domingo, 27 de junio de 2021

Santoral: Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Patrona de la Sanidad Militar


Hoy celebramos a la Madre del Señor, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Patrona de la Sanidad Militar. Por ello, hoy domingo, día que la iglesia recuerda a María en esta advocación, la celebración de esta memoria mariana remite al proyecto salvador de Dios que quiere que todos se salven y en el cada uno está involucrado, especialmente a nuestros hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas que unen la vocación militar a la vocación que lleva a cuidar de nuestra salud. Felicidades a nuestros sanitarios y a sus familias. Que Nuestra Señora, a la que hoy recordamos en su advocación de Perpetuo Socorro, les cuide y les bendiga.



Un poco de historia

El icono original está en el altar mayor De la Iglesia de San Alfonso en Roma, cerca de la basílica de Santa María la Mayor. Está pintado sobre madera mide 54 x 44 cm aproximadamente. Muestra a María con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.

En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. No se sabe como llegó a manos de este piadoso hombre la pintura, lo cierto es que el mercader procuró que el cuadro no se destruyese. Por seguridad, decidió llevar la pintura a Roma. En el viaje se desató una violenta tormenta pero el comerciante tomó el cuadro de la Virgen, lo sostuvo en alto y pidió socorro. Dios respondió por intercesión de Nuestra Señora con un milagro, el mas se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.

El mercader conservó la pintura hasta su muerte, pasando a manos de una familia amiga del mismo hasta que la familia se decidió a cumplir la voluntad del mercader de entregarla a una iglesia donde fuese venerada dignamente. Y así fue, pero con el paso del tiempo la pintura se extravió hasta que fue nuevamente encantada por Los Padres Redentoristas y entronizada en la iglesia de San Alfonso de Roma


Iconología

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Iglesia de San Alfonso (Roma)

Este icono es conocido en el oriente bizantino como Madre De Dios de la Pasión. Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el siglo XII o XIV. El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San Lucas. La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad.

Fue pintado en un estilo plano característico de iconos. Todas las letras son griegas. Las iniciales al lado de la corona de la Madre la identifican como la “Madre de Dios”. Las iniciales al lado del Niño “ICXC” significan “Jesucristo”. Las letras griegas en la aureola del Niño: "OV" significan “El que es”, mientras las tres estrellas sobre la cabeza y los hombros de María santísima indican su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto.

Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la pasión con las manos, sino con el paño que los cubre.

Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Las halos y coronas doradas fueron añadidas mucho después. El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras. Para la Virgen el maforion (velo-manto) es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad. En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar.

Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño. El Niño divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías.

En su doble denominación, esta bella imagen de la Virgen nos recuerda el centralismo salvífico de la pasión de Cristo y de María y al mismo tiempo la socorredora bondad de la Madre de Dios y nuestra.

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Ceuta