martes, 23 de febrero de 2021

Evangelio diario: 23-02-2021

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».




Comentario

Tal vez este pasaje del Evangelio de San Mateo sea uno de los más bellos y más trascendentes para nuestra vida cotidiana. El mismo Cristo nos enseña a hablar con el Padre y sus mismas palabras las repetimos una y otra vez después de 21 siglos.

Jesús nos aconseja que huyamos de las palabras grandilocuentes, del exceso de verborrea cuando nos dirijamos a Dios y nos enseña una oración que tiene la sencillez del niño que le pide a su padre lo que necesita, que le demuestra su cariño y le solicita su apoyo en los temas realmente importantes: le alaba porque le ama (Santificado sea tu Nombre), le respeta (Hágase tu voluntad) le pide sustento (Danos el pan), le pide perdón de sus faltas (Perdona nuestras ofensas), pide su protección paternal (No nos dejes caer) y finalmente implora su ayuda para los casos desesperados (Líbranos del mal) ¿Existe oración más íntima y completa?

Al final Cristo insiste a los Apóstoles en la necesidad de perdonar a los demás si queremos que el Padre nos perdone, digamos que sutilmente nos habla de una misericordia "de ida y vuelta", no podemos presentarnos ante Dios si nuestro corazón guarda rencores, si no hemos sido capaces de perdonar al hermano que nos ha hecho daño ¿con que fuerza podemos pedir perdón al Padre? Recordar la parábola del fariseo que reza en el templo en primera fila contando sus grandezas y buenas obras mientras al fondo, en un rincón, un hombre sencillo no se atreve ni a levantar la cabeza y no deja de pedir perdón: Esa debe ser nuestra actitud, la humildad ante Dios, el dolor por nuestras faltas y el perdón que debemos dar a quienes nos ofenden, recordemos que Cristo imploró perdón desde la Cruz para sus verdugos.

Acabamos de comenzar la Cuaresma, tiempo fuerte de oración y conversión. Recemos todos los días un "Padre Nuestro con sentido evangélico", desde el fondo de nuestro corazón, como el niño que se refugia entre los brazos de su padre y practiquemos la misericordia, el perdón, con nuestros semejantes. Debemos buscar un momento de recogimiento, de intimidad con nuestro Padre del cielo para abrirle nuestro corazón en la seguridad y confianza de que seremos escuchados.