sábado, 6 de noviembre de 2021

Evangelio diario: 06-11-2021

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16,9-15

En aquel tiempo, aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. 
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto. 
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? 
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero». 
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él. 
Y les dijo:
«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».




Comentario

En el evangelio del domingo pasado un escriba preguntaba a Jesús ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Jesús respondió: “Escucha, Israel, el Señor es el único Dios: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que estos”.

Él es el único Dios, y el evangelio de hoy nos pone en la tesitura de ¿a quién queremos servir? ¿Al dinero?... ¿A la arrogancia?... ¿A la vanagloria?... ¿Al YO? ¿O al único Dios? No podemos servir a dos amos porque o bien aborreceremos a uno y amaremos al otro, o bien nos dedicaremos al primero y no haremos caso del segundo. A muchos nos pasa que queremos servirlos a todos aparentando, como los fariseos, ser fieles al único Dios. Pero, no nos engañemos, Dios nos conoce por dentro.

Dios no está en contra del dinero si éste no ocupa el centro en nuestra vida. Es más, nos anima a ganarnos “las moradas eternas” con el dinero injusto si éste nos sirve para hacer el bien a los demás.

Ante estas palabras que Jesús nos dice hoy tendríamos que preguntarnos si el Señor es nuestro único Dios. Si no es así, ¿quiénes son nuestros dioses?