domingo, 8 de enero de 2023

Solemnidad del Bautismo del Señor

Primera lectura
Lectura del Profeta Isaías 42, 1-4. 6-7

Mirad a mi Siervo,
a quien sostengo;
mi elegido, en quien me complazco.
He puesto mi espíritu sobre él,
manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
la mecha vacilante no la apagará.
Manifestará la justicia con verdad.
No vacilará ni se quebrará,
hasta implantar la justicia en el país.
En su ley esperan las islas.
«Yo, el Señor,
te he llamado en mi justicia,
te cogí de la mano, te formé
e hice de ti alianza de un pueblo
y luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la cárcel,
de la prisión a los que habitan en tinieblas».




Salmo 28

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica.

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno.

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz.




Segunda lectura
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 10, 34-38

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. 
Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».




Lectura del santo evangelio según san Mateo 3, 13-17

En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.

Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él.

Y vino una voz de los cielos que decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».




Comentario

Descubrir el amor del Padre que nos ama en el Amor al Hijo. El nos ha elegido. El confía. Nos hace hijos en el Hijo, nos entrega y anticipa la resurrección. La gloria, la cristificación. Nos resitúa.

Para los que fuimos bautizados cuando recién nacidos según acostumbran las familias cristianas, tuvimos necesidad de redescubrir el valor del hecho salvador del bautismo.

Y aquellos que en edad adulta llegan a él, lo experimentan como un hecho liberador, tienen la fuerza del converso.

Han aceptado la fe que por el encuentro con el que es Hijo de Dios y Cordero sacrificial, les llevará a vivir con mayor perfección sus carismas en medio de la comunidad como testigos de Evangelio en los distintos ambientes.

En libertad acertaron a compartir en medio de la Iglesia ya bautizada el ser bautizados en las aguas puras, sanadoras y limpias que dejó Jesús en su bautismo en las alegres aguas del Jordán.

Se abre un camino de salvación para todos los que creen en el Hijo de Dios, Cordero que quita el pecado de todo el mundo y que consagra y vuelve a restaurar la verdadera imagen de Dios que es cada ser humano.

Quedamos consagrados y proclamados por el mismo Dios Padre como hijos en el Hijo. Quedando claro que “Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea”. Por pura gracia.