martes, 30 de noviembre de 2021

Evangelio diario: 30-11-2021

Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, paseando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.

Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.



Comentario

El Evangelio de hoy, en correspondencia con la festividad que celebramos, nos narra la vocación de los cuatro primeros discípulos de Jesús, entre los cuales se encuentra Andrés. El relato de la llamada es semejante al que Marcos presenta en su evangelio y en el mismo contexto geográfico: la ribera del mar de Galilea. La novedad de Mateo es que sitúa la llamada un poco antes del primer gran discurso de su relato, donde los discípulos oirán al Maestro proclamar su gran enseñanza.

El oficio de Andrés como el de su hermano, Simón llamado Pedro, era el de pescador. Jesús los encuentra en plena faena, echando las redes en el mar, y los llama. La propuesta de Jesús no deja de ser sorprendente: “Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres”. La labor de un pescador es pescar peces, tanto para su sustento diario como para la venta del producto. Sin embargo, ¿qué aporta pescar hombres? ¿qué garantiza el fruto de dicha tarea? Los dos hermanos se han dejado seducir por la persona de Jesús, él es lo suficientemente atrayente como para que dos curtidos pescadores abandonen al instante sus redes y le sigan.

Más tarde, cuando el Maestro no esté, irán aprendiendo en el itinerario de la vida, con sus luces y sus caídas, qué es ser pescador de hombres. Tarea a la que se dedicaran con pasión cuando hayan descubierto la identidad del Maestro.

Es Juan en su evangelio quien perfila un poco la personalidad de Andrés. Hombre reservado, inquieto, en búsqueda, discípulo del Bautista, que decide seguir a Jesús cuando su maestro declara: “He ahí el cordero de Dios”. Descubrir quién es Jesús es todo un proceso dinámico en el corazón de todo creyente que le impulsa a contar, a proclamar, a llevar a otros al conocimiento del verdadero Maestro. Es Andrés, el hermano pequeño, el que lleva a Pedro al encuentro con Jesús.

Los dos hermanos, junto con los Zebedeos (Santiago y Juan), también llamados por Jesús a orillas del lago, serán los testigos privilegiados del primer discurso de Jesús dónde va a presentar su gran enseñanza: el Sermón de la Montaña.

Que San Andrés nos ayude a caminar ligeros de equipaje, a hacer de nuestra vida una constante búsqueda de quién es Jesús, el Maestro de Nazaret para cada uno de nosotros, solo así podremos algún día “ser pescadores de hombres”.

Santoral: San Andrés, Apóstol



Nació en Betsaida y tuvo el honor y el privilegio de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: "He ahí el cordero de Dios". Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús, Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscáis?". Ellos le dijeron: "Señor: ¿dónde vives?". Jesús les respondió: "Venid y veréis". Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde.

Esa llamada cambió su vida para siempre. San Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al Salvador del mundo" y lo llevó a donde Jesús quien encontró en el gran San Pedro, a un entrañable amigo y al fundador de su Iglesia. El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue San Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. El santo presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones, viviendo junto a él por tres años.

En el día de Pentecostés, San Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.

La tradición coloca su martirio el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio de Nerón.

lunes, 29 de noviembre de 2021

La Corona de Adviento




La corona de adviento hunde sus raíces en las costumbres paganas del norte de Europa, entre los siglos IV y VI. Durante el frío y la oscuridad de diciembre, se trenzaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera.

En el siglo XVI se comenzó a utilizar este símbolo en Alemania durante el Adviento: Jesús es la Luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas, que ser van encendiendo progresivamente, domingo tras domingo, anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.

El benedictino y experto en liturgia Juan Javier Flores Arcas, del monasterio de Silos, anima a cada familia cristiana a elaborar su propia corona en Adviento y ponerla en un lugar visible de la casa, tratando de incluir en ella los cuatro elementos básicos: las ramas verdes trenzadas en formas circular, las cuatro velas (tres moradas y una de ellas rosada), una cinta roja que rodea todo el conjunto, y algún adorno de colores, como frutas secas, bolas navideñas o piñas. «De ese modo la celebración litúrgica entra en las costumbres caseras y empapa de sentido cristiano y esperanza mesiánica toda la vida del cristiano».

El Bendicional de la Conferencia Episcopal, propone una oración de bendición de la corona que puede hacer no sólo un clérigo sino también un laico, según la fórmula aprobada.




Oremos

La tierra, Señor, se alegra en estos días,
y tu Iglesia desborda de gozo
ante tu Hijo, el Señor,
que se avecina como luz esplendorosa,
para iluminar a los que yacemos en las tinieblas
de la ignorancia, del dolor y del pecado.

Lleno de esperanza en su venida,
tu pueblo ha preparado esta corona
con ramos del bosque
y la ha adornado con luces.

Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo
de preparación para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta corona, con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines
con el esplendor de aquel que,
por ser la luz del mundo,
iluminará todas las oscuridades.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

10 ideas para Adviento para católicos atareados

Muchos católicos sienten que el Adviento se les escapa: la Navidad lo devora, es más corto que la Cuaresma. Debería incluir momentos de tranquilidad y reflexión, de preparación espiritual, pero suele estar colonizado por actividades prenavideñas y cenas de empresa y gestiones para la familia.


1. Lee algo devocional, corto, cada día... coméntalo con más gente

Puedes juntar a tu familia, o a tu cónyuge, y leer juntos cada día algo muy breve de tema espiritual.

También es posible ponerse de acuerdo con unos amigos para leer cada uno en su casa algún librito espiritual y quedar luego todos en alguna casa para comentarlo.

2. Consigue ratos para estar en silencio

Adviento es una época cristiana de silencio y cierta oscuridad, en contraste con la Navidad consumista que es alborotadora y llena de luces. Hay que buscar ratos de silencio "que no sean la hora de ir a la cama. Quizá basta con repetir la oración 'Ven, Señor Jesús' en voz baja, lentamente, mientras respiras con los ojos cerrados. Esto se puede hacer en tu cocina, en tu oficina..."

3. Di "no" a tantas invitaciones, está bien hacerlo

No es obligatorio ir a todas las fiestas a las que nos invitan estos días, ni ir al centro comercial continuamente a por regalos. Podemos ir a menos sitios. Sin embargo, padres y abuelos de niños sí deberían acompañarles a algunas actividades importantes de estas fechas. Hay que discernir.

4. Busca música de adviento: canciones que invitan a Jesús

"Ven, divino Mesías", "Emnanuel", etc... son frases que invocan y anhelan la venida de Jesús, que es el gran tema del Adviento.


 

5. Decora algo ya, un poco

En casa o en otros ambientes de trabajo e iglesia ya puedes poner algunos decorados navideños. Quizá basta con poner el belén. Quizá ya puedes poner el árbol.

6. Pon la Corona de Adviento, enciende sus velas

Esta costumbre se ha extendido por muchas parroquias y puede aplicarse también a las casas. Cada domingo se enciende una vela más hasta la Navidad. La familia, al imitar este gesto visto en la parroquia, toma conciencia de ser "iglesia doméstica".



7. Si tienes niños, léeles textos navideños

Incluso libros de dibujos para niños pequeños, de o tres años, les van a servir mucho, porque luego llegará la Navidad, reconocerán los personajes y las escenas. En los libros ven la historia que se cuenta también en el belén.

8. Sé generoso y apoya obras que trabajan por el Reino y la justicia

Los Reyes Magos viajaban con sus regalos, y también nosotros debemos poder presentar a Jesús nuestras ofrendas de caridad, ayudando a Cáritas, a los misioneros, ayudando a los que anuncian la buena nueva...

9. Puedes confesarte

Mucha gente intenta confesarse en Adviento para llegar "limpio" a la Navidad. El Adviento consiste en prepararse, y sin duda es la mejor preparación posible hacer examen de conciencia y pasar por el confesionario.

10. Recuerda las 3 venidas del Señor Jesús

San Bernardo de Claraval solía predicar sobre las tres venidas de Jesús:

- Jesús vino como Niño en Belén
- Jesús viene a nuestras vidas hoy
- Jesús vendrá con gloria en el Día Final

En Adviento, preparamos las tres venidas y reflexionamos sobre las tres.

Al final, todo esto ayuda a ponernos en una actitud de humildad y gratitud ante el Señor, invitar al Espíritu Santo en nuestras vidas y prepararnos para responderle. Ven, Señor Jesús.

Evangelio diario: 29-11-2021

Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».




Comentario 

Lo que Jesús nos pide insistentemente es tener fe. En numerosos pasajes de los evangelios vemos esa reclamación: Hombres de poca fe. Y en el evangelio de hoy, Mateo nos narra la fe del centurión en el encuentro con Jesús. “Mi siervo está paralítico en cama y sufre mucho”, le presenta el centurión a Jesús. Cuando Jesús le contesta: “Voy yo a curarlo”, las palabras del centurión sorprenden al Señor: “¿Quién soy yo para que entres en mi casa? Y Jesús, admirado, añade: “En Israel no he encontrado en nadie tanta fe”.

La moraleja está clara, tenemos tan poca confianza en que Jesús nos escucha y nos acompaña, que nuestras súplicas se quedan siempre suspendidas de nuestros miedos. No somos capaces de acercarnos confiados a pedir que el Señor realice las urgencias que necesitamos. 

Aquello de a Dios rogando y con el mazo dando, nos retrae de pedir a Dios por nosotros y nuestros vecinos. No pedimos porque la fe exige compromiso, supone implicarse en hacer presente a ese Jesús de la ciudad de Dios, a ese Cristo de la paz y la justicia. Ser valientes como el centurión, para pedir por el hermano necesitado, enfermo o marginado que está en nuestro camino requiere fe y compromiso. Fe en que el Señor nos acompaña en la tarea de recuperar a nuestro hermano y que Él suple nuestras carencias. Y compromiso para sacar adelante y proveer las necesidades que detectamos y nos sangran.

Fe, toda la fe del mundo para acercarnos humildemente al Señor y decirle como el padre del niño endemoniado del evangelio de Marcos: Señor yo creo pero aumenta mi fe. Dame valor y coraje para hacer presente tu Reino y tu evangelio en este mundo, aumente mi fe y la confianza de que Tú nos acompañas siempre.

Nos ponemos en las manos del Señor porque Él es nuestra esperanza, y caminamos hacia Él.

Apoya nuestra labor de ayuda a las familias más afectadas

Situación actual de la crisis

Ha pasado un año desde que, en marzo de 2020, el Gobierno de la Nación declarase el estado de alarma para combatir el impacto de la pandemia del Covid-19. 

En aquellos momentos las previsiones emitidas tanto por organismos internacionales, el propio Fondo Monetario Internacional o la Unión europea, como por los propios expertos nacionales indicaban que se podrían producir situaciones de necesidad incluso más profundas que aquellas que originó la crisis de 2008.

Ante esa situación, el Presidente de Cáritas Castrense y Arzobispo Castrense don Juan del Rio, recientemente fallecido a consecuencia del Covid-19 (q.e.p.d.), encomendó a Cáritas Castrense la misión de crear un fondo de emergencia con el fin de paliar las necesidades que se produjeran.

Cáritas Castrense, organismo oficial del Arzobispado Castrense de España constituido para promover la acción caritativa y social, inició todas las acciones necesarias para llevar a cabo la iniciativa lo antes posible, pudiendo así comenzar con las primeras ayudas en el mes de junio del 2020. 

En los momentos actuales a los efectos derivados de la “no concluida” crisis sanitaria se han sumado los de la crisis económica y social que se predecían .

Por todo ello las necesidades que llevaron a la creación del “Granero de José” no han finalizado y ahora son indispensables para muchas personas.

Damos las GRACIAS a todas las personas, organismos e instituciones que desde entonces están colaborando con esta campaña.


“Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan”

 (Gn, 41, 53ss)







Queridos hermanos y amigos.

Durante los últimos meses hemos visto como nuestras vidas se transformaban para enfrentarnos al COVID-19 y sus trágicas consecuencias, no solo sanitarias, sino también sociales y económicas, cambiando nuestras costumbres cotidianas.

Todos conocemos el caso de un ser querido y cercano que ha sucumbido ante las perniciosas consecuencias de la pandemia, pérdidas irreparables que nos han atormentado y creado un gran dolor al que enfrentamos nuestra oración y el saber que a todos nos llegará la resurrección ante nuestro Señor.

Las familias han sufrido la desgarradora muerte de algún ser querido, amigo o conocido. Pero el drama también se ha plasmado en el día a día cuando los puestos de trabajo han desaparecido o han sufrido una merma notable de los ingresos provocando un gran quebranto en los hogares.

Para enfrentar esas necesidades nació “El Granero de José” que gestiona Cáritas Castrense con el objetivo de paliar las penurias de los más necesitados en aspectos como la vivienda, la sanidad, la educación y los suministros del hogar. Esenciales para mantener el nivel de vida de las familias y su dignidad, elemento esencial para que una persona de sienta en plenitud.

Desde el inicio “El Granero de José” fue diseñado para que no existieran trabas burocráticas y que su gestión fuese prácticamente automática desde la petición de ayuda que la inician los capellanes castrenses.

Desde está página os animo a todos a llenar este “Granero de José” para poder repartir entre quien lo necesita y ejercer con generosidad la caridad hacia el prójimo.

Muchas gracias por vuestra colaboración, Dios os lo pague.

Carlos Jesús Montes Herreros
Ordinario Castrense de España



Necesitamos tu apoyo urgente


Con el referente de la figura de José en Egipto, se creará un “granero” (Cf. Génesis 41, 56) que, a modo de fondo de emergencia, constituido por los donativos de personas físicas o jurídicas, permita paliar con inmediatez las necesidades más básicas generadas por la crisis del Covid-19.



Se pondrá especial atención en cubrir necesidades como:
• Alimentación 
• Medicina 
• Vivienda y suministros servicios (agua; luz; gas etc.)
• Académicos/escolarización
• Cualquier otra actividad que tienda a cubrir necesidades básicas.

Ayudar y alentar a las CPC, extendidas por el territorio nacional y al resto de capellanes que no tienen CPC en sus unidades, bases o acuartelamientos en la consecución de los mismos fines anteriormente mencionados.



Gracias por apoyarnos en esta campaña en pro de los más desfavorecidos

sábado, 27 de noviembre de 2021

Domingo I de Adviento

Primera lectura
Lectura del profeta Jeremías 33, 14-16

Ya llegan días —oráculo del Señor— en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.

En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra.

En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: “El Señor es nuestra justicia”.




Salmo 24

R/. A ti, Señor, levanto mi alma

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.

R/. A ti, Señor, levanto mi alma

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.

R/. A ti, Señor, levanto mi alma

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza.

R/. A ti, Señor, levanto mi alma




Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 3,12-4,2

Hermanos:
Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones, de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.

Por lo demás, hermanos os rogamos y os exhortamos en el Señor Jesús: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante. Pues ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.





Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. 
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. 
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. 
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. 
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».





Comentario

El evangelio que hemos escuchado pone en boca de Jesús una serie de signos apocalípticos que describen el final de los tiempos. Lo importante no son estos signos ni esta literatura, sino el mensaje que quiere transmitir el evangelista a propósito del final de los tiempos. Y el mensaje es de esperanza: este mundo es limitado, lo sabemos, la ciencia nos lo confirma, pero como el final está muy lejos no pensamos en él. Quizás deberíamos pensar que para cada uno de nosotros el final no está tan lejos, puede acontecer en cualquier momento.

Pues bien, lo que nos transmite el evangelio es que, sea cual sea el momento y las modalidades del final, a pesar de las apariencias no será un momento caótico ni de desconcierto, pues allí estará esperando el Hijo del hombre con gran poder y gloria. Un poder salvífico, liberador. La venida del Hijo del hombre no provoca miedo, transmite esperanza y seguridad, la seguridad de que bajo el señorío de Cristo reinará la justicia, la paz y el amor.

Y mientras tanto, ¿qué hacemos? Este “mientras tanto” es el momento de nuestra vida actual, es nuestro presente aquí y ahora. ¿Cómo vivimos ahora? ¿En consonancia con la esperanza que nos asegura que la meta de nuestra vida es Cristo, o vivimos como si al final de la vida nada fuera a suceder? Tened cuidado, dice el evangelio: nada de vicios ni de preocupaciones por el dinero, no os dejéis arrastrar por lo que nada vale. ¿Cuál debe ser nuestra preocupación entonces? Lo ha dicho claramente la segunda lectura: “que el Señor os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, para que cuando vuelva acompañado de sus santos, os presentéis irreprensibles ante Dios, nuestro Padre”. 

Mientras esperamos la vuelta del Señor, debemos explotar al máximo el don del amor en una doble dirección: amor mutuo, o sea, amor fraterno a las hermanas y hermanos de nuestras comunidades cristianas; y amor a todos: o sea, un amor que alcanza también a los que no pertenecen a nuestros grupos, porque si no abrimos nuestros corazones al extraño y al alejado, nuestro amor se vuelve patológico y autorreferencial.

Escucharemos en el prefacio de la Eucaristía, que el Señor glorioso que vendrá al final de los tiempos, “viene ahora a nuestro encuentro en cada persona y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino”. Viene a nuestro encuentro en cada persona: en el enfermo desvalido, en el emigrante vulnerable, en el vecino solitario. Para que al encontrarlo demos testimonio de nuestra esperanza: un reino en el que todos serán felices. Y como ese es nuestro más ardiente deseo, todos los días rezamos en el Padrenuestro que venga ese Reino. Además de pedirlo, buscamos anticiparlo ya ahora en todo lo que decimos y hacemos. La autenticidad de nuestra esperanza se manifiesta en el amor fraterno.

El adviento es un buen símbolo de lo que es la vida cristiana. Una vida en esperanza, en fe y en amor. Los que creemos en Cristo nos pasamos la vida esperando encontrarle y vivimos amando como él nos amó.



Adviento: Comienza un nuevo año litúrgico



El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo 28 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.

El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.

El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.

Se puede hablar de dos partes del Adviento:

Primera Parte

Desde el primer domingo al día 18 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos;

Segunda Parte

Desde el 19 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.

Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.

Evangelio diario: 27-11-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 34-36

En aquel tiempo, aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. 
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».




Comentario

Vivimos sujetos a las coordenadas del tiempo y del espacio, no somos dueños, sino deudores de la vida. No sabemos, porque no es necesario ni importante, la hora del desenlace. El desenlace será la desembocadura natural de cada paso transitado. Lo que sí resulta del todo imprescindible es vivir conscientes del origen y del horizonte. Para la lucidez y la consciencia no hay otro camino más que el de la interioridad cultivada día a día. La vigilancia como atención sostenida, como sensata prevención; oración como silencio arrodillado, como ego que se desplaza del centro.

La apocalíptica de Jesús es una advertencia de vida, una llamada a no rebajar la dignidad que sella la existencia humana, una brújula que sostiene la dirección válida en medio del cansancio, la dispersión y el desaliento.

Estos versículos de Lucas, preceden la decisión por parte de los judíos para matar a Jesús, son umbral de su entrega. Hoy, para nosotros, son la antesala de un Adviento a estrenar. Adviento que se abre como una puerta entre lo antiguo y lo nuevo, como oportunidad para recuperar un ritmo más saludable, favorable al bien de los hermanos, atento en la escucha que nos conecta con nosotros mismos y nos permite saber quiénes somos, qué debemos ser y cómo podemos llegar a serlo. No cabe tarea más urgente.

viernes, 26 de noviembre de 2021

Evangelio diario: 26-11-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,29-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. 
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. 
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».




Comentario

Jesús, el observador, alecciona a los suyos para que se fijen en su entorno, en la naturaleza que les habla y que deben saber interpretar. Cuando los frutos maduran, una nueva etapa comienza. No hay que dejar que se caigan y pudran.

Cada época produce sus maduraciones y cambios; cuesta interpretarlos y los catastrofistas son muy dados a ver donde no hay, como si todo fuese el acabose, el sinsentido, el final de la historia. No, los creyentes, que también sufrimos esos cambios tremendos entorno nuestro, sabemos que se abre una nueva puerta de oportunidades esperanzadas, o mejor de esperanzas oportunas.

Cierto. Cuesta verlas, aceptarlas, adaptarse; pero la esperanza siempre está como aletargada, sosteniéndolo todo. Cielo y tierra pasarán; los cielos que hemos conocido y contemplado y las tierras que hemos pisoteado, caminado, pasarán. Pero sus palabras no pasarán.

La alianza de amistad entre Dios y su pueblo, y sus criaturas, permanece. El reinado/presencia de Dios se instaurará; está haciéndolo ya. A ello nos preparamos con el inminente Adviento. Un año más en nuestra vida espiritual y de servicio y ayuda a los demás; una nueva oportunidad de crecimiento personal y espiritual. No cerremos la puerta a la esperanza que llama con discreción y suavidad.

No es un reino imaginario, fantasioso, el predicado por Jesús. Él no era un soñador ni un ilusionista que hacía juegos malabares para entretener al pueblo. Era muy realista e interpretaba muy bien los signos de los tiempos, lo que acaecía en cada momento. El Reino por Él predicado es la misma vida intensificada por el Espíritu de Dios.

Eso sí, hay que abrir mente y corazón para verlo, aceptarlo, encarnarlo. Jesús es el Hijo de Dios que empuja la puerta de nuestro interior para que la esperanza tenga cobijo en nuestras vidas.

Somos nosotros, pueblo de Dios, el que empuja y hace realidad la historia de la salvación, para que Dios no desaparezca de ella y, no sin dificultad, podamos vivirlo todo con mayor sentido y orientación vital.

jueves, 25 de noviembre de 2021

Evangelio diario: 25-11-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito. 
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! 
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo. 
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. 
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. 
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. 
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».




Comentario

Estamos al final del ciclo litúrgico. Los evangelios de estos días nos hablan, con un lenguaje apocalíptico y misterioso, de lo que sucederá con la destrucción de Jerusalén y también en los últimos tiempos. Resaltan dos ideas. En primer lugar, nos anuncian tiempos malos: “serán días de venganza”, “habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo”, “caerán al filo de la espada, los llevarán cautivos a todas las naciones”, “los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad”.

Pero, ante este panorama profundamente negativo, hay un canto fuerte a la alegría y a la confianza ante nuestro destino último: “Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”.

Lo que es cierto, y nos llena de esperanza, es que, al final de los tiempos, nos espera Jesús para decirnos: “Venid, benditos de mi Padre, a disfrutar del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”. Nos espera la felicidad total. Este es nuestro destino último y definitivo.

Este es el sentido de la historia de la humanidad. El triunfo de Jesús sobre el mal y la muerte, que nos asegura también nuestra resurrección a esa vida de total plenitud.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Evangelio diario: 24-11-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. 
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. 
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».





Comentario

No es fácil ser cristiano, serlo como lo esencial de nuestro ser. Es una apuesta, que exige un compromiso serio, constancia, perseverancia como nos dice el texto evangélico. No es fácil, porque el ámbito social en que nos movemos, y también nuestras pulsiones interiores más rudimentarias, se oponen a ello. Incluso las personas que más se hayan comprometido con nuestra vida pueden oponerse a nuestro proyecto cristiano. Y, sin embargo, nada merece más la pena que la fidelidad a nuestra condición de cristiano. Da tanto sentido a nuestro vivir, que hasta nos podemos olvidar del premio que se nos promete. Lo que cuesta esa fidelidad, la perseverancia de la que habla el texto, da valor a nuestra fidelidad al proyecto cristiano.

Sea esto dicho desde la debilidad. Desde quien es consciente de que la plenitud del ser no es de este mundo, ni la de ser cristiano. Siempre nos acompaña lo que llamamos pecado. Pero junto a él la esperanza de la misericordia de Dios.

Vamos a empezar el adviento, tiempo de ansiar que se haga presente quien, nace a la vida en medio de dificultades; ello ha de ser estímulo para mantengamos la perseverancia ante las dificultades para vivir como cristiano.

martes, 23 de noviembre de 2021

Evangelio diario: 23-11-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,5-11

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.

Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» 
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó:
«Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero al final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»





Comentario

Al final del año litúrgico San Lucas nos presenta un panorama de destrucción que está acorde con los signos de los tiempos en que vivimos y que se han vivido a lo largo de los siglos: catástrofes naturales como terremotos, volcanes que despiertan, inundaciones, tsunamis, pandemias, y otras provocadas por el propio hombre, como guerras, etc. En la actualidad por todos los acontecimientos acaecidos nos hace pensar que, tal vez, nos encontremos ante un cambio de ciclo.

La destrucción del templo de Jerusalén es la imagen que sirve para introducir el discurso sobre el final de los tiempos. El maravilloso templo, orgullo de todos los judíos por su belleza y por lo que representaba, caminaba hacia su final.

Entonces, la relación del hombre con Dios no será ya a través de signos, sino cara a cara, en perfecta comunicación de vida. Podemos imaginar la inquietud que estas palabras produjeron en los oyentes. La pregunta brota necesariamente: Señor ¿cuándo va a suceder esto?

San Lucas vive en una comunidad que tiene la sensación de que el fin de los tiempos se está retrasando demasiado; por eso le interesa dejar bien claro que el final no vendrá enseguida, no se trata de algo inminente. Los oyentes de Jesús estaban ansiosos por saber cuáles signos debían esperar cuando viniera este fin. Pero el momento en que un evento tal va a suceder, es un secreto de Dios Padre.

Aunque la salvación y el Reino de Dios ya están actuando, todavía es tiempo de vivir en la espera de su consumación definitiva.

Es fácil que en algunas circunstancias y en momentos de prueba haya personas aterrorizadas y desesperadas que buscan algo o a alguien para que les muestre el camino, pero para los cristianos el único camino, verdad y vida a seguir es Jesús y no hace falta buscar nada más. Confiemos siempre en Él que no nos defraudará.

lunes, 22 de noviembre de 2021

Santoral: Santa Cecilia de Roma - Patona de los Músicos

Santa Cecilia - Nicolas Poussin
Oleo (1635) - Museo del Prado


Una de las santas más conocidas y veneradas a lo largo de la historia cristiana ha sido Cecilia de Roma. 

Universalmente reconocida como patrona de la música, esta mártir primitiva ya tenía una amplia veneración y reconocimiento por parte de la comunidad cristiana en el siglo IV de nuestra era, y posteriormente se la ha conmemorado tanto en Oriente como en Occidente.

Su nombre también es de los que figuran entre las santas mujeres mártires conmemoradas en el Canon de la Misa. 

Pero, ¿sabemos realmente quién fue esta mártir tan reverenciada?

La Iglesia Católica conmemora el 22 de noviembre, la muerte de Santa Cecilia, una mujer de familia noble que falleció en un año indeterminado entre el 180 y el 230 de nuestra era después de ser torturada por su conversión al cristianismo.

Su historia se conoce gracias a la aparición a mediados del siglo V de unos textos llamados ‘Actas del martirio de Santa Cecilia’.

No corrían buenos tiempos en Roma para los cristianos y fueron condenados a morir de formas aberrantes. 

En el caso de Cecilia, primero lo intentaron en las termas de su propia casa, tratando de ahogarla con el vapor sin conseguirlo. 

Luego, llamaron a un verdugo para que le cortara la cabeza: la historia dice que éste dejó caer tres veces su hacha sobre ella sin conseguirlo, con lo que huyó despavorido abandonando a la joven ensangrentada pero viva.

Aunque quedó maltrecha y murió finalmente tres días después. 


De ahí que en algunas obras de arte se la represente ya
cadáver con un corte en su cuello, como en la escultura en mármol de Stéfano Maderno (1576 - 1636), que se encuentra en la iglesia de Santa Cecilia en Roma, donde supues-tamente reposan sus restos.

¿Por qué es la patrona de los músicos?

Una explicación se basa en que, según dicen, Cecilia se dedicó internamente a cantar a Dios mientras los músicos tocaban en su boda, acordada por sus padres, aunque parece una explicación insuficiente. 

El Papa que la nombró patrona, dijo que había “demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música”.

Evangelio diario: 22-11-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 1-4

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo:
 "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."




Comentario

Si leyésemos por primera vez el texto evangélico de hoy, seguro que nos sorprenderían las palabras de Jesús. Pero a esta altura de nuestro andar cristiano, hace tiempo que hemos comprendido que los caminos de Jesús no son nuestros caminos, que los criterios de Jesús no son nuestros criterios, que el modo de pensar de Jesús, con frecuencia, no es nuestro modo de pensar, como lo muestra el pasaje evangélico de hoy. Jesús es categórico al afirmar que los dos reales de la viuda son mucho más que las fuertes sumas de dinero que los ricos echaron en el cepillo del templo. Y su explicación sí nos convence: los ricos han echado de lo que les sobra, pero “ella que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.

Hay muchas más palabras de Jesús que, aunque a primera vista nos parecieron extrañas, hemos caído en la cuenta de que Jesús siempre da en clavo, siempre acierta, da con la verdad. Un ejemplo, entre tantos: Para Jesús el que gana pierde y el que pierde gana. El que gana y reserva su vida, la pierde. El que pierde y entrega su vida, la gana. Nosotros, hemos experimentado que es así, que solo cuando entregamos por amor la vida, la ganamos, tenemos más vida.

Apoya nuestra labor de ayuda a las familias más afectadas

Situación actual de la crisis

Ha pasado un año desde que, en marzo de 2020, el Gobierno de la Nación declarase el estado de alarma para combatir el impacto de la pandemia del Covid-19. 

En aquellos momentos las previsiones emitidas tanto por organismos internacionales, el propio Fondo Monetario Internacional o la Unión europea, como por los propios expertos nacionales indicaban que se podrían producir situaciones de necesidad incluso más profundas que aquellas que originó la crisis de 2008.

Ante esa situación, el Presidente de Cáritas Castrense y Arzobispo Castrense don Juan del Rio, recientemente fallecido a consecuencia del Covid-19 (q.e.p.d.), encomendó a Cáritas Castrense la misión de crear un fondo de emergencia con el fin de paliar las necesidades que se produjeran.

Cáritas Castrense, organismo oficial del Arzobispado Castrense de España constituido para promover la acción caritativa y social, inició todas las acciones necesarias para llevar a cabo la iniciativa lo antes posible, pudiendo así comenzar con las primeras ayudas en el mes de junio del 2020. 

En los momentos actuales a los efectos derivados de la “no concluida” crisis sanitaria se han sumado los de la crisis económica y social que se predecían .

Por todo ello las necesidades que llevaron a la creación del “Granero de José” no han finalizado y ahora son indispensables para muchas personas.

Damos las GRACIAS a todas las personas, organismos e instituciones que desde entonces están colaborando con esta campaña.


“Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan”

 (Gn, 41, 53ss)







Queridos hermanos y amigos.

Durante los últimos meses hemos visto como nuestras vidas se transformaban para enfrentarnos al COVID-19 y sus trágicas consecuencias, no solo sanitarias, sino también sociales y económicas, cambiando nuestras costumbres cotidianas.

Todos conocemos el caso de un ser querido y cercano que ha sucumbido ante las perniciosas consecuencias de la pandemia, pérdidas irreparables que nos han atormentado y creado un gran dolor al que enfrentamos nuestra oración y el saber que a todos nos llegará la resurrección ante nuestro Señor.

Las familias han sufrido la desgarradora muerte de algún ser querido, amigo o conocido. Pero el drama también se ha plasmado en el día a día cuando los puestos de trabajo han desaparecido o han sufrido una merma notable de los ingresos provocando un gran quebranto en los hogares.

Para enfrentar esas necesidades nació “El Granero de José” que gestiona Cáritas Castrense con el objetivo de paliar las penurias de los más necesitados en aspectos como la vivienda, la sanidad, la educación y los suministros del hogar. Esenciales para mantener el nivel de vida de las familias y su dignidad, elemento esencial para que una persona de sienta en plenitud.

Desde el inicio “El Granero de José” fue diseñado para que no existieran trabas burocráticas y que su gestión fuese prácticamente automática desde la petición de ayuda que la inician los capellanes castrenses.

Desde está página os animo a todos a llenar este “Granero de José” para poder repartir entre quien lo necesita y ejercer con generosidad la caridad hacia el prójimo.

Muchas gracias por vuestra colaboración, Dios os lo pague.

Carlos Jesús Montes Herreros
Ordinario Castrense de España



Necesitamos tu apoyo urgente


Con el referente de la figura de José en Egipto, se creará un “granero” (Cf. Génesis 41, 56) que, a modo de fondo de emergencia, constituido por los donativos de personas físicas o jurídicas, permita paliar con inmediatez las necesidades más básicas generadas por la crisis del Covid-19.



Se pondrá especial atención en cubrir necesidades como:
• Alimentación 
• Medicina 
• Vivienda y suministros servicios (agua; luz; gas etc.)
• Académicos/escolarización
• Cualquier otra actividad que tienda a cubrir necesidades básicas.

Ayudar y alentar a las CPC, extendidas por el territorio nacional y al resto de capellanes que no tienen CPC en sus unidades, bases o acuartelamientos en la consecución de los mismos fines anteriormente mencionados.



Gracias por apoyarnos en esta campaña en pro de los más desfavorecidos