lunes, 30 de mayo de 2022

Santoral: San Fernando, Rey de Castilla y León - Patrón del Arma de Ingenieros

San Fernando - Bartolomé Esteban Murillo (1672)
Museo Nacional del Prado (Depósito en otra institución)


El 30 de mayo se celebra la onomástica de San Fernando, uno de los nombres que durante años fueron más comunes en España y que hace referencia al rey Fernando III de León y de Castilla, llamado «el Santo» por su reconquista de Al Andalus y que falleció en Sevilla un 30 de mayo de 1252. La fecha de nacimiento no está del todo clara (fue en la localidad de Peleas de Arriba y hay quien lo sitúa en 1199 y otros el 24 de junio de 1201), pero lo que sí está acreditado es que fue rey de Castilla entre 1217 y 1252 y de León entre 1230 y 1252.

Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León, unificó definitivamente durante su reinado las coronas castellana y leonesa, que habían permanecido divididas desde la época de Alfonso VII «el Emperador», quien a su muerte las repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando.

Durante su reinado fueron reconquistados combinando la diplomacia y la guerra, en el marco de la Reconquista, los reinos de Baeza (1227), Jaén (1246), Córdoba (1236), Sevilla (1248) y lo que quedaba del de Badajoz, cuya anexión había empezado Alfonso IX, lo que redujo el territorio ibérico en poder de los reinos musulmanes. Al finalizar el reinado de Fernando III, estos únicamente poseían en Andalucía el Reino de Niebla, Tejada y el Reino de Granada. 

El infante Alfonso, futuro Alfonso X, fue enviado por Fernando a la conquista del Reino de Murcia; los moros capitularon y la región quedó como señorío castellano, tras lo cual Alfonso conquistó las plazas de Mula y Cartagena. Cuando Fernando accedió al trono, en 1217, su reino no rebasaba apenas los ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados; en 1230, al heredar León, obtuvo otros cien mil y, a base de conquistas ininterrumpidas, logró hacerse con ciento veinte mil más.​

Fue canonizado en 1671, siendo papa Clemente X, y reinando en España Carlos II.


Las conquistas de Al-Andalus

Monumento a San Fernando
Plaza Nueva (Sevilla)
Durante los años de gestión de la unión castellano-leonesa, el rey se limitó a supervisar las incursiones en tierras andalusíes, que llevaron a cabo principalmente las órdenes militares, algunos nobles y los obispados fronterizos, en especial el toledano. En 1231 el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada tomó la plaza de Cazorla en Jaén, tras haberse apoderado en abril de Quesada, Toya y toda su comarca, que Fernando le había confiado si lograba conquistarlas.

De nuevo organizó una expedición en la que estaban el capitán Álvar Pérez de Castro y muchos nobles y caballeros como los hermanos Pérez de Vargas, Rodrigo González Girón, Tello Alfonso de Meneses, Pero Miguel, Pero de Guzmán (padre de Guzmán el Bueno) y otros muchos, y, naturalmente, un nutrido grupo de caballeros calatravos y santiaguistas. Bordearon la ciudad de Córdoba, reconquistando la campiña y asaltaron el castillo de Palma del Río. El caudillo Ibn Hud fue con sus tropas a enfrentarse a esta expedición en un olivar cerca de Jerez, teniendo lugar una batalla, en la que finalmente huyó.​​

En 1233 una hueste organizada por el obispo de Plasencia, con la participación de las órdenes militares, reconquistó la ciudad de Trujillo.​ El 29 de septiembre de 1234, Fernando reconquistó la ciudad de Úbeda.​ 

San Fernando
Monumento en Plaza Nueva (Sevilla)

En 1235 se conquistó el castillo de Torres de Albánchez. El castillo de Chiclana de Segura, según algunos historiadores, pudo haberse conquistado entre finales del 1226 y principios de 1227, y, según otros, en 1235.​ En cualquier caso, es en 1235 cuando Fernando III otorgó Chiclana de Segura al obispo de Osma. Este, a su vez, la otorgó en 1239 a la Orden de Santiago, formando parte de la encomienda Montizón y Chiclana.

Las siguientes campañas, en las que el rey participó de nuevo en persona delegando el gobierno del reino en su madre Berenguela y, tras la muerte de esta en 1246, el infante Alfonso de Molina, marcaron la segunda parte del reinado.​ En doce años, Fernando reconquistó gran parte del territorio andalusí y muchas de sus grandes ciudades, como Córdoba y Sevilla.​



Sepultura


El cadáver del rey Fernando III el Santo recibió sepultura en la Catedral de Sevilla, tres días después de su defunción.​ Fernando III había dispuesto en su testamento que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le fue regalada al monarca por su primo, el rey san Luis de Francia, y había ordenado además que su sepultura fuera sencilla, sin estatua yacente.

Las postrimerías de San Fernando
Virgilio Mattoni (1887) Real Alcázar de Sevilla

No obstante, tras la muerte del rey, su hijo Alfonso X ordenó realizar los mausoleos de sus padres, revestidos de plata, y las efigies sedentes que les representaban, recubiertas de metales preciosos y piedras preciosas, contraviniendo así el deseo de su padre. Delante de la imagen de la Virgen de los Reyes, donada por Fernando III el Santo a la Catedral de Sevilla, fueron colocadas las efigies de Fernando III y de su primera esposa, la reina Beatriz de Suabia, que aparecían vestidos, sentados en sillones chapados de plata y bajo baldaquinos de plata dorada. 

La imagen sedente de Fernando III se hallaba coronada por una corona de oro y piedras preciosas. Las imágenes de Fernando III y Beatriz de Suabia portaban sendas coronas de oro y piedras preciosas. Las piedras preciosas fueron confiscadas por su descendiente, el rey Pedro I de Castilla, durante la Guerra de los dos Pedros, en el siglo XIV, argumentando que no se hallaban suficientemente protegidas.

Capilla Real - Catedral de Sevilla

El monarca aparecía portando en la mano derecha la espada con la punta hacia arriba, y la espada estaba adornada con un rubí y una esmeralda. En el dedo índice de la mano izquierda, en la que sostenía la vaina de la espada, adornada con pedrería, llevaba un anillo de oro con un rubí de considerable tamaño. Dicho anillo sería posteriormente colocado en la mano de la Virgen de los Reyes, quien portaba, al igual que el Niño Jesús que ella sostenía en sus brazos, una corona de oro con piedras preciosas, que le fueron donadas por Alfonso X el Sabio.

Tras la muerte de Alfonso X, su efigie, del mismo estilo que las de sus padres, fue colocada al lado de aquellas. Los sarcófagos que contenían los restos de los reyes fueron colocados a los pies de la imagen de la Virgen de los Reyes, y se hallaban adornados con blasones en los que aparecían castillos, leones y águilas, símbolo este último de la Casa de Hohenstaufen, de la que era miembro la reina Beatriz de Suabia

La efigie que representaba a Fernando III se hallaba colocada en el centro de la capilla y a la izquierda estaba colocada la de su esposa. Cuando Fernando III el Santo fue canonizado en el año 1671, la imagen sedente del rey, del siglo XIII, fue sustituida por otra realizada por el escultor Pedro Roldán, quien según ciertas fuentes la realizó en pocos días, y fue después dorada y estofada por una hija del pintor Juan de Valdés Leal.

En la actualidad, la urna de plata que contiene los restos de Fernando III el Santo se encuentra colocada sobre un basamento de mampostería, colocado ante las gradas del altar donde se sitúa la imagen de la Virgen de los Reyes. En el basamento de mampostería que sirve de soporte a la urna se encuentran colocados cuatro epitafios, compuestos en árabe, latín, hebreo y castellano. La tradición sostiene que los cuatro epitafios fueron compuestos por su hijo Alfonso X. 

Urna de plata - Sepulcro de San Fernando Rey
Catedral de Sevilla

La urna de plata que contiene los restos del rey san Fernando fue realizada por el orfebre Juan Laureano de Pina. Fue comenzada en 1690, aunque las dificultades financieras motivaron que su terminación no finalizara hasta el año 1719, y participaron en su conclusión varios orfebres, habiéndose empleado en su realización plata, plata sobredorada y bronce. La urna exterior cubre la urna interior, con paredes de cristal, en la que reposan los restos del monarca.

La urna, que se considera la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana, permanece cerrada habitualmente, aunque puede ser abierta para mostrar el cuerpo de san Fernando, como se hace el día 30 de mayo, festividad de San Fernando, en que es expuesto a la veneración de los fieles. En la decoración de la urna externa, que protege la urna interior, se glorifican las virtudes del rey san Fernando y la apoteosis de la monarquía española, y está además adornada con relieves con motivos florales y vegetales.



Canonización

Para una canonización se precisa, además del milagro, la fama de santidad. Tras la muerte de Fernando III y de su entierro en la catedral se genera una energía espiritual que atrae a los fieles sevillanos.​ El papa Sixto V confirmaría en 1590 que Fernando III poseía el halo de santidad y que merecía el tratamiento de santo, con base en el «resplandor alrededor de la cabeza que se da en Roma a los beatificados y la diadema de los canonizados.»​ Las restricciones del papa Urbano VIII obligaron a demostrar que esta representación realmente era tal y, una vez acreditada, fue posible impulsar el procedimiento a partir de 1649.

Francisco López de Caro y Bartolomé Esteban Murillo se encargaron de recopilar todas las imágenes que existían en Sevilla de Fernando III. Comenzaron con una lámina de cobre que se conservaba en la capilla Real de la Catedral de Sevilla, que a su vez era una versión de otra que se había realizado en Roma años antes. En la misma capilla encontraron una imagen en un tabernáculo de San Fernando arrodillado orante frente a una imagen del Padre. En el trascoro de la catedral existía una imagen de la rendición del emir Axataf ante Fernando III pintada por Francisco Pacheco en 1634. 

Tras recopilar otros retratos acudieron al Alcázar de Sevilla, donde encontraron una imagen del rey en el salón de Embajadores. Otros sitios que visitaron fueron la Puerta de Jerez, el convento franciscano de San Diego, la Puerta de la Carne, la iglesia de Santa María la Blanca, el monasterio de la Cartuja, el monasterio de San Clemente, la Alhóndiga, el retablo de San Andrés del convento de la Paz, la casa consistorial y el convento de San Francisco anejo. En 3 años, a partir de enero de 1649, ambos lograron reunir numerosas imágenes que existían en la ciudad del rey Fernando que ratificaban la fama de santidad del rey.

Tras esto, se procedió a dar cuenta de los testimonios para la canonización en los años 50 del siglo XVII. A partir de 1652 la imagen de San Fernando ya estaba internacionalizada. En 1626 algunos testigos, como Juan Villavicencio y Alarcón, dieron fe de la enorme popularidad alcanzada por la imagen en Roma. También le era rendido culto en la Catedral de Mónaco, en su propio altar. Juan de la Fuente Almonte, regidor veinticuatro de Sevilla, manifestó que en el Virreinato de Perú se le llamaba «Santo Rey Don Fernando».

El 7 de febrero de 1671, fue canonizado por el papa Clemente X



Patronazgos

San Fernando es patrón de varias localidades como: Sevilla, Aranjuez, San Fernando de Henares, Maspalomas (Gran Canaria), Villanueva del Río y Minas, San Fernando de Apure y de la pedanía albaceteña Ventas de Alcolea. También es patrón del Arma de Ingenieros del Ejército de Tierra de España.

Monumento a los ingenieros militares
Jardines de la Argentina - Ceuta

Fernando, durante el sitio a Sevilla, contaba con una bandera con la efigie de la Virgen. Los musulmanes pensaron que destruir esa bandera sería un importante golpe contra la moral de las tropas cristianas y enviaron un pequeño contingente al campamento cristiano, que terminó por dañar a saetazos la bandera. Fernando comentó este hecho al clérigo Remondo, que le recomendó enviarlo a los sastres del campamento para que lo repararan, pero Fernando decidió coserlo él mismo.

Por esto, fue nombrado hermano mayor de la hermandad católica del gremio de los sastres o los "alfayetes", que fue la primera que existió en Sevilla tras la Reconquista. Dicha hermandad tenía como patrones a san Mateo y san Homobono y más tarde añadieron a la Virgen de los Reyes (patrona de los sastres) y al propio san Fernando cuando fue canonizado. Esa hermandad aún existe, con el nombre de Hermandad de la Virgen de los Reyes, y tiene su culto en la iglesia de San Ildefonso de la ciudad.