martes, 27 de abril de 2021

Evangelio diario: 27-04-2021

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».





Comentario

Las palabras de Jesús en este texto del Evangelio de San Juan han dividido de nuevo a los judíos. Pero todos coinciden en que su persona, se acepte o se rechace, llama poderosamente la atención.

Ahora quieren que se defina claramente ¿eres tú el Cristo? Jesús explica las relaciones que hay entre Él y sus ovejas. Las llama por su nombre, las conoce una a una y a su vez es conocido por ellas; las saca a los pastos. Todo esto indica una intimidad, una participación de vida, una pertenencia mutua y profunda. El Pastor ama a sus ovejas y está dispuesto a dar la vida por ellas para que así tengan vida abundante.

También Jesús les responde echándoles en cara su pecado. Se resisten a creer en Él y a aceptar la luz. Mis obras acreditan que soy el Cristo que vengo del Padre. Más aún: os digo claramente: “Yo y el Padre somos uno”.

Está claro: se hace igual a Dios. Solo caben dos reacciones: creer en Él o matarle por blasfemo, y quieren hacer esto último. Los corazones se cierran. Pecan contra la luz.

Hoy sucede lo mismo a muchos hombres y mujeres. Son las personas del penúltimo escalón y que no se atreven a subir el último peldaño. Les falta dar el paso que compromete, pero que lo ilumina todo: creo que tú eres el Hijo de Dios.