sábado, 26 de diciembre de 2020

San Esteban - protomartir




El 26 de diciembre se celebra el día de San Esteban. San Esteban fue un diácono de la Iglesia primigenia de Jerusalén y protomártir, es decir, uno de los primeros mártires del cristianismo. De hecho, tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

La Sagrada Escritura se refiere a él por primera vez en los Hechos de los Apóstoles, cuando fue elegido como uno de los siete diáconos. Las circunstancias de su martirio indican que la lapidación de san Esteban no fue un acto de violencia de la multitud, sino una ejecución judicial.

La fiesta de san Esteban siempre fue celebrada inmediatamente después de la Navidad para que, siendo el protomártir, estuviese lo más cercana a la del nacimiento del Hijo de Dios. Antiguamente se celebraba una segunda fiesta de san Esteban el 3 de agosto, para conmemorar el descubrimiento de sus reliquias, pero por un Motu Propio de Juan XXIII, el 25 de julio de 1960, esta segunda fiesta fue suprimida del Calendario Romano.

Su nombre, Stephanos, es griego (significa «Corona»). Era un judío converso, por lo que se cree que Esteban nació como judío, aunque no se sabe nada más sobre su vida anterior. Estos diáconos fueron elegidos por la insatisfacción entre los judíos helénicos (de origen griego y griegoparlantes) que consideraban que las viudas de su colectivo eran tratadas peor que las judías hebráicas en la distribución de los fondos de la comunidad. Como el nombre "Stephanos" es griego, se ha asumido que él era uno de estos judíos helénicos. Los elegidos por los judíos helénicos fueron Esteban, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás de Antioquía. Fueron presentados a los apóstoles que, después de orar, les impusieron las manos. Posteriormente, se dice que Esteban hizo algunos milagros delante del pueblo.

Algunos judíos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia que estaban congregados en una sinagoga de libertos debatieron con Esteban. Según los Hechos de los apóstoles, no podían rebatirle sus argumentos, por lo que sobornaron a unos testigos para que dijeran que Esteban había blasfemado contra Moisés y contra Dios. Por ello, "conmovieron al pueblo, a los ancianos y escribas" y cogieron a Esteban y lo llevaron hasta el Sanedrín, reunido en el Templo de Jerusalén. Entonces los testigos falsos le acusaron de haber dicho que cambiaría las costumbres de Moisés y que Jesús destruiría el Templo de Jerusalén. El libro de Hechos dice que en ese momento los sanedritas miraron a Esteban y vieron "su rostro como el rostro de un ángel".

Discurso ante el Sanedrín

Esteban dio un extenso discurso ante el Sanedrín. Posteriormente habló de Abraham, de sus descendientes y de cómo José fue a parar a Egipto. Luego habló de cómo José fue consejero del faraón, de cómo los siguientes faraones esclavizaron al pueblo judío, de la vida de Moisés y de su conversación con Dios. En la historia de Moisés, narró cuando aquel profeta estaba perdido en el monte y los israelitas le dijeron a su hermano Aarón que hiciera un Dios para guiarles en el desierto. Con esto quiso señalar la desobediencia del pueblo de Israel hacia Dios. Luego habló de la construcción del tabernáculo sagrado que hizo Moisés siguiendo las instrucciones de Dios y del templo que hizo Salomón. En el discurso dijo que Dios había indicado que él vivía en el cielo y en la tierra y no solamente en un edificio, en referencia al templo.

El libro de los Hechos dice que Esteban apeló a las escrituras para demostrar que Jesús no desobedeció las normas que Dios dio a Moisés, sino que las cumplió debidamente.

El discurso terminó con las siguientes palabras: ''Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros siempre habéis resistido al Espíritu Santo. Como vuestros padres, así también vosotros. ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Dieron muerte a los que anunciaban la venida del Justo, a quien vosotros habéis traicionado y crucificado; vosotros, que recibisteis por ministerio de los ángeles la Ley, no la guardasteis''



Lapidación de San Esteban - Rembrandt (1625)
Museo de Bellas Artes en Lyon


Lapidación de Esteban

Tras esta afirmación, los sanedritas no pudieron contener su ira. No obstante, Esteban miró arriba y gritó al Sanedrín que veía el cielo abierto y al Hijo del Hombre (Jesús, recientemente ejecutado) sentado a la derecha de Dios. Esto fue una blasfemia tan grande para ellos que cogieron a Esteban, le condujeron a las afueras de la ciudad, a un lugar determinado, y lo lapidaron.

En aquella época los judíos permitían la pena de muerte por lapidación en caso de blasfemia. Los testigos, los cuales tenían el deber de tirar las primeras piedras, dejaron sus abrigos en el suelo para poder hacerlo, a los pies de "un muchacho llamado Saulo", quien posteriormente sería conocido como el apóstol Pablo. Esteban oró a Dios para que recibiese su espíritu y para que perdonase a sus asesinos, se puso de rodillas y cayó muerto.