lunes, 28 de febrero de 2022

Comienza el tiempo de Cuaresma (Miércoles 2 de Marzo de 2022) - Se interrumpe el Tiempo Ordinario



TIEMPO DE CUARESMA

Introducción al tiempo de Cuaresma

Del Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia (nn. 124-125)

La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las «armas de la penitencia cristiana»: la oración, el ayuno y la limosna (cf. Mt 6,1-6.16-18).

En el ámbito de la piedad popular no se percibe fácilmente el sentido mistérico de la Cuaresma y no se han asimilado algunos de los grandes valores y temas, como la relación entre el «sacramento de los cuarenta días» y los sacramentos de la iniciación cristiana, o el misterio del «éxodo», presente a lo largo de todo el itinerario cuaresmal. Según una constante de la piedad popular, que tiende a centrarse en los misterios de la humanidad de Cristo, en la Cuaresma los fieles concentran su atención en la Pasión y Muerte del Señor.

El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios.

Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.

A partir de este día el color litúrgico usado es el morado.


Con la celebración del Miércoles de Ceniza, comenzamos la Cuaresma, cuarenta días de preparación para la renovación de las promesas bautismales en Pascua de Resurrección, mediante la oración, la limosna y el ayuno.

Estas prácticas penitenciales debemos hacerlas en lo secreto: «Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» (Cf. Mt 6, 1-6). Pero para encontrarles ese sentido penitencial, antes tenemos que reconocer que somos pecadores: «Misericordia, Señor, hemos pecado» (Salmo 50) y que necesitamos en este tiempo de gracia dejarnos reconciliar con Dios (2 Cor 5, 20).

El mejor medio será celebrar el sacramento de la penitencia, en el que expresamos que nuestra conversión no es puramente exterior, sino que de verdad queremos rasgar nuestros corazones arrepentidos (Jl 2, 12-18).