jueves, 8 de diciembre de 2022

La Inmaculada y el milagro de Empel


El Milagro de Empel
Augusto Ferrer-Dalmau (2015)



En la noche del 7 al 8 de diciembre de 1585, unos 5.000 hombres del Tercio de Flandes combaten a los protestantes en la isla de Bommel. La tropa está bloqueada, la situación es desesperada, la derrota y la muerte acechan en las aguas del río Mosa: cercados, desfallecidos, sin víveres ni municiones, helados y con las ropas empapadas, los soldados se aprestan a pasar la que piensan será su última noche.

El jefe enemigo, almirante Hohenlohe-Neuenstein propone a los españoles una rendición honrosa. El maestre Bobadilla le replica que "ya hablaremos de capitulación después de muertos". El protestante abre entonces los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo y pronto no queda más tierra firme que el pequeño montículo de Empel, donde se refugian los soldados del Tercio. En ese momento un soldado, cavando una trinchera, tropieza con un objeto de madera enterrado: es una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción.

Anunciado el hallazgo, colocan la imagen en un improvisado altar, y el Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal divina, anima a sus soldados a seguir luchando encomendándose a la Virgen Inmaculada. Y esa noche sucede el milagro: se desata un viento inusual e intensamente frío que hiela las aguas del río Mosa. Los españoles atacan por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer y obtienen una victoria tan completa que el almirante Hohenlohe exclama: «Parece que Dios es español, al obrar tan grande milagro». Aquel mismo día, la Inmaculada es proclamada patrona de los Tercios de Flandes y es también la Patrona de España.