Según una tradición que arranca del Siglo XII, se celebra el día de hoy el aniversario de la dedicación o consagración de la Basílica construida por el emperador Constantino en el Laterano, Roma.
¿Que es una basílica?
El término basílica proviene del latín que a su vez deriva del griego βασιλική (fonéticamente, basiliké) que significa "relativo a lo regio o real", y viene a ser una elipsis de la expresión completa βασιλική οἰκία (basiliké oikía) que quiere decir "casa real". Una basílica, por tanto, era un suntuoso edificio público que en Grecia y Roma solía destinarse al tribunal, y que en las ciudades romanas ocupaba un lugar preferente en el foro.
En la Iglesia Católica se le da el nombre de basílica a ciertos templos de una especial relevancia, siempre relacionados con el papa. Solamente se puede llamar Basílica a aquellos templos a los cuales el Sumo Pontífice les concede ese honor especial.
La primera basílica que hubo fue la de Letrán. Se sabe que era un palacio que pertenecía a una familia que llevaba ese nombre, Letrán, y que el emperador de entonces, Constantino, fue el primer gobernante romano que concedió a los cristianos el permiso para construir templos, regalando al Papa Silvestre I el Palacio Basílica de Letrán, que éste convirtió en templo y consagró el 9 de noviembre del año 324.
Esta basílica es la Catedral del Papa y la más antigua de todas las basílicas de la Iglesia Católica. En su frontis tiene esta leyenda que reza así: "Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo" en señal de amor y unidad para con toda la cátedra de Pedro que, como escribió san Ignacio de Antioquía "preside a todos los congregados en la caridad".
Desde el año 324 hasta el 1400, la casa contigua a la Basílica se llamó "Palacio de Letrán", fue la residencia de los Pontífices, y allí se llevaron a cabo la celebración de cinco concilios importantes de la vida de la Iglesia. En este palacio se celebró en 1929 el tratado de paz entre el Vaticano y el gobierno de Italia (Tratado de Letrán).
Celebrar la dedicación de la iglesia madre de todas las iglesias es una invitación a los cristianos de la Iglesia universal a vivir la unidad de fe y de amor, para ser piedras vivas en la construcción de la Jerusalén celeste
Para finalizar recojamos algunas palabras de san Agustín, a modo de recomendación:
«Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San Pablo: “Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo”. Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos. Así vivirá contento el Espíritu Santo en nuestra alma».