miércoles, 13 de enero de 2021

Evangelio diario: 13-01-2021

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.



Comentario

Jesús ha estado enseñando en la sinagoga. Es una de sus actividades más constantes, junto con las curaciones que hace y de las que el evangelio de hoy nos habla con profusión. Primero, cura a la suegra de Pedro, a cuya casa acude con otros dos de sus discípulos. Ella se pone inmediatamente a servirles: se diría que el primer efecto de la curación es la disponibilidad para el servicio. Somos curados para poder servir mejor a los demás. Agradecemos el bien que recibimos, haciéndoselo a otros.

La gente se agolpa para pedir la curación, sea de alguna enfermedad, sea de la posesión diabólica. La presencia de los demonios aparece en el NT ejerciendo su influencia maligna sobre las personas, así como también desvelando la identidad de Jesús, frente a la incredulidad que muestran muchos de sus oyentes. Paralelamente Jesús aparece siempre neutralizando el poder maléfico de los demonios sobre las personas, y prohibiéndoles hablar sobre su condición mesiánica. No quiere que ésta se malinterprete antes de que, al consumar su misión, pueda revelarse como el Mesías sufriente anunciado por los profetas. Jesús vino para salvar a todos, pero haciéndose el servidor de todos.

Junto a esta tarea solícita en favor de los que sufren, Jesús vive a solas en profunda comunión con el Padre. Los discípulos lo encuentran orando en descampado, antes de despuntar el alba, y le comunican que todo el mundo lo busca. Pero él ha comprendido, en el diálogo de la oración, que su misión tiene que extenderse también a otras partes, en las que debe continuar enseñando y curando. Cuando la multitud quiere acapararlo en un lugar concreto, la oración lo mantiene fiel a su misión de evangelizar siempre más allá. La oración nos reconforta de la labor realizada y, a la vez, nos impulsa a recorrer nuevos horizontes.