lunes, 4 de octubre de 2021

Evangelio diario: 04-10-2021

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,25-37

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. 
Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:
“Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.
¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».





Comentario

El texto de Lucas que la liturgia nos trae hoy, comienza señalando la verdadera intención de ese maestro de la ley. Era muy común que intentarán poner en aprietos al abordar a Jesús. Esperar y ver como era su respuesta, ¿sería un verdadero Rabí? ¿O un embaucador?

En este caso podemos apreciar la forma magistral con la que Jesús, responde. El maestro de la ley le hace la primera pregunta y se queda a la escucha. Jesús va a utilizar una metodología curiosa, le responde formulando otra pregunta y se queda esperando y a la escucha de su interlocutor. Jesús afirma lo correcto de la respuesta y, con una pequeña frase: “Haz eso y vivirás”, da por concluido el dialogo. 

Sin embargo, el maestro de la ley hace la pregunta, no para entender mejor, sino para ganar ventaja sobre Jesús y el resultado no pudo ser más desastroso. Jesús le remite a su propia conciencia y conocimiento de la ley. Es como si le hubiera dicho: Ahí, encontrara todo. ¿No eres tú el experto?

El maestro, actúa como un hábil interlocutor que quiere sacar puntos en el debate, de ahí, la 2ª pregunta formulada: “¿Y quién es mi prójimo? Ante esta pregunta, Jesús les narra una historia apasionante, quiere mantener la atención de sus oyentes, que esperen el desenlace final. El maestro de la ley no se imagina cuan lejos va a llevar Jesús la definición de prójimo.

En resumen, es toda persona que necesite nuestra ayuda, comprensión, agradecimiento y colaboración. Quedémonos con la respuesta correcta a la última pregunta de Jesús y el envío que Él nos hace: “Vete y haz tu lo mismo”.