martes, 28 de julio de 2020

Novena a Santa Maria de Africa (III)


TERCER DIA DE NOVENA

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, crucificado por mi amor. Padre amantísimo y Redentor de mi alma, que deseáis mi salvación y conversión: delante de Vos me presento para que uséis con ella vuestra gran misericordia a causa de sus muchas y graves faltas; y con verdadero dolor y arrepentimiento os dice: Yo soy, Señor y Dios mío una criatura que solicita vuestra clemencia, y aunque veo lo mucho que os he ofendido, no olvido ni olvidaré jamás que sois mi Padre y que vuestro deseo es favorecerme y nunca condenarme.

Os prometo no ofenderos ya más, confesar mis pecados y hacer por ellos la debida penitencia. Desde hoy empiezo a amaros para no cesar jamás, ayudado de vuestra divina gracia.

Os amo sobre todas las cosas, os quiero con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas. Espero de vuestra bondad y piedad infinitas que por vuestras preciosas Llagas, por vuestra dolorosa y afrentosa Pasión y Muerte, por los dolores y méritos de vuestra Santísima Madre de Africa, me perdonéis todos mis pecados y me deis perseverancia en el bien durante mi vida para merece veros y gozaros en el Cielo. Amén.


Oración inicial

Dolorosísima Virgen María, dignísima y verdadera Madre del Unigénito del Padre, hecho hombre por nuestro amor en tus purísimas entrañas.

Humilde y confiadamente postrado a tus pies sacratísimos te pido y ruego, Señora y Madre mía dulcísima, que si el favor o merced que deseo lograr de tu piadoso Corazón en esta Novena ha de ser para gloria de Dios, tu Hijo Crucificado y bien de mi alma, me la alcances de su piadosísima bondad; y si no, concédeme lo que conozcas ser mas conforme con la
Divina Voluntad. Amén.

(Pidase la gracia que se desea obtener)



Oración del día


Dolorosísima María, que no obstante el peso de su rigor, seguiste con espíritu magnánimo e invencible las huellas de la pasión de tu Hijo, llorando con inconsolable llanto la bofetada que sufrió humilde en casa de Anás, las irrisiones y escarnios en la de Caifás y el encierro inhumano en el calabozo durante toda aquella noche; te pido, Señora y Madre mía, por el imponderable dolor que ocasionó en tu corazón el cuchillo tres veces sangriento de tus dolores y penas, infundas en el mío un verdadero amor y caridad para con todos mis prójimos y una invencible paciencia en todos los trabajos de esta vida para lograr tu perpetua vista y compañía eterna. Y también te suplico la gracia que pido en esta Novena si es para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.


ORACION FINAL

Te rogamos, Señor Dios, nos concedas a tus servidores gozar de perpetua salud de alma y cuerpo; y por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María, nos veamos libres de la tristeza presente y podamos disfrutar de la alegría eterna. Amén.




ALABANZAS A LA VIRGEN DE AFRICA


ALABADA SEA MARÍA SANTÍSIMA DE ÁFRICA

REVERENCIADA SEA MARÍA SANTÍSIMA DE ÁFRICA

GLORIFICADA SEA MARÍA SANTÍSIMA DE ÁFRICA

BENDITA SEA MARÍA SANTÍSIMA DE ÁFRICA

AMADA SEA MARÍA SANTÍSIMA DE ÁFRICA

BENDITA SEA Y ALABADA LA SANTÍSIMA TRINIDAD 
PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO 

EL SANTİSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR 
Y LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE 
MARÍA SANTÍSIMA, SEÑORA NUESTRA, 
CONCEBIDA SIN MANCHA DE PECADO ORIGINAL 
EN EL PRIMER INSTANTE DE SU SER NATURAL. 

AMEN.





HIMNO A NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA


C O R O

Patrona suya Ceuta te aclama,
Madre te llama nuestro clamor...
Patrona y Madre, nombres benditos
que están escritos en nuestro amor.


I ESTROFA

Pues en el alma de tu pueblo vives,
Ceuta te aclama por Patrona y Madre
y en el ardor de su valiente grito mil dones,
a una voz, quiere ofrendarte.
Nubes y fuego de esta tierra ardiente,
firmeza y soplo de española sangre,
ardor de sol que las arenas quema
y luz de luna que las flores lame.


II ESTROFA

Mira a tus hijos y hasta el Trono Empíreo
ve como suben y en tropel se baten,
besos del viento que la tierra orea,
cenizas santas que en el suelo yacen,
lamentos tristes de galerna impía,
espuma en flor que se volvió a los mares,
dolor de pechos que contigo lloran
y ardor de voces que te llaman Madre.