sábado, 2 de octubre de 2021

Santoral: Santos Ángeles Custodios

Angel Custodio
Domenichino (1615) - Varsovia
De la tradición bíblica, nace el sentido del ángel protector, guardián o custodio:

Ángel custodio del pueblo (Israel): «He aquí que voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado» (Ex 23. 20).

Ángel custodio de las personas: Abrahám dice a Isaac, que marcha en busca de esposa: «...El enviará su ángel delante de ti... (Gn24, 7). Compañero y guardián de Tobías (5, 4): presenta las oraciones y buenas obras de Tobit ante Dios, le cura... ( 11, 12 ). Pedro es liberado de la prisión por el «ángel del Señor» y se dirige a «casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos», donde los reunidos, extrañados, contestan a la sirvienta Rode que ha acudido a la puerta, «será su ángel» (Hch 12, 7-15).

Ángel custodio de los niños: Dice Jesús: «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños: porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mt 18, 10). El ángel del Señor protege la vida e infancia de Jesús, avisando a José del peligro e indicándole lo que éste ha de hacer (Mt 1, 20; 2, 13.19).

La Liturgia de las horas del día, en su oficio de lectura, nos propone un fragmento de uno de los sermones de San Bernardo, abad, sobre el salmo 90, en el que leemos reflexiones como éstas:

«Señor, ¿qué es el hombre para que te ocupes de él?... Para que ninguno de los seres celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos...»

«A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia... por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo... Debemos estarles agradecidos, pues que cumplen con tanto amor esta orden, nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes... Correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquél de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados».

«En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores..., y viviremos así a la sombra del Omnipotente».