viernes, 29 de abril de 2022

Evangelio diario: 29-04-2022

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. 
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».





Comentario

Jesús en un momento de desahogo afectivo ante su Padre, se alegra de que su Padre sea como es, el que revela sus cosas, sus secretos no a los sabios y discretos sino a los pequeñuelos, por los que Jesús siente especial cariño, son sus preferidos.

También nos dice que si queremos conocer a fondo a Dios Padre no tenemos más que ir a Él: “Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo”. Jesús vino hasta nosotros para aclararnos quién es nuestro Dios. Nos lo dio a conocer no solo con sus palabras, hablándonos de Él, sino también con su vida, como le aseguró a su despistado apóstol Felipe: “Felipe quien me ve a mí ve al Padre”. Los rasgos de Jesús son los rasgos de Dios Padre.

Jesús, que conoce a fondo nuestra vida porque él fue hombre como nosotros, sabe que a veces se nos hace muy cuesta arriba y el cansancio nos invade. Jesús, que viene como siempre en nuestra ayuda, quiere que salgamos victoriosos de nuestros agobios y cansancios. Para ello, nos invita a que sigamos sus pasos “aprended de mí”, que le imitemos, que carguemos con su “blando yugo y su carga ligera”. Su yugo y su carga es siempre el amor… y quien camine con el amor en su corazón, quien se deje guiar por el amor, aunque se encuentre con situaciones dolorosas, el amor las volverá suaves y ligeras. El amor tiene esa capacidad, hasta lo más doloroso y costoso, como puede ser la cruz para Cristo, lo vuelve blando y ligero… porque el amor siempre lleva dentro de sí la alegría, el gozo de hacer lo que hay que hacer en cada instante.