sábado, 18 de junio de 2022

Evangelio diario: 18-06-2022

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6,24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. 
Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? 
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? 
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. 
Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».




Comentario

¡Cuánta belleza contiene esta página evangélica en la que se nos conmina a no perdernos nunca por las ramas, sino ir siempre a lo esencial! Claro que necesitamos de los recursos materiales para sobrevivir, y que debemos desarrollar nuestra propia industria o rutina para acopiarlos. Pero Jesús nos anima a priorizar los recursos del Reino para vivir en el caldo de cultivo de la confianza del Padre, el que cuida de todos.

Nosotros, como antaño la comunidad de Mateo, nos desenvolvemos entre la fe y la desconfianza; de ahí el buscar un estilo de vida ajustado a lo que Dios quiere que nos haga capaces de ordenar nuestra existencia en la tensión del Reino de Dios y su justicia. Valemos más que los pájaros del cielo y los lirios del campo, a quienes Dios viste y alimenta; aún con fe poca, los seguidores de Jesús valemos mucho más que las criaturas aludidas por el Maestro.

Frente a la preocupación por las cosas necesarias para la subsistencia, el creyente deja constancia que se sabe amado por el Padre tal como Jesús nos lo indica. Porque, al fin y al cabo, lo valioso es vivir según la justicia del Reino, y el Padre Dios se encargará del resto. Cumplir esta palabra nos permite gozar de una libertad creyente que nos habilita para servir a los iguales y dar encanto a nuestra vida diaria en nombre del Señor.