viernes, 5 de marzo de 2021

Evangelio diario: 05-03-2021

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43, 45-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola:
“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. 
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. 
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’. 
Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. 
Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».
Le contestan:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
“La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente”?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.

Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.



Comentario

En este evangelio resuena el mismo grito: “Venid, matémosle” dicho por los labradores infieles que llegan a apalear a los enviados y a matar al hijo. Pero aquí es más trágica: “Matémosle y nos quedaremos con su herencia”. La envidia y la mezquin­dad de los dirigentes de su pueblo le llevan a la muerte. José se convirtió en causa de salvación para los suyos. Jesucristo se convertirá también en la piedra angular del templo único, formado por los gentiles y los judíos creyentes. Es la obra del Señor. Su camino es serio: incluye la entrega total de su vida.

Nuestro camino de Pascua supone también aceptar la cruz de Cristo. Convencidos de que, como Dios escribe recto con líneas torcidas, también nuestro dolor o nuestra renuncia, como los de Cristo, conducen a la vida.

¿Somos una viña que da sus frutos a Dios? ¿o le estamos defraudando año tras año? ¿somos infieles? ¿o tal vez perezosos, descuidados? Vamos hacia la Pascua, que es el paso de la muerte a la vida.