insuficiencia personal, pensemos que a Dios no le ha estorbado. Consideremos el peso de la dignidad divina que lleva dentro. Y ¡cuántas veces no habremos ayudado a tal o cual sacerdote a superarse! ¡Cuántas lo habremos hundido más aún en el aislamiento, con la incomprensión y la maledicencia!

Hoy es momento oportuno para que el pueblo cristiano hable con valentía de la vida sacerdotal como de un valor inestimable, porque se funda en la Palabra irrevocable de Dios. Porque el sacerdote está al servicio de todos los hombres. Y sobre todo porque -parafraseando al cardenal Jean Marie Lustiger- su acción no tiene por límite su propia capacidad de obrar, sino que se inscribe en la acción de Dios que obra a través de él.

miércoles, 26 de mayo de 2021

San Felipe Neri

“Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”, decía San Felipe Neri, patrono de educadores y humoristas, así como fundador del Oratorio en Roma.
San Felipe Neri nació en Florencia (Italia) en 1515. Muy pronto quedó huérfano de madre, pero la segunda esposa de su padre fue para él y sus hermanos una verdadera mamá.
A los 17 años fue enviado a San Germano para que aprendiera de negocios y tuvo una experiencia mística que el Santo llamaría su “conversión”. Se fue a Roma sin dinero y sin proyecto alguno confiando en la Divina Providencia.
Obtuvo trabajo educando a los hijos de un aduanero florentino, quienes se portaban muy bien con la dirección de Felipe. En sus ratos libres se dedicaba a la oración. Más adelante realizó estudios de filosofía y teología, pero cuando se le abría una brillante carrera, abandonó los estudios y se entregó al apostolado.
En la Víspera de Pentecostés de 1544 pedía en oración los dones del Espíritu Santo cuando del cielo bajó un globo de fuego que se dilató en su pecho. San Felipe cayó al suelo pidiendo al Señor que se detenga, pero cuando recuperó plenamente la conciencia, tenía un bulto en el pecho del tamaño de un puño, que jamás le causó dolor.
Más adelante fundó la Cofradía de la Santísima Trinidad, conocida como la cofradía de los pobres. Fue ordenado sacerdote y ejerció el apostolado del confesionario varias horas al día. Con frecuencia caía en éxtasis en Misa y algunos llegaron a verlo levitando.
Organizó las conversaciones espirituales que solía terminar con la visita al Santísimo. El pueblo los llamaba los “oratorianos” porque se tocaba la campana para llamar a los fieles a rezar en su oratorio. Como quería irse de misionero a la India, San Juan Evangelista se le apareció y le dijo que su misión estaba en Roma.
Posteriormente inició la Congregación del Oratorio. La Virgen se le apareció y lo curó de una enfermedad de la vesícula. El Santo además tenía el don de la curación, de leer los pensamientos y de la profecía.
Al final de su vida, el 25 de mayo de 1595, día del Corpus Christi, San Felipe Neri estaba desbordante de alegría y no se le había visto tan bien en los últimos años. Confesó durante todo el día y recibió a los visitantes. Hacia la medianoche sufrió un ataque agudo y partió a la Casa del Padre.
San Felipe decía: “¿Oh Señor que eres tan adorable y me has mandado a amarte, por qué me diste tan solo un corazón y este tan pequeño?” Tras la autopsia, se reveló que el Santo tenía dos costillas rotas y que estaban arqueadas para dejar más sitio al corazón. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María en Vallicela

Evangelio diario: 26-05-2021

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,32-45

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:
-«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó:
-«¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron:
-«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. »
Jesús replicó:
-«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron:
-«Lo somos.»
Jesús les dijo:
-«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo; está ya reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo:
-«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. 
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos».




Comentario

La posición de Santiago y Juan se distancia de Jesús. Quieren un lugar a su derecha e izquierda, que no es otra cosa que significarse y será Jesús quien los invite a posicionarse adecuadamente. El asunto no es de puestos ni privilegios. No valen las aspiraciones personales que no estén en sintonía con el plan del Padre, que Jesús está llevando a cabo. Por eso les dice: “no sabéis lo que pedís.” La pregunta que se les hace por parte del Maestro, beber el cáliz y bautizarse con el bautismo con el que él se ha de bautizar, son las condiciones, que además alejan de la búsqueda de puestos privilegiados. Para el discípulo esas actitudes no tienen cabida.

La indignación de los otros diez no se hace esperar. Cabe preguntarse el porqué de esa reacción. La indignación provoca división y hay que atajarla en su origen. Por eso Jesús reúne a los Doce y les expone: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

Frente a una sociedad en la que se priman los privilegios y el mal uso de la autoridad, la enseñanza de Jesús a los Doce resuena fuertemente en nuestro tiempo. Hay que proceder de otra manera. Para los discípulos de entonces y de ahora, no tiene sentido ese modo de proceder. El único camino aceptable es el de Jesús. Dar la vida en rescate por todos. Esa es la consecuencia de aceptar ser discípulo.

martes, 25 de mayo de 2021

Evangelio diario: 25-05-2021

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,28-31

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».




Comentario

En el contexto del discurso sobre las riquezas y precediendo al tercer anuncio de la Pasión, San Marcos nos presenta una enseñanza bien significativa de lo que significa la fe y el seguimiento de Jesús. Dos cuestiones definen la actitud que debe tener un cristiano: la entrega incondicional a Cristo y el Evangelio y la humildad de corazón.

En otros muchos textos Jesús nos insiste en esta actitud. Cuando Él llama es porque antes te ha elegido desde siempre y espera, desde tu libertad, que le digas que sí. Pero, al mismo tiempo, es una vocación que te desarraiga de tus apegos y te llama a una fidelidad absoluta, pero también a una radical felicidad, a encontrar el sentido profundo de la vida.

Tan importante como esta disponibilidad, es la actitud humilde de quien ha sido llamado para el seguimiento de Jesús y, especialmente, la encomienda de un servicio a la comunidad de creyentes. La humildad es una gracia y, a la vez, un compromiso de amor. La primera Bienaventuranza que se refiere a los pobres de espíritu o pobres en el espíritu, nos indica con claridad que nada somos ni podemos sin el Señor y olvidar esto es, en el fondo, olvidarnos de quienes somos y de la responsabilidad que tenemos hacia los demás, nuestros hermanos, a los que debemos servir con caridad y diligencia.

“Cada uno, delante de sí mismo, sabe bien que, por más que se ponga a trabajar, queda siempre radicalmente incompleto y vulnerable. No existe un truco que cubra esta vulnerabilidad. Cada uno de nosotros es vulnerable, dentro. Debe ver en dónde. Pero, ¡Qué mal se vive si se rechazan los propios límites! Se vive mal. No se digiere el límite, está ahí. Las personas orgullosas no piden ayuda porque deben mostrarse autosuficientes. Y cuántos de ellos tienen necesidad de ayuda, pero el orgullo les impide recibir ayuda. Y cuán difícil es admitir un error y pedir perdón. Cuando yo doy un consejo a los nuevos esposos, que me dicen cómo llevar adelante y bien su matrimonio, yo les digo: “Existen tres palabras mágicas: permiso, gracias, perdón” [....] Porque el orgulloso no es capaz. No puede pedir perdón: siempre tiene razón. No es pobre de espíritu. En cambio, el Señor nunca se cansa de perdonar; somos nosotros, desafortunadamente, quienes nos cansamos de pedir perdón.”
(Ángelus 17 de marzo de 2013) 

lunes, 24 de mayo de 2021

María, Madre de la Iglesia - Lunes de Pentecostés




Memoria de la bienaventurada Virgen María, madre de la Iglesia, a quien Cristo encomendó sus discípulos para que, perseverando en la oración al Espíritu Santo, cooperaran en el anuncio del Evangelio


El Papa Francisco, considerando la importancia del misterio de la maternidad espiritual de María, que desde la espera del Espíritu en Pentecostés (cf. Hch 1,14) no ha dejado jamás de cuidar maternalmente de la Iglesia, peregrina en el tiempo, ha establecido que, el lunes después de Pentecostés, la memoria de María Madre de la Iglesia sea obligatoria para toda la Iglesia de Rito Romano.




María, Madre de la Iglesia en el Catecismo

Totalmente unida a su Hijo...

964 El papel de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión con Cristo, deriva directamente de ella. "Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte" (LG 57). Se manifiesta particularmente en la hora de su pasión:

965 Después de la Ascensión de su Hijo, María "estuvo presente en los comienzos de la Iglesia con sus oraciones" (LG 69). Reunida con los apóstoles y algunas mujeres, "María pedía con sus oraciones el don del Espíritu, que en la Anunciación la había cubierto con su sombra" (LG 59).

... también en su Asunción ...

966 "Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte" (LG 59; cf. Pío XII, Const. apo. Munificentissimus Deus, 1 noviembre 1950: DS 3903). La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos:
«En el parto te conservaste Virgen, en tu tránsito no desamparaste al mundo, oh Madre de Dios. Alcanzaste la fuente de la Vida porque concebiste al Dios viviente, y con tu intercesión salvas de la muerte nuestras almas (Tropario en el día de la Dormición de la Bienaventurada Virgen María).

... ella es nuestra Madre en el orden de la gracia

967 Por su total adhesión a la voluntad del Padre, a la obra redentora de su Hijo, a toda moción del Espíritu Santo, la Virgen María es para la Iglesia el modelo de la fe y de la caridad. Por eso es "miembro supereminente y del todo singular de la Iglesia" (LG 53), incluso constituye "la figura" [typus] de la Iglesia (LG 63).

968 Pero su papel con relación a la Iglesia y a toda la humanidad va aún más lejos. "Colaboró de manera totalmente singular a la obra del Salvador por su obediencia, su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres. Por esta razón es nuestra madre en el orden de la gracia" (LG 61).

969 "Esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el consentimiento que dio fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz, hasta la realización plena y definitiva de todos los escogidos. En efecto, con su asunción a los cielos, no abandonó su misión salvadora, sino que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna [...] Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora" (LG62).

970 "La misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. En efecto, todo el influjo de la Santísima Virgen en la salvación de los hombres [...] brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella y de ella saca toda su eficacia" (LG 60). 

"Ninguna creatura puede ser puesta nunca en el mismo orden con el Verbo encarnado y Redentor. Pero, así como en el sacerdocio de Cristo participan de diversas maneras tanto los ministros como el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en las criaturas de distintas maneras, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en las criaturas una colaboración diversa que participa de la única fuente" (LG 62).