miércoles, 21 de abril de 2021

Evangelio diario: 21-04-2021

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 35-40

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. 
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. 
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».




Comentario

Comienza el discurso “del pan de vida”. Va precedido de la búsqueda de Jesús por parte de aquella gente que ha vivido la multiplicación de los panes y los peces. Esa búsqueda es interesada y el mismo Jesús les reprocha que lo busquen solo porque les ha calmado el hambre. Por eso les propone que se “esfuercen no por el alimento que perece, sino por el que da la vida eterna”. La gente parece que entendió sus palabras y por eso le preguntan qué deben hacer para actuar como Dios quiere. Él les responde que crean en aquél que Dios ha enviado. Ante la petición de señales, Él responde con el discurso del “pan de vida”.

En él queda clara la voluntad salvadora de Dios a través de Jesucristo. Él no rechazará a nadie “ya que la voluntad del Padre es que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna”. La salvación de Dios no tiene privilegiados, está abierta a todos, ya que “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad.

Este “pan de vida” ha tenido dos interpretaciones a lo largo de la historia. Para algunos, apoyándose en los libros sapienciales del Antiguo Testamento, “el pan” sería la misma doctrina de Jesús. Equivaldría a la revelación de Dios que nos descubren las palabras de Jesús. Por tanto, tendría un sentido alegórico. Para otros, en cambio, el pan haría referencia a la carne de Cristo, pan eucarístico sacramental.

¿Qué nos dice a nosotros este discurso, creyentes en Jesús, que caminamos en medio de esta pandemia que nos tiene atenazados y atemorizados? Nos invita a confiar en Jesucristo, conscientes de que esas palabras son vida y transmiten vida. Por eso, son una invitación a escucharlas y a compartir su cuerpo en la Eucaristía. Él nos garantiza que el que acude a Él “no volverá a tener hambre; el que cree en Él nunca tendrá sed”. Es vivir sabiendo que los deseos más profundos de nuestro corazón se saciarán y la felicidad irá haciéndose real en nuestra vida.

Son palabras que transmiten confianza y seguridad. Escuchar, ahondar en su mensaje, empaparse de sus palabras, es garantía de ir por el buen camino. Su palabra, que ha de dirigir nuestra vida, y la participación en la Eucaristía son garantía de que seguimos caminando con Él. Todo ello nos convierte en testigos que pueden señalar a otros por dónde caminar con más seguridad, sabiendo que Él está en medio de nosotros alentando nuestros días.

Que este tiempo pascual sea para todos, tiempo de la alegría, esa que nace de saber que Cristo ha resucitado y camina con nosotros.