martes, 25 de enero de 2022

Evangelio diario: 25-01-2022

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-18

En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. 
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. 
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».





Comentario

Celebramos hoy la fiesta no de San Pablo sino de la conversión de San Pablo. El hecho más determinante de su vida, que se divide en un antes y un después de este encuentro con Cristo Jesús.

Muchas de sus expresiones nos revelan el vuelco de su vida y lo cogido que quedó su corazón después del brusco y, a la vez, reconfortante encuentro con Jesús. Llega a decir: “Para mí, la vida es Cristo”. Por eso, con expresiones fuertes, viviendo lo que ahora vive, nos dice: “Lo que era para mí ganancia, lo reputo ahora por Cristo como una pérdida. Es más, todo lo tengo por pérdida a causa del sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor por quien todo lo sacrifiqué y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”.

No le entraba en la cabeza que alguien después de conocer a Cristo le diese la espalda: “!Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, ante cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado?

Desde el día de su conversión, San Pablo tiene grabado a fuego en su corazón que nunca se puede separar el amor a Dios, a Cristo, del amor a los hermanos. Persiguiendo a los cristianos oye la voz del Señor: “Yo soy Jesús Nazareno a quien tu persigues”.

Pablo predica a Cristo y su evangelio y quiere extenderlo a judíos, a gentiles, a todo el mundo “Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación”, porque sabe que el evangelio es “poder y salvación” para todos los que lo aceptan. La segunda parte de su vida, Pablo la dedicó a predicar el evangelio y no fue un camino de rosas, pero Cristo le dio fuerzas para enfrentarse a todo lo que tuviera que enfrentarse: “peligros de ríos, de ladrones, de los de mi linaje, peligros de los gentiles, en la ciudad, en despoblado, en el mar, peligros entre falsos hermanos… trabajos fatigas, vigilias, ayunos”. Él sabía donde tenía que apoyarse: “Todo lo puedo en aquel que me conforta”. A Pablo, Cristo, el amor de Cristo, le cambió la vida… y en medio de tantas adversas circunstancias por extender su buena noticia caminaba seguro: “Sé de quien me he fiado”.