martes, 5 de julio de 2022

Evangelio diario: 05-07-2022

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 32-38

En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».

Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».




Comentario

Quien se obstina en cerrar los ojos… no ve. El pueblo sencillo, con los ojos abiertos veía la realidad: Jesús expulsando al demonio del hombre mudo y reconocía en él algo especial: “Nunca se ha visto en Israel cosa igual”. Los fariseos con los ojos y el corazón cerrados, por negarse a ver la realidad, llegaban a una conclusión contradictoria: “Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios”. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.

El gran fallo, el gran desastre para Samaria, para Israel, para los hombres de los siglos I, II, XIII, XXI… es adorar a un dios que no es el verdadero Dios. El mismo Jesús fue tentado por el diablo en esta misma línea: “Todo esto te daré si postrándote me adorares”. Nunca un falso dios da lo que promete, nunca un falso dios puede llenar el corazón humano, nunca un falso dios puede ofrecer una gran esperanza, nunca un falso dios puede enseñar el camino de la felicidad y alegría…

Por eso, una de las tareas principales de Jesús fue la de expulsar de nuestro interior al demonio que nos pide que adoremos falsos dioses. “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo dará culto”. Bien claro nos dijo que no es posible llevar una doble vida, adorar a dos dioses. “No se puede servir a dos señores… no podéis servir a Dios y al dinero”. La gran ventaja de servir a nuestro único Dios es que siempre cumple sus promesas, promesas de vida y de felicidad plena, empezando ya en la tierra y llegando a la plenitud en la nueva tierra y el nuevo cielo.