miércoles, 28 de octubre de 2020

Evangelio diario: 28-10-2020

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 12-19

En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.



Comentario

Este evangelio remarca algunos aspectos interesantes de la vocación cristiana. Lucas nos cuenta cómo Jesús sale a orar y se pone en presencia del Padre. Antes de cualquier momento importante de su vida, Jesús acude al Padre. Es una actitud que permanentemente nos reflejan los evangelios. Y la elección de los apóstoles es uno de esos momentos importantes.

Jesús llama a todos sus discípulos, porque todos son elegidos y cercanos a su persona, y entre ellos escoge a 12, a los que llama apóstoles. Y Lucas los nombra uno a uno en su evangelio. Ellos serán los responsables directos de transmitir el mensaje y la enseñanza del Maestro. También proyectan la universalidad del mensaje de salvación como las nuevas 12 tribus de Israel para llevar el anuncio del Reino hasta los últimos rincones del mundo.

Son apóstoles o testigos, transmisores de la buena nueva de la salvación del Padre que nos llega en la persona de Jesús. A ellos Jesús les irá enseñando todos los secretos que están en el Padre. Cerca de Él aprenderán lo que significa ser enviados, no como señores o dignatarios, sino como servidores de la comunidad y transmisores de la Palabra.

Jesús elige a los apóstoles y los quiere cerca para que puedan aprender la responsabilidad de la vocación evangélica que el Padre le ha asignado. «No he venido a ser servido, sino a servir y dar testimonio de la Gloria de Dios Padre».

Esa es también nuestra misión como elegidos, con nombre y apellidos, para transmitir el mensaje de salvación de Jesús, para proclamar el Reino, la presencia viva, actual y permanente de Dios en nuestro mundo. Somos testigos de la paz de Dios, de la salvación y la Gracia de Dios a pesar de todas las contrariedades de este mundo y por ello debemos ser luz y esperanza del nuevo mundo que Dios quiere para los hombres.