viernes, 5 de junio de 2020

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 35-37
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:

«¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:
"Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies".
Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?».
Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.



Comentario:


Jesús en su tiempo fue aceptado por unos y rechazado por otros. Según nos relatan los evangelios, los escribas, fariseos, herodianos, saduceos, letrados… no solamente no le hacían caso, sino que buscaban desprestigiarle para que no le siguiese nadie. Para ello, le hacían preguntas capciosas para que en sus posibles respuestas quedase mal ante los que le escuchaban con atención. Pero nunca lo consiguieron. Al contrario, Jesús con sus respuestas quedaba mejor que ellos y su fama crecía delante de sus oyentes. “La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo”.


Como seguidores de Jesús, los que vivimos en el siglo XXI, podemos dirigirnos a él y preguntarle aquello que no veamos claro, pero siempre con buena intención y el deseo de que nos regale su luz, ilumine más nuestra vida, porque para nosotros es el Hijo de Dios, el que nos ama hasta el extremo y el que desea disipar nuestras tinieblas. Y hemos de pedirle también las fuerzas suficientes para hacerle siempre caso: “Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan”.