sábado, 31 de octubre de 2020

Domingo XXXI del tiempo ordinario Todos los Santos

Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14


Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar diciéndoles:
«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios».
Oí también el número de los sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.

Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con voz potente:
«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!».
Y todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y adoraron a Dios, diciendo:
«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén».
Y uno de los ancianos me dijo:
«Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?».
Yo le respondí:
«Señor mío, tú lo sabrás».
Él me respondió:
«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».




Salmo 23

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.




Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3


Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.





Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
 
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
 
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
 
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
 
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
 
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
 
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
 
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
 
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».




Comentario

Celebramos hoy la Fiesta de todos los Santos. Pero, ¿de qué fiesta se trata? ¿Cuál es su mensaje? ¿Qué alcance tiene para el cristiano de hoy? Estas cuestiones son eco de otras muchas que surgen en un dialogo sincero y leal en un verdadero discernimiento cristiano: ¿No es la santidad una palabra extraña en nuestro lenguaje actual?. ¿A quién y a qué la podemos referir para que nos sirva en la vida de la fe? ¿No nos sitúa en un ámbito de perfectos, héroes y superdotados, de los cuales nosotros nos sentimos muy distantes? De momento, esta Fiesta nos da la oportunidad de reflexionar sobre el alcance de la Santidad en la vida, que no nos centre tanto en nuestras obras, cuanto en lo que Dios viene haciendo en nosotros.

La Palabra de Dios en el apocalípsis  nos presenta hoy la realidad de una multitud de santos anónimos, plenos de vida evangélica, de experiencia de Dios, de sentimientos y obras de caridad. Y esto, porque lo que marca su vida, no es más que el ser Hijos de Dios, según se nos dice en la carta de Juan. Haciendo esto más concreto, podemos decir con el evangelio de hoy, que la santidad vivida por Jesús, es un Camino de Bondad y Felicidad. (Bienaventuranzas y obras de Misericordia). Esta es la Santidad: un Camino y una Meta de Bondad, Felicidad y Comunión.

Lo que hoy celebramos es el Amor de Dios, que ya ha acogido a los que nos han precedido y nos esperan a los que todavía estamos en camino. Santidad es “Comunión feliz entre todos los hijos de Dios... Lo más importante de la vida cristiana es ser y no perder nunca la imagen de hijo de Dios, como hicieron y vivieron los santos.

Podemos decir, pues, que la santidad es un camino de BONDAD, FELICIDAD y COMUNIÓN que SOLO DIOS realiza en nosotros. En realidad, un santo no es otra cosa que una buena persona. Porque ser santo no es más que ser lo que tenemos que ser, CON LA AYUDA DE LA GRACIA DE DIOS, NO CON MI FUERZA DE VOLUNTAD, LO CUAL ES SOLO SOBERBIA HUMANA.

El Papa Francisco, en su exhortación sobre la Santidad en el momento actual, “Alegraos y regocijaos”, pone la santidad en el horizonte de la bondad (Mt 25) y la Felicidad (Mt 5, 5-15)

Las Bienaventuranzas constituyen la identidad del cristiano. ¿Cómo se hace para llegar a ser buen cristiano?. Es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en las Bienaventuranzas. En ellas se dibuja el rostro del Maestro que estamos llamados a transparentar en la vida cotidiana. ¡Feliz o bienaventurado es sinónimo de santo! 

Por eso, la Santidad es un proyecto de felicidad y a la vez un programa de cómo ser lo que debemos ser. Con deficiencias y pecados, muchos han buscado la felicidad en la santidad. Estas confesiones de hombres buenos y felices pueden acercarnos a la santidad de Jesús, y hacer más humana la nuestra.
«Ser bueno es hacerse divino, porque sólo Dios es bueno.» (Unamuno)

“En todo hombre bueno habita Dios.» (Séneca)

«No denomino héroes a aquellos que han triunfado por sus ideas o por la fuerza. Sólo considero héroes a aquellos que fueron grandes por su bondad (Tolstoi)

«Sólo los que son verdaderamente buenos y santos son felices.» (Pablo VI).

“La bondad es el único Evangelio que muchos leerán.» (Helder Cámara)

“Mi única misión en la vida era ser bueno. (Carlos de Foucauld)

Como conclusión podríamos reflexionar sobre la experiencia personal de Santidad. Mi experiencia de Santidad ¿es de Bondad, Felicidad, Comunión, o es solo la imposición al otro de lo que yo vivo, de mi voluntarismo vacuo, donde mi yo sustituye a la Gracia de Dios? ¿Puedo dar cuenta de la obra que Dios viene realizando en mi según su propia Santidad Bondadosa, o solo puedo dar razón de mi voluntad de conquistar una santidad desentendida de la bondad y misericordia de Dios?



Padre mío, me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.

                                                                   (Carlos de Foucauld)