martes, 3 de enero de 2023

Evangelio diario: 03-01-2023

Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dijo: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».




Comentario

Juan el Bautista es fiel a sí mismo y a su misión. Dada su vida y su predicación muchos pensaron que él podía ser el Mesías. Pero Juan es claro: “Yo no soy el Mesías”. Su misión es anunciar y presentar al Mesías, a Jesús, el Hijo de Dios, al que es capaz de quitar el pecado del mundo y todos nuestros pecados, al que es capaz de hacernos hijos de Dios, al que es capaz de regalarnos su potente luz y disipar nuestras tinieblas, al que es capaz de ofrecernos un alimento especial rebosante de vida regalándonos su cuerpo entregado y su sangre derramada por amor, al que es capaz de acompañarnos en nuestro trayecto terreno, antes de desembocar en el reino que nos tiene preparado desde el inicio del mundo y donde gozaremos de la plenitud de la felicidad. Por eso, Juan dice a los que le escuchan que se queden con Jesús, que sigan siempre a Jesús. “Conviene que él crezca y yo mengüe”.

Estamos en tiempo de navidad, al inicio de un nuevo año. A nosotros, cristianos de 2023, nos toca la misma misión que la de Juan: dar testimonio de Jesús con nuestra palabra y presentarle como el Hijo de Dios, el que viene a ayudarnos y salvarnos como solo él sabe y puede hacerlo. También con nuestra vida. Que los que nos rodean vean que detrás de todo lo que pensamos, hacemos, vivimos… está Cristo Jesús. Nuestra vida no se explica sin él. Si nos quitan a Cristo nos quitan la vida.