sábado, 31 de octubre de 2020

Domingo XXXI del tiempo ordinario Todos los Santos

Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14


Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar diciéndoles:
«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios».
Oí también el número de los sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.

Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con voz potente:
«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!».
Y todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y adoraron a Dios, diciendo:
«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén».
Y uno de los ancianos me dijo:
«Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?».
Yo le respondí:
«Señor mío, tú lo sabrás».
Él me respondió:
«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».




Salmo 23

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.




Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3


Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.





Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
 
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
 
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
 
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
 
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
 
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
 
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
 
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
 
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».




Comentario

Celebramos hoy la Fiesta de todos los Santos. Pero, ¿de qué fiesta se trata? ¿Cuál es su mensaje? ¿Qué alcance tiene para el cristiano de hoy? Estas cuestiones son eco de otras muchas que surgen en un dialogo sincero y leal en un verdadero discernimiento cristiano: ¿No es la santidad una palabra extraña en nuestro lenguaje actual?. ¿A quién y a qué la podemos referir para que nos sirva en la vida de la fe? ¿No nos sitúa en un ámbito de perfectos, héroes y superdotados, de los cuales nosotros nos sentimos muy distantes? De momento, esta Fiesta nos da la oportunidad de reflexionar sobre el alcance de la Santidad en la vida, que no nos centre tanto en nuestras obras, cuanto en lo que Dios viene haciendo en nosotros.

La Palabra de Dios en el apocalípsis  nos presenta hoy la realidad de una multitud de santos anónimos, plenos de vida evangélica, de experiencia de Dios, de sentimientos y obras de caridad. Y esto, porque lo que marca su vida, no es más que el ser Hijos de Dios, según se nos dice en la carta de Juan. Haciendo esto más concreto, podemos decir con el evangelio de hoy, que la santidad vivida por Jesús, es un Camino de Bondad y Felicidad. (Bienaventuranzas y obras de Misericordia). Esta es la Santidad: un Camino y una Meta de Bondad, Felicidad y Comunión.

Lo que hoy celebramos es el Amor de Dios, que ya ha acogido a los que nos han precedido y nos esperan a los que todavía estamos en camino. Santidad es “Comunión feliz entre todos los hijos de Dios... Lo más importante de la vida cristiana es ser y no perder nunca la imagen de hijo de Dios, como hicieron y vivieron los santos.

Podemos decir, pues, que la santidad es un camino de BONDAD, FELICIDAD y COMUNIÓN que SOLO DIOS realiza en nosotros. En realidad, un santo no es otra cosa que una buena persona. Porque ser santo no es más que ser lo que tenemos que ser, CON LA AYUDA DE LA GRACIA DE DIOS, NO CON MI FUERZA DE VOLUNTAD, LO CUAL ES SOLO SOBERBIA HUMANA.

El Papa Francisco, en su exhortación sobre la Santidad en el momento actual, “Alegraos y regocijaos”, pone la santidad en el horizonte de la bondad (Mt 25) y la Felicidad (Mt 5, 5-15)

Las Bienaventuranzas constituyen la identidad del cristiano. ¿Cómo se hace para llegar a ser buen cristiano?. Es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en las Bienaventuranzas. En ellas se dibuja el rostro del Maestro que estamos llamados a transparentar en la vida cotidiana. ¡Feliz o bienaventurado es sinónimo de santo! 

Por eso, la Santidad es un proyecto de felicidad y a la vez un programa de cómo ser lo que debemos ser. Con deficiencias y pecados, muchos han buscado la felicidad en la santidad. Estas confesiones de hombres buenos y felices pueden acercarnos a la santidad de Jesús, y hacer más humana la nuestra.
«Ser bueno es hacerse divino, porque sólo Dios es bueno.» (Unamuno)

“En todo hombre bueno habita Dios.» (Séneca)

«No denomino héroes a aquellos que han triunfado por sus ideas o por la fuerza. Sólo considero héroes a aquellos que fueron grandes por su bondad (Tolstoi)

«Sólo los que son verdaderamente buenos y santos son felices.» (Pablo VI).

“La bondad es el único Evangelio que muchos leerán.» (Helder Cámara)

“Mi única misión en la vida era ser bueno. (Carlos de Foucauld)

Como conclusión podríamos reflexionar sobre la experiencia personal de Santidad. Mi experiencia de Santidad ¿es de Bondad, Felicidad, Comunión, o es solo la imposición al otro de lo que yo vivo, de mi voluntarismo vacuo, donde mi yo sustituye a la Gracia de Dios? ¿Puedo dar cuenta de la obra que Dios viene realizando en mi según su propia Santidad Bondadosa, o solo puedo dar razón de mi voluntad de conquistar una santidad desentendida de la bondad y misericordia de Dios?



Padre mío, me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.

                                                                   (Carlos de Foucauld) 

Evangelio diario: 31-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1. 7-11

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».




Comentario:

Jesús, en este fragmento del evangelio de Lucas, nos presenta como debe ser la actitud del cristiano en su vida de relación con los demás.

Los fariseos invitan al Maestro a un banquete y lo espían para ver si pueden detectar algo con lo que poder echárselo en cara.

Vio como los invitados pugnaban para situarse en los primeros puestos, ante lo cual catequiza a los de alrededor poniéndoles como ejemplo que, el afán por situarse en los sitios principales, puede acarrear que el que te invitó te haga levantar para situar a otro de más categoría, creando una situación de bochorno, por lo tanto debemos buscar los sitios de menor importancia, y entonces el anfitrión, si lo mereces, te haga progresar a sitios más principales.

¡Cuánto nos gusta aparentar!, creernos el ombligo del mundo, que los demás vean en nosotros a un líder o un hombre envidiable; y nos encanta que todo el mundo nos haga caso y nos trate con reverencias.

¡Qué error!, Jesús nos lo dice claramente: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

Con qué poca frecuencia nos encontramos con personas realmente humildes, que no les supone ningún problema ponerse al servicio de los demás, incluso realizando cosas, en ocasiones, desagradables, pero lo hacen con la sonrisa en la boca, infundiendo alegría a los que les rodean.

Esforcémonos para hacer nuestro el ejemplo que nos refiere Jesús, actuemos con humildad, no busquemos el reco-nocimiento humano, sino más bien, la serenidad de haber actuado con sentido cristiano de la vida.

Unas cuestiones para nuestra reflexión personal:

¿Somos capaces de ponernos en manos de Dios en situaciones adversas?

¿Nos consideramos el ombligo del mundo?

¿En cuantas ocasiones, la humildad no es nuestra forma de actuar?

viernes, 30 de octubre de 2020

Evangelio diario: 30-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1-6

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.

Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y fariseos:
«¿Es lícito curar los sábados, o no?».
Ellos se quedaron callados.

Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo:
«¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca en seguida, aunque en día de sábado? ».
Y no pudieron replicar a esto.


Comentario:

Un día más, en este evangelio, asoma la distinta postura de Jesús y los fariseos sobre el sábado, el día del descanso de Dios y de los hombres, según la tradición judía. Para los fariseos lo principal es cumplir la ley, que, entre otras prohibiciones, no permitía curar en sábado. La ley por encima de la persona.

Para Jesús, antes que la ley está la persona. Para él no hay una posible ley divina, ni una ley humana que no permita curar en sábado, que no permita amar a una persona necesitada. Si se puede rescatar a un burro o a un buey caídos en un pozo, ¿cómo no se va a poder curar a un enfermo en sábado?.

Siempre que vemos en el evangelio este asunto del sábado, a toda velocidad nos ponemos al lado de Jesús. Pero cabe preguntarnos si en nuestra vida real es así. Si lo primero para nosotros es el amor, el amor al hermano, como lo fue para Jesús, y si no caemos en el legalismo de cumplir alguna ley y dejar tirado al hermano necesitado. El amor es lo primero y principal. Esta es nuestra ley suprema, la ley de Cristo.

jueves, 29 de octubre de 2020

Evangelio diario: 29-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 31-35

En aquel día, se acercaron unos fariseos a decir a Jesús:
«Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte».
Jesús les dijo:
«Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada. 
Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. 
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! 
Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido. 
Mirad, vuestra casa va a ser abandonada. 
Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”».




Comentario

De camino hacia Jerusalén, Jesús recibe una advertencia: Herodes quiere matarle. Los fariseos le invitan a alejarse, lo cual parece lo más prudente. Sin embargo, Jesús contesta a los fariseos en unos términos fuertes y valientes, incluso provocativos. Frente a los consejos de los fariseos de evitar aquello que amenaza su vida, Jesús pone de manifiesto aquello que la sostiene, que le hace fuerte interiormente y que por tanto le permite vivir esa situación amenazante no como algo que le haga temblar y que le paralice, sino como algo que está ahí y es real, pero que nunca podrá impedirle vivir aquello que es para él lo fundamental, lo importante, incluso más que la propia vida: la fidelidad a la voluntad del Padre que ha hecho suya, que es su alimento y su orientación vital. Por eso Jesús puede afirmar con toda libertad “nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente.” (Juan 10, 18)

Y es que en el horizonte de la vida de Jesús está la Vida con mayúsculas, que resitúa todo, incluso la misma muerte.

Es esa Vida que surge del Amor de Dios, la que orienta el caminar de Jesús y la que se refleja en sus gestos de expulsar demonios y sanar enfermos. Una Vida que nada ni nadie podrá vencer, ni siquiera la muerte.

Jesús no es un iluso, intuye también su suerte. Pero no parece ser su muerte lo que más le duele, sino la incapacidad de Jerusalén para acoger la Palabra de Salvación, su actitud de cerrarse a ella y de esta forma labrarse su propia ruina. Aunque no una ruina definitiva como parece que se deduce del último versículo: una luz de esperanza se dibuja al final del camino, cuando juntos podamos proclamar: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

La experiencia de sentirse amenazado, con fundamento objetivo o no, es una experiencia que a todos nos acompaña; que nuestra cercanía con Jesús nos ayude a poder acogerla y vivirla a la luz de la esperanza que nos trae siempre la Palabra de Dios porque sabemos que “ni la muerte ni la vida nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús". (Romanos 8,38-39)


miércoles, 28 de octubre de 2020

San Simón y San Judas, apóstoles





Hoy se celebra en toda la Iglesia universal la fiesta de estos dos apóstoles del Evangelio.

Simón pertenecía al grupo formado en Israel, llamados los “zelotes”. Su fin era trabajar duramente contra la invasión romana en su país. Sin embargo, la escucha de la palabra de Cristo fue para él el descubrimiento de la universalidad del amor de Dios.

Judas se ha convertido en uno de los santos más populares por los favores que concede a la gente en lo concerniente a la búsqueda de trabajo.


¿Por qué razón celebran la fiesta el mismo día?

Cuenta la tradición que los dos iban siempre juntos en su rico y fecundo apostolado. El Señor lo llamó para completar el número de los doce apóstoles, encargados de ser los continuadores de la obra de Jesús en el mundo.

Se le llama Tadeo para distinguirlo del otro Judas Iscariote que traicionó, vendió al Señor por treinta monedas de plata y después se ahorcó.

San Judas escribió poco. Tan sólo una Carta suya se encuentra en la Biblia. La finalidad de su escrito era una crítica severa contra los gnósticos, una herejía que separa lo físico de lo espiritual. Lo físico o corporal es malo, y el espiritual es el bueno. Y los dos provienen mediante emanaciones del mismo Dios.

Su Carta termina con estas palabras: "Sea gloria eterna a nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".


La devoción popular a San Judas Tadeo

San Judas Tadeo - Sevilla
Iglesia de San Antonio Abad

Sevilla guarda en un rincón de la calle Alfonso XII una pequeña talla con gran devoción en la ciudad hispalense. San Judas Tadeo, abogado de los casos difíciles, se encuentra en el interior de San Antonio Abad (Hermandad del Silencio) y es el santo que tiene mayor devoción entre los sevillanos. Creyentes y no creyentes acuden a sus pies día a día para rezarle y no hay ni un solo momento que no esté repleto de personas.

Una tradición que también ha perdurado de generación en generación. Actualmente, la tradición católica reconoce a San Judas Tadeo como el santo de los casos difíciles y desesperados.


Oración para hacer una petición
a San Judas Tadeo
¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, 
la Iglesia te honra e invoca universalmente, 
como el patrón de los "casos difíciles y desesperados". 
Ruega por mí, que estoy solo y sin ayuda.
Te imploro hagas uso del privilegio especial 
que se te ha concedido,
de socorrer pronto y visiblemente 
cuando casi se ha perdido toda esperanza.
 
Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, 
para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo 
en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, 
particularmente (haga aquí su petición), 
y para que pueda alabar a Dios contigo 
y con todos los elegidos por siempre.

Te doy las gracias glorioso San Judas, 
y prometo nunca olvidarme de este gran favor, 
honrarte siempre como mi patrono especial 
y poderoso y, con agradecimiento hacer todo
lo que pueda para fomentar tu devoción.

Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Evangelio diario: 28-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 12-19

En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.



Comentario

Este evangelio remarca algunos aspectos interesantes de la vocación cristiana. Lucas nos cuenta cómo Jesús sale a orar y se pone en presencia del Padre. Antes de cualquier momento importante de su vida, Jesús acude al Padre. Es una actitud que permanentemente nos reflejan los evangelios. Y la elección de los apóstoles es uno de esos momentos importantes.

Jesús llama a todos sus discípulos, porque todos son elegidos y cercanos a su persona, y entre ellos escoge a 12, a los que llama apóstoles. Y Lucas los nombra uno a uno en su evangelio. Ellos serán los responsables directos de transmitir el mensaje y la enseñanza del Maestro. También proyectan la universalidad del mensaje de salvación como las nuevas 12 tribus de Israel para llevar el anuncio del Reino hasta los últimos rincones del mundo.

Son apóstoles o testigos, transmisores de la buena nueva de la salvación del Padre que nos llega en la persona de Jesús. A ellos Jesús les irá enseñando todos los secretos que están en el Padre. Cerca de Él aprenderán lo que significa ser enviados, no como señores o dignatarios, sino como servidores de la comunidad y transmisores de la Palabra.

Jesús elige a los apóstoles y los quiere cerca para que puedan aprender la responsabilidad de la vocación evangélica que el Padre le ha asignado. «No he venido a ser servido, sino a servir y dar testimonio de la Gloria de Dios Padre».

Esa es también nuestra misión como elegidos, con nombre y apellidos, para transmitir el mensaje de salvación de Jesús, para proclamar el Reino, la presencia viva, actual y permanente de Dios en nuestro mundo. Somos testigos de la paz de Dios, de la salvación y la Gracia de Dios a pesar de todas las contrariedades de este mundo y por ello debemos ser luz y esperanza del nuevo mundo que Dios quiere para los hombres.

martes, 27 de octubre de 2020

Evangelio diario: 27-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 18-21

En aquel tiempo, , decía Jesús:
«¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé?

Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas».
Y dijo de nuevo:
«¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».




Comentario

Dos parábolas nos ayudan a ahondar en el concepto del Reino de Dios. Ambas nos hablan del comienzo discreto de ese Reino y junto al inicio, Jesús se fija en el proceso final del desarrollo de esa pequeña semilla o el efecto de una insignificante porción de levadura.

Ese Reino lleva en sí una fuerza interior que explica ese desarrollo y su presencia en todo el mundo. Su crecimiento es discreto, pero real. No llama la atención, no crece como algo llamativo. Es una pequeña semilla que, sin darnos cuenta, se va extendiendo por doquier.

Tiene fuerza interior, pero necesita de la colaboración de los discípulos para ir haciéndose presente en todas partes.

Ahí entramos todos los seguidores de Jesús que, sintiéndonos responsables del don recibido, aportamos nuestra colaboración a esa expansión. Nunca podremos atribuirnos protagonismo en esa labor, pero sí es necesario ser conscientes de que Jesús espera que, como todos sus fieles seguidores, sigamos proclamando su realidad por todas partes.

Quien hará crecer la semilla será Dios, pero la posibilidad de que su presencia vaya siendo real en todo el mundo, es de cada uno de los que nos confesamos creyentes en Jesús.

Es una gran alegría saber que Dios ha dejado en nuestras manos colaborar con su gracia en la expansión de ese Reino que, como una pequeña semilla va transformando este mundo, de tal forma que cada vez se parezca más a ese Reino de paz y justicia que Jesús trajo a la tierra.

Todos podemos preguntarnos al recordar este evangelio, hasta qué punto somos conscientes de esta responsabilidad. Cada vez parece más difícil vivir esta gracia, pero no olvidemos que es una consecuencia de nuestro bautismo. Ojalá tengamos fuerza para no caer en la rutina y olvidar que Dios nos espera en ese empeño.

lunes, 26 de octubre de 2020

Apoya nuestra labor de ayuda a las familias más afectadas

Situación actual de la crisis

Nos encontramos desde el 13 de marzo en un estado de alarma decretado por el Gobierno de la Nación tras el impacto de la pandemia del Covid-19. Por este motivo se han paralizado los motores económicos del país, que, según todas las previsiones habidas hasta el momento, tanto por los organismos internacionales desde el propio Fondo Monetario Internacional a la Unión Europea como por los más diversos expertos nacionales, es más que previsible una recesión económica que produzca situaciones de necesidad más profundas incluso que aquellas originadas por la crisis de 2008.

Por ello el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España, encomienda a Cáritas Castrense, el organismo oficial del Arzobispado Castrense de España, constituida para promover, coordinar y orientar la acción caritativa y social, la creación de un fondo de emergencia con el fin de paliar las necesidades que se produzcan en el entorno del Arzobispado Castrense de España.

“Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan”

 (Gn, 41, 53ss)





Necesitamos tu apoyo urgente


Con el referente de la figura de José en Egipto, se creará un “granero” (Cf. Génesis 41, 56) que, a modo de fondo de emergencia, constituido por los donativos de personas físicas o jurídicas, permita paliar con inmediatez las necesidades más básicas generadas por la crisis del Covid-19.



Se pondrá especial atención en cubrir necesidades como:
• Alimentación 
• Medicina 
• Vivienda y suministros servicios (agua; luz; gas etc.)
• Académicos/escolarización
• Cualquier otra actividad que tienda a cubrir necesidades básicas.

Ayudar y alentar a las CPC, extendidas por el territorio nacional y al resto de capellanes que no tienen CPC en sus unidades, bases o acuartelamientos en la consecución de los mismos fines anteriormente mencionados.



Gracias por apoyarnos en esta campaña en pro de los más desfavorecidos



Evangelio diario: 26-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.

Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.

Al verla, Jesús la llamó y le dijo:
«Mujer, quedas libre de tu enfermedad».
Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente:
«Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».
Pero el Señor le respondió y dijo:
«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar?

Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».

Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.



Comentario

El milagro de la curación de la mujer encorvada, solamente lo encontramos en el Evangelio de Lucas. Esta curación tiene un pequeño matiz que no debemos pasar por alto: Jesús vio a la mujer, la llamó y la curó.

Sí, Jesús tomó la iniciativa, no esperó a que ella le pidiera ser sanada de su enfermedad. Seguramente ella no lo hubiera hecho nunca, porque después de 18 años ya habría perdido la esperanza. Además, su enfermedad la tenía encorvada, como si quisiera expresar con su propio cuerpo que vivía replegada sobre sí misma, incapaz de ver más allá de ella misma.

Vemos aquí un rasgo de Jesús que no hemos de olvidar nunca, el Señor no es ajeno a nuestro sufrimiento, Él escucha hasta nuestros gritos silenciosos y nos sana de nuestras heridas más profundas. Claro que en ocasiones la curación se realiza después de muchos años.

También llama la atención que la mujer quedó curada en el acto, y enderezándose alababa a Dios. Su cuerpo y su espíritu sanaron simultáneamente. Y alababa a Dios porque al desencorvarse pudo mirar al Cielo y abrir su corazón a Dios. Si miramos a Dios siempre vamos a encontrar motivos para la alabanza.

En estos tiempos de pandemia que estamos viviendo, muchas personas se cuestionan sobre el poder y la misericordia de Dios ante la enfermedad y la muerte. Ante esto los cristianos tenemos que dar una palabra de esperanza a nuestro mundo, porque sabemos que Dios está cerca del que sufre, que no le es indiferente el dolor de sus hijos… pero Él tiene un tiempo y un plan de salvación para cada uno.

sábado, 24 de octubre de 2020

Domingo XXX del tiempo ordinario

Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 22, 20-26

Esto dice el Señor:
«No maltratarás ni oprimirás al emigrante, pues emigrantes fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

No explotarás a viudas ni a huérfanos. Si los explotas y gritan a mí, yo escucharé su clamor, se encenderá mi ira y os mataré a espada; vuestras mujeres quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos.

Si prestas dinero a alguien de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero cargándole intereses.

Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo».



Salmo 17

R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.

R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.

R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu ungido.

R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.



Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 5c-10

Hermanos:

Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguistéis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la Palabra en medio de una gran tribulación, con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.

No solo ha resonado la palabra del Señor en Macedonia y en Acaya desde vuestra comunidad, sino que además vuestra fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.




Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él le dijo:
«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.

Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».




Comentario

Los cristianos, a diferencia de otras formas de pensar y sentir, creemos firmemente que el Dios revelado en Jesús no es un Dios indiferente, ni impasible, ni lejano, siempre de viaje en lejanas galaxias. Nuestro Dios está siempre en movimiento junto a nosotros porque desde el principio de la Historia ha acompañado y sigue acompañando a esta humanidad que sigue peregrinando entre luces y sombras en busca de su verdadera identidad, de su plena dignidad, de su completa humanidad, de su plenitud de existencia… de su autenticidad de ser.

A diferencia de lo que ocurría entre los dioses y héroes griegos y romanos, que se desentendían de los asuntos humanos mientras se entregaban caprichosamente a orgías y placeres, o las divinidades aztecas y mayas, siempre sedientas de sangre humana, el Dios cristiano desde el comienzo de la creación ha querido manifestarse como principio de misericordia y amor desinteresado. El comportamiento histórico de Jesús: desde el pesebre a la sepultura, desde su ser engendrado hasta su resurrección, desde el principio de los tiempos hasta que se produzca la consumación, ha sido el mostrar al Padre, "quien me ha visto a mí ha visto al Padre".

San Mateo sitúa el relato evangélico de la obligación del amor a Dios y al prójimo en el Templo de Jerusalén, en el lugar religioso más sublime y santo para un judío del tiempo de Jesús. Era el lugar del sacrificio, del perdón, del encuentro, la morada que Dios se había elegido, el santuario por excelencia, allí estaba el verdadero sagrario, allí se conservaba, en el lugar más sagrado y santo, el código de la Alianza, el pacto entre Dios y el pueblo.

Fue en el Templo donde Jesús declaró que el amor es el principio y fundamento de la verdadera religión. Sin amor, la ley y los preceptos se vuelven tiranía, sin amor, nada seríamos, es decir, no seríamos humanos, sin amor todo se vuelve oscuro, estéril, vacío. El amor a Dios que no sea al mismo tiempo amor al prójimo es un fraude, un engaño, una mentira.

Decía San Agustín: Ama y haz lo que quieras. Quien ama no puede sino cumplir la Ley entera. La plenitud del ser, de la existencia, es amar y hacerlo de corazón, con entrega total, con lo que cada uno es, con lo que somos. Dios, en Jesús, se entregó a nosotros totalmente por puro amor y por este mismo amor nos dejó su Palabra para que alcancemos nuestro consuelo.

Evangelio diario: 24-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 1-9

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. 
Dijo entonces al viñador: 
“Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”. 
Pero el viñador respondió: 
“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».




Comentario

El texto de Lucas define la gran novedad del Dios de Jesús: las catástrofes, las represiones sangrientas (nosotros podríamos añadir la pandemia del covid) no son un castigo por los pecados cometidos por las víctimas, sino consecuencias terribles e inevitables de nuestra realidad aunque ciertamente no faltas de un sentido, quizá una advertencia... En todo caso no son queridas por Dios. Todo lo contrario. Para Él somos sus hijos y nos quiere con un amor incondicional y para siempre.

Jesús refiere los tristes acontecimientos vividos por los judíos para proclamar, una vez más, la necesaria conversión hacia ese Dios que, por amor, le ha enviado para anunciar a todos la Salvación. La parábola de la higuera es bien expresiva en este sentido junto a los tres años en que no da fruto: necesita cuidados, abono... y mucha paciencia como la que muestra Jesús en su ministerio público.

Cuando nos preguntamos por Dios en los tristes acontecimientos que nos ocurren personalmente o como comunidad humana, parece que estamos todavía en la mentalidad antigua de un Dios justiciero y vengativo. Jesús nos muestra, en su vida entregada hasta el sacrificio en la cruz, que está con todos y cada uno de nosotros en nuestros sufrimientos y perplejidades, que todo tiene un sentido... y es un sentido de esperanza y de amor.

«Si alguno escucha mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos». Abrir la puerta es abrirnos a lo nuevo y diferente que, sin control nuestro, va surgiendo en una historia cambiante. San Bernardo recomendó al papa Eugenio III: «Debes examinar atentamente lo que la época espera de ti». Nueve siglos más tarde, Juan XXIII propuso como tarea permanente de la Iglesia releer los signos del tiempo para descubrir en ellos la llamada del Espíritu.

viernes, 23 de octubre de 2020

San Juan de Capistrano - Patrón de los capellanes castrenses


San Juan de Capistrano - Alonso del Arco
Museo del Prado 

San Juan de Capistrano fue un fraile franciscano y sacerdote católico de la ciudad italiana de Capistrano, Abruzzo. Famoso como predicador y teólogo, se ganó el sobrenombre de “Soldado Santo” cuando en 1456 a los 70 años encabezó una cruzada contra el Imperio Otomano invasor en el asedio de Belgrado con el comandante militar húngaro John Hunyadi salvando a Europa de la invación musumana. Es el santo patronos la ciudad de Belgrado, de los juristas y de los capellanes militares. Su fiesta se celebra el 23 de Octubre.


Del Martirologio Romano:

San Juan de Capistrano, sacerdote de la Orden de los Hermanos Menores, quien defendió la observancia de la regla y ministró a casi toda Europa en apoyo de la fe y de la moral católica. Con el fervor de sus exhortaciones y oraciones, exhortó a los fieles, comprometiéndolos en la defensa de la libertad de los cristianos. Abrazó la paz del Señor en Újlak, en la orilla del Danubio, en el Reino de Hungría.



BIOGRAFÍA

Nació en Capistrano, diócesis de Sulmona, Italia, en 1385. Hijo de un caballero francés o alemán que murió cuando Juan era joven. Estudió con esmero en la Universidad de Perugia (Cerca de Asís).

San Juan de Capistrano fue abogado y juez. En 1412 fue nombrado gobernador de Perugia por Ladislao I rey de Nápoles, quien tenía control de esa ciudad. Luchó contra la corrupción y el soborno.

Descubriendo a Dios en el encierro

Cuando estalló la guerra entre Perugia y Malatesta en 1416, Juan trató de conseguir la paz, pero fue hecho prisionero de guerra, durante su cautiverio decidió entregarse del todo a Dios.

Tuvo un sueño en el que vio a San Francisco que le llamaba a entrar en la orden franciscana. Juan se había casado justo antes de caer preso, pero el matrimonio nunca se consumó y fue declarado anulado.

Entró en la orden franciscana en Perugia el 4 Octubre de 1416. Tenía 30 años por lo que el maestro de novicios lo puso a prueba dándole los mas humildes oficios.

San Bernardino de Siena y
San Juan de Capistrano (Alonso Cano)
Museo de Bellas Artes - Granada
Fue discípulo de san Bernardino de Siena quien le enseñó teología.

Se distinguió como predicador aun siendo diácono. Ordenado a los 33 años. Por 40 años fue predicador itinerante por Italia y otros países.

Por su radical llamada a la conversión y su sencillez, la gente lo relacionaba con San Juan Bautista. San Juan de Capistrano tenía gran fama por su don de curación y le traían a los enfermos para que les hiciera la señal de la cruz.

Púlpito de Juan Capistrano
Catedral de Viena
Al igual que San Bernardino, propagó la devoción al nombre de Jesús. Junto con otros franciscanos, fue acusado de hereje. El defendió a todos con éxito.

Muchos jóvenes le seguían a la vida religiosa. Estableció comunidades franciscanas. Famoso por hacer grandes penitencias y austeridad, comía y dormía poco. También por sus escritos. Escribió sobre todo contra las herejías de su época, conservándose muchos de sus sermones. Muchos de sus sermones se conservan. 

Dos veces la comunidad franciscana lo eligió como vicario general.


El don de la diplomacia

Juan era sabio y prudente, sabiendo medir sus palabras para que estas sirvan la voluntad de Dios. Cuatro Pontífices (Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III) lo emplearon como embajador en muchas y muy delicadas misiones diplomáticas con muy buenos resultados.

Tres veces le ofrecieron nombrarlo obispo de importantes ciudades pero prefirió seguir siendo un predicador.

Fue nuncio apostólico en Austria donde predicó extensivamente y combatió la herejía de los husitas. También predicó con gran fruto en Polonia, invitado por Casimiro IV.


Los cruzados defienden Europa

En 1451 el Sultan Mahoma II se lanzó una campaña con el fin de lograr la conquista de Europa. Conquistó a Constantinopla en 1453 y entonces se preparó para invadir a Hungría. En 1454 Serbia cayó en sus manos.

Las noticias procedentes Serbia eran horribles: quienes se resistían a renunciar a Cristo eran torturados. Todo lo que fuese cristiano era destruido o confiscado.

S. Juan Capistrano
St. Bonaventure Univ. (NY)
En 1454 Juan Capistrano participó en la dieta de Frankfort y se dispuso a preparar la defensa de Hungría. Fue a Hungría y predicó una cruzada en defensa de la cristiandad. A la edad de 70 años el Papa Calixto II lo comisionó para dirigirla.

En Szeged unió el ejercito de campesinos que había reunido con el ejército de Janos Hunyady (el azote de los turcos) y ambos se dirigieron a Belgrado.

Se decía que los cuarteles parecían casas de religiosos mas que campamentos militares porque en ellos se rezaba y se predicaba la virtud. Se celebraba misa diaria. A Juan Capistrano le tenían un gran respeto.


San Juan de Capistrano salva a Europa.

Los musulmanes que atacaban a Belgrado contaban con 200 cañones, 50.000 soldados de caballería y una gran flota que penetró por el río Danubio. Ante la superioridad de las fuerzas enemigas, los cristianos pensaban retirarse.

Pero intervino Juan de Capistrano convenciendo al conde Janos Hunyady a que atacara la flota turca a pesar de ser mucho más numerosa.

En el momento en que los defensores de la ciudad se iban a retirar dándose por vencidos, Juan los animó llevando en sus manos una bandera con la cruz y gritando sin cesar: “Jesús, Jesús, Jesús”.

Recorrió todos los batallones gritando entusiasmado:
“Creyentes valientes, todos a defender nuestra santa religión”.
Juan nunca utilizó las armas de este mundo sino la oración, la penitencia y la predicación.

Mientras se luchaba en Belgrado, el Papa pidió rezar el Angelus por la victoria. Los musulmanes fueron vencidos y tuvieron que retirarse de la región. Así se ganó la batalla de Belgrado el 21-22 de julio de 1456.

San Juan de Capistrano había ofrecido a Dios su vida por salvar la cristiandad. Dios le aceptó su oferta y pronto murió junto con Janos Hunyady víctimas de la peste.

Los cadáveres de los muertos en batalla causaron una epidemia de peste que también contagió al santo que ya estaba débil y anciano. Murió en Villach, Hungría, unos meses mas tarde, el 23 de octubre.

En Estados Unidos su nombre es famoso por la misión franciscana en California que lleva su nombre.

Misión San Juan de Capistrano - California

Fue beatificado el 19 Diciembre 1650 por el Papa Inocencio X y posteriormente canonizado el 16 de octubre de 1690 por el Papa Alejandro VIII.

Evangelio diario: 23-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y sucede. 
Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo? 
Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. 
Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».




Comentario

Archiconocida es la distinción entre el tiempo cronológico, el del reloj; y el kairós o tiempo oportuno, el momento presente que nos invita a tomar decisiones en el nombre de nuestra fe.

El Maestro nos invita a identificar los signos de nuestra historia porque por ellos discurren las marcas de luz que los cristianos debemos identificar. Que Dios no se ha olvidado de nuestro mundo ni de nuestra historia, aunque ésta no sea nada edificante; Dios interviene en nuestro devenir y, con nosotros, tiene el honor protagónico de esta nuestra prodigiosa aventura, porque Él prolonga en nuestras pequeñas manos, sus manos poderosas, y estamos de cuerpo entero los dos así creando, los dos así velando por las cosas.

Por compleja que sea nuestra historia presente, en ella se dan signos de salvación que es necesario los identifiquemos; ¿para qué? Para que Dios Padre entre en nuestra vida, para convertirnos, para percibir la Palabra de Jesucristo, para caer en la cuenta que nuestro modo de ver el mundo y relacionarnos con él y con los iguales es nuestra predicación, nuestra forma de anunciar aquí y ahora, la vida salvada que nos anuncia Jesús de Nazaret.

Ese es, de verdad, nuestro kairós, nuestro mejor momento, y bueno sería no frivolizar ni despreciar este tiempo de salvación en el que tantos iguales nuestros buscan luz, acogida y escucha.

Para entender los signos de los tiempos de hoy, el Papa Francisco nos dice qué precisamos: hacer silencio y observar, reflexionar y orar ¿Estamos dispuestos a aceptar esta invitación?