martes, 13 de diciembre de 2022

Evangelio diario: 13-12-2022

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. 
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. 
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron:
«El primero».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».




Comentario

A lo largo de la historia, los hombres, en nuestra relación con Dios, hemos guardado dos posturas: aceptación o rechazo. Cabría poner también la indiferencia. Algo que vemos reflejado tanto en la lectura del profeta Sofonías como lo dicho por Jesús en el evangelio.

Las palabras del profeta son claras: “No obedecía a la voz, no aceptaba la instrucción, no confiaba en el Señor, no se acercaba a su Dios”, y, sin embargo, también habrá un resto, “un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor”. Y la postura de los dos hijos, “el desobediente obediente” y “el obediente desobediente”, relatada por Jesús, nos llevan a la misma conclusión.

Quizás Jesús quiso ir más lejos y ser más concreto. Los sumos sacerdotes y los ancianos, a quien dirigía esta parábola, son como el hermano mayor, los que se creen buenos, los que creen cumplir con Dios y, en realidad, no van a trabajar a la viña del padre y no aceptan a Jesús. Pero muchos pecadores, a quien Jesús amaba y buscaba porque son los que tienen necesidad del médico… los publicanos e incluso las prostitutas, que no iban por buena senda, al oír a Jesús le creyeron, le aceptaron, y están en el camino del Reino de Dios.

En este Adviento, renovemos ilusionados el gozo de seguir trabajando en la viña del Señor, después del encuentro seductor que tuvimos con él.